Los atropellos de fauna en el espacio protegido de Calblanque vuelven a crecer más de un 30%
Los datos revelan que las medidas de protección del Parque no resultan lo suficientemente eficientes
Un año más los voluntarios de la Asociación de Vecinos Cobaticas-La Jordana han concluido su 'Informe sobre los atropellos de fauna en el sector este del Parque Regional de Calblanque, Peña del Águila y Monte de las Cenizas de 2023'.
Según la información recabada por los participantes en el estudio, este año han muerto víctimas del tráfico rodado en Calblanque 73 animales, entre los que se cuentan reptiles, anfibios, mamíferos y aves. En total, son 17 animales arrollados más que el año pasado los que los vecinos han contabilizado en sus transectos por los viales de acceso a Calblanque víctimas de los vehículos que los recorren; un 30,3% más que en 2022 (56) y casi cuatro veces más que en 2021 (un 280% más), cuando hallaron 20 animales atropellados. Estos datos vienen a constatar el incremento constante de la afección a la fauna de los vehículos a motor en los viales de Calblanque y también, inciden los vecinos, de las bicicletas que, en sus descensos, no respetan los límites de velocidad. Además, señalan, coinciden con «la gran presión antrópica a la que están sometidos los viales del parque y el incremento exponencial del tráfico para acceder a sus playas», apuntan los autores.
Precisamente en este punto insiste Miguel Ángel Esteve, del departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia (UMU), que detalla que «se correlaciona el número de vehículos con la actividad de la fauna; ambas tienen su pico fuerte, como los atropellos, entre mayo y septiembre». Y concluye que «las medidas adoptadas, pese a la buena voluntad del equipo conservador del Parque, no funcionan».
Los datos recogidos en los doce meses de 2023 y analizados desvelan que el 88% de las especies aplastadas son reptiles –«lo más preocupante, porque tienen más funcionalidad en el ecosistema, al ser medianos depredadores», puntualiza Esteve–, el 7% mamíferos, el 4% anfibios y el 1% aves. De hecho, la especie más afectada por los atropellos es el camaleón, del que se han encontrado 30 ejemplares muertos, seguidos de lagartijas colilargas (13), culebras bastardas (5), lagartos béticos (4), sapos corredores (3) y culebras de cogulla (2) y de herradura (2).
El camaleón, como explica el informe, «es la especie más vulnerable al tráfico rodado y a los excesos de velocidad, por su lenta movilidad y su capacidad para camuflarse en el terreno». Y Esteve añade que es «un gran indicador, ya que su lentitud le impide evitar estos encuentros».
Desde la dirección del Parque Regional indican que también es un síntoma de que esta especie «exótica en el parque» está en expansión. Por eso, «estamos analizando qué impacto tienen en el ecosistema estos nuevos procesos ecológicos». Aunque, indica Andrés Muñoz, «en principio, es una especie bienvenida».
Entre la fauna víctima de la circulación de vehículos por el parque también se cuentan lagartijas colirrojas (2), culebras de escalera y lisa meridional, lagartijas de Edwards, salamanquesas comunes (2), curruca cabecinegra, conejos comunes (2), ratones de campo (2) y ratas de campo.
Una tasa muy elevada
Según señala este informe, los 73 atropellos registrados suponen 6,083 por mes, de los que un 75,3% se produjeron en viales con el piso cementado. Y el departamento de Ecología e Hidrología de la UMU aconseja «evitar el cambio de firme de los viales dentro del parque», ya que en las pistas, sin cementar ni asfaltar, «la tasa de atropellos es menor».
Los autores recuerdan que, según recomendó el departamento de Ecología e Hidrología de la UMU, que trabaja por encargo de la dirección del Parque Regional a Ambiental SL en un estudio sobre el espacio natural protegido, el objetivo de la buena gestión de Calblanque debería ser «no superar los 2 ejemplares atropellados por kilómetro y año, lo máximo e inevitable, como se demostró en el periodo de pandemia. Es llamativa, en un espacio protegido, esta tasa de atropellos tan elevada de 10 por kilómetro lineal del viario; tan solo la mitad de los que se producen en una carretera asfaltada convencional y con densidades de tráfico muy elevadas».
Este informe se ha trasladado a los responsables del Parque y al profesor de Ecología de la UMU Miguel Ángel Esteve, que pronto presentarán las conclusiones del estudio para establecer un modelo de medidas efectivas y eficientes, y elaborar «una hoja de ruta, de aquí a 5 años, que vaya reduciendo los atropellos y lograr el objetivo de 1 o 2 por km y año».
Hoja de ruta en proceso
A este respecto, la dirección del Parque Regional está a la espera de estas conclusiones para seguir las directrices de actuación que recomiende. Y confirman que el incremento continuado de atropellos, «pese a las medidas ya adoptadas, no es asumible en un espacio natural protegido». De hecho, Muñoz recuerda que ya hay un número importante de reductores y de señalización advirtiendo de los límites de velocidad. «Hasta recibimos quejas por quienes las consideran excesivas, pero vamos a tener que seguir avanzando en la limitación de accesos, en aras de la reducción del tráfico. Eso sí, con el estudio, las medidas adoptadas responderán a un análisis ecológico más fino y atendiendo a muchas más variables para que sean más eficaces y estén totalmente fundamentadas».
Esto permitirá conocer con exactitud «dónde está el problema: si no se cumplen los límites de velocidad, si los reductores no son efectivos o si se está produciendo un incremento del tráfico rodado pese a las medidas de limitación establecidas», desgrana Esteve, que considera, como los vecinos de Cobaticas-La Jordana, que «hay que establecer sistemas de control del número de vehículos en el espacio natural y de la velocidad que alcanzan». Estos datos, consideran, son imprescindibles para un análisis acertado de las causas del incremento sostenido del número de atropellos desde que se realizan estos informes anuales (2018, aunque empleando el mismo método desde 2021).
Igualmente, insiste Esteve, «la Administración regional debería garantizar un seguimiento sistemático de estos atropellos, con recorridos periódicos, dotándolo de presupuesto y medios materiales y humanos que garanticen su continuidad y que permita incrementar la vigilancia, también las medidas correctoras, en los periodos de mayor afluencia de visitantes y actividad de la fauna, como el verano», contando con los vecinos voluntarios, pero sin que suponga para ellos una carga de trabajo obligatoria.
El cierre nocturno beneficia a la culebra de cogulla
Como dato positivo, tanto la Asociación de Vecinos de Cobaticas-La Jordana como Esteve, señalan la disminución de los arrollamientos de culebras de cogulla en Calblanque (en 2021 se registraron 5). Los autores del informe de atropellos relacionan esta disminución con «el cierre del acceso nocturno a las playas». Y Esteve puntualiza que es la especie de reptil «más rara» de las registradas en este estudio y que, aunque «no se conoce mucho sobre su etología, está más activa por las noches». Desde el Parque celebran este dato y creen que «sería genial que la medida de cierre nocturno tenga un efecto positivo» sobre la biodiversidad, apunta su director, Andrés Muñoz.