Abre en Cartagena el disuasorio de La Rambla con la obra a medio terminar
El parking sigue sin contar con suministro eléctrico y el Consistorio no sabe cuándo retomará los trabajos
El nuevo parking disuasorio de La Rambla ya está abierto. El Ayuntamiento ha habilitado provisionalmente este recurso precisamente para generar más plazas de aparcamiento ... de cara a las fiestas de Carthagineses y Romanos. Al contrario que el otro parking ubicado en Severo Ochoa –junto al Mandarache–, que ya está finalizado y en funcionamiento, esta obra ha estado empantanada durante largo tiempo. En concreto, desde el verano del año pasado, cuando quedó paralizada. A partir de entonces, los trabajos han sido mínimos y muy puntuales.
Según explicaban desde el Consistorio a este periódico en mayo, el motivo de los atrasos radicaba en la necesidad de que Iberdrola instalara un transformador eléctrico capaz de dar suministro suficiente a los cargadores que se iban a instalar para vehículos eléctricos. Algo que requiere del visado y visto bueno previo por parte del Gobierno central.
Este periódico pudo constatar ayer 'in situ' que estos cargadores no están instalados todavía, si bien el espacio ya está perfectamente asfaltado, con sus marcas viales y con marquesinas en la mayor parte del recinto. Un espacio que, fuera del horario de funcionamiento de la feria, están usando clientes del centro comercial regentado por una empresa de Tomás Olivo.
Fuentes municipales explicaron este miércoles a este periódico que el Ayuntamiento ha procedido a hacer «una recepción parcial de la obra». Señalan que «queda pendiente la parte afectada por la instalación del transformador, por eso todavía no están ni las placas solares, ni los cargadores eléctricos».
En este sentido, portavoces municipales ratifican que el montaje de los cargadores se realizará una vez que esté instalado y en funcionamiento el transformador. Una reanudación de los trabajos para los que, afirmaron, «no hay fecha».
LA VERDAD preguntó si el retraso había implicado una modificación del contrato, que realiza la empresa unionense González Soto con financiacón de fondos europeos. Las mismas fuentes contestaron que los cambios en la obra no han tenido ningún sobrecoste.
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