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Las Cruces de Mayo han vuelto a levantar ampollas entre algunos residentes del centro de Cartagena, que consideran que, en los últimos años, esta ... fiesta se han convertido en un «macrobotellón», que nada tiene que ver con la que celebraban las cofradías hace medio siglo.
Entre ellos está la asociación Sin Ruido Cartagena, cuyos representantes reclaman a la Administración local «que cumpla la ley y que proteja a los vecinos del centro». Tal y como asegura el colectivo, «desde el puerto hasta la calle Menéndez Pelayo es zona de especial protección acústica y, en la zona del centro, hay que añadir la protección por conjunto histórico. Eso implica que no se pueden superar los 60 decibelios hasta las 11 de la noche ni los 50 a partir de esa hora. Dentro de mi casa se superaba este límite y las ventanas no paraban de vibrar. A esto no hay derecho». En las últimas semanas, la acumulación de eventos en el casco histórico en los que se superan los límites de ruido está pasando factura entre muchos vecinos, que vuelven a poner sobre la mesa la petición al Consistorio de que habilite un espacio alejado del núcleo de población para llevar a cabo celebraciones de esta magnitud.
Según estos vecinos, a las actuaciones contratadas por el Ayuntamiento había que añadir las de los establecimientos de hostelería. «Hace unos años si había una actuación o un concierto se apagaban los altavoces de los bares, pero este año tampoco se ha hecho», afirmaron. Las conciliación con el negocio de la hostelería también es un tema controvertido, ya que «el Ayuntamiento quiere que nos sentemos con los hosteleros a negociar las condiciones, pero nosotros no tenemos que sentarnos con nadie, lo que queremos es simplemente que se cumpla con la ley vigente y se proteja a los vecinos».
Precisamente sobre la conciliación entre el descanso de los vecinos habló la concejala de Festejos, Francisca Martínez, quien destacaba en su valoración el «equilibrio que se había logrado entre el ambiente festivo y el descanso de los vecinos».
En opinión de la edil, «desde el inicio, nuestro objetivo ha sido ofrecer una programación rica y variada, con numerosas actividades para todas las edades, pero siempre teniendo presente la importancia de garantizas la convivencia y el bienestar de todos. Este año hemos puesto especial énfasis en la planificación y la coordinación para minimizar cualquier posible impacto en la vida cotidiana de los vecinos y los resultados nos indican que hemos avanzado en la dirección correcta. Seguiremos trabajando en esta línea, escuchando sugerencias y aprendiendo de cada experiencia para que nuestras fiestas sean siempre motivo de orgullo y disfrute para todos».
Algo que contrasta con la percepción de los integrantes de la asociación Sin Ruido. «Nosotros comenzamos nuestra andadura en las Cruces de Mayo de 2016 y la situación ahora no sólo no ha ido a mejor sino que está peor que antes», dijeron. Por el contrario, el presidente de la Asociación de Vecinos del Casco, Luis Ibáñez, indicó que en la zona donde el colectivo instaló la cruz, todo se desarrolló con absoluta normalidad y la música se cortó a la hora establecida.
El Partido Socialista criticó ayer que el Ayuntamiento de Cartagena ha invertido «más de 140.000 euros» en la celebración de las Cruces de Mayo y las Fallas en el centro histórico, mientras niega apoyo a los barrios y diputaciones que lo han solicitado para estas mismas celebraciones. El concejal socialista Pencho Soto considera que «la discriminación de los cartageneros en función de su lugar de residencia es más que evidente». El edil denunció que hay barrios a los que se les ha negado la instalación de escenarios para la celebración de este mismo evento. «A PP y Vox no les duele gastar más de 10.000 euros en pañuelos promocionales que realmente no sirven para nada, pero niegan a los vecinos hasta un simple escenario. Con lo que han costado los pañuelos podían haber puesto muchos».
El Ayuntamiento, ante las quejas vecinales en anteriores ediciones, implantó dos principales medidas en aras de mejorar la convivencia de la fiesta con el descanso. Situó la hora de cierre de las barras a las 23.00 horas y estableció una parada de la fiesta y la música después de la comida, justo a la hora de la siesta. Desde Hostecar lamentan esta última de las indicaciones que han debido seguir este año con rigor los hosteleros.
El vicepresidente de la patronal hostelera, José Luis Gestoso, valora que las cruces han sido «muy positivas» para el sector. «Las calles han estado llenas, la gente se lo ha pasado bien y todo se ha desarrollado sin altercados», se felicita.
Sin embargo, muestra su disconformidad para el parón vespertino. «Nos gustaría que hubiese un poco más de flexibilidad. A la gente le gusta mucho ese ambiente de tardeo. Entendemos las molestias de los vecinos, pero son solo tres días en los que creemos que toda la ciudad debemos volcarnos e implicarnos», analiza Gestoso.
El vicepresidente de Hostecar muestra por otra parte su satisfacción con el número de barras. «Hemos conseguido autorizar el máximo posible». Asimismo, destaca que, durante todo el fin de semana, «los restaurantes han estado completos prácticamente, tanto de visitantes como de locales. Estamos muy contentos».
Aunque no se atreve a cifrar que supone las cruces para la caja de los bares al año, Gestoso celebra que la celebración «se ha consagrado y consolidado como una fecha muy importante para nuestro sector».
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