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Concentración de agricultores, este lunes, frente al Ministerio de Agricultura.

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Concentración de agricultores, este lunes, frente al Ministerio de Agricultura. Vicente Vicéns / AGM

Los agricultores agitan Madrid en busca de soluciones para el campo

El sector primario español, apoyado por mil productores murcianos, colapsa la principal arteria de la capital con 20.000 personas y cien tractores con la idea de presionar a Europa para flexibilizar las políticas agrarias

Lunes, 26 de febrero 2024

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El paseo de la Castellana huele a vino que riega el asfalto, a combustible quemado de los tractores y a cabreo, mucho cabreo. Un tiempo errático de nubes y sol acompaña al medio rural, que por un día se ha desparramado por la arteria principal del centro de Madrid. Hay tambores que suenan como si se acercara la guerra y hay bocinas que entonan la canción infantil de 'Baby Shark'. Todo es una fiesta y, a la vez, un grito ensordecedor. Emilio, agricultor del Altiplano, presta atención junto a su hijo a los discursos que los líderes nacionales de COAG, Asaja y UPA lanzan frente a 20.000 personas, según cifras de las mismas organizaciones, que han tomado la capital este lunes. «Heredé de mi padre los cultivos que tengo y tenemos que hacer lo que sea para que pueda dejarle un futuro a mi hijo», explica, mientras sostiene una pancarta donde reivindica agua y mejores seguros agrarios para Yecla y Jumilla.

El campo murciano, con mil agricultores llegados en autobuses y coches particulares, han puesto su grano de arena a la protesta que las principales organizaciones agrarias de España han llevado a cabo como colofón a un mes de movilizaciones en todo el país. «Queremos trasladar al ministro de Agricultura, Luis Planas, y a sus colegas en la Unión Europea, que deben hacer caso a todas las reivindicaciones que hemos expuesto en más de 40 manifestaciones» durante las últimas semanas, detalla José Miguel Marín, presidente de COAG Murcia, a quien no se le quita la sonrisa de la boca con la respuesta del campo a esta convocatoria crucial para los representantes agrarios. Los titulares de Agricultura de los Estados miembro se reunieron por la mañana, a la misma hora de la protesta, para avanzar en los compromisos que han puesto encima de la mesa al sector agrario, pero esta vez apresurados por el clima de tensión en la actividad primaria y la cercanía de las elecciones europeas.

Vicente Vicéns / AGM

«Se debe priorizar la soberanía alimentaria de la UE, queremos que no se deje caer al sector, que no se impongan medidas ambientalistas que nos van a arruinar y que mejoren el control en las fronteras por las importaciones de terceros países». Junto a Marín, recorre la ruta de la protesta entre la sede del Ministerio de Planas y la Oficina de la Comisión Europea en Madrid el secretario general de COAG a nivel nacional, el lorquino Miguel Padilla: «Espero que se acepten las reivindicaciones lógicas que hemos hecho, que no es otra cosa que ir adaptando las normativas a la realidad del campo, porque hasta ahora se ha legislado a espaldas del sector. Debe haber una parte importante de nuestras exigencias que no deben quedarse en un cajón». Padilla no quiere ni oír hablar de un bloqueo a las cláusulas espejo, pese a que no cuenta con el apoyo de la mayoría de ministros europeos pero sí con la del Parlamento en Bruselas.

El agua no se olvida

Madrid es un buen escaparate para presionar a los gobiernos. A los que han madrugado para llegar desde la Región hasta la capital no se les olvida el agua para una comunidad que lidia con la escasez de este recurso. Pascual, productor de oliva y vid en el Altiplano, se acuerda de la sequía en sus tierras, una sequía «muy larga» que hace temer la muerte de los cultivos: «No queremos riegos intensivos, queremos que no se nos mueran las plantaciones». A esto le pone nombre Antonio Carrión, secretario general de UPA en esta comarca, quien pide riegos de socorro y regadíos sociales porque el Altiplano «no tiene trasvases ni para consumo humano». 250 personas han llegado desde el norte de la Comunidad a apoyar las protestas por Madrid, los murcianos más numerosos. Por su parte, el líder de COAG, quien debe mantener en la cabeza todas las particularidades del sector agrario español, no se olvida tampoco de la necesidad de impulsar una planificación hidrológica que garantice la supervivencia de la agricultura en el sureste español.

«Están cansados», explica con pesar Manuel Martínez, propietario hasta hace nada de Bodegas Serrano en el Campo de Cartagena. Donde durante años hubo viñedos con los que fabricaba sus demandados caldos de Viña Galtea, hoy sólo está la sombra de esos árboles arrancados y la idea de plantar melones. «Corre la sensación de que no hay futuro», admite mientras ve de fondo la columna humana que cruza la plaza de Neptuno y alcanza Cibeles. En ese recorrido ha estado, con su silla de ruedas, Pedro Lecina, quien fuera durante décadas presidente de COAG Murcia y del Consejo Regulador de la DOP Vinos de Jumilla. No quería perderse la cita por nada del mundo, explica, mientras le acompaña en el itinerario Santiago Martínez, dirigente de la Federación de Cooperativas Agrarias de Murcia (Fecoam).

El ritmo de la PAC

El viento que peina Madrid este lunes le da un aire solemne a la manifestación. Las banderas casi no dejan ver de lejos a los manifestantes. La aplicación de las cláusulas espejo a productos de terceros países, la reducción de los trámites burocráticos y una flexibilización de las normas ambientales comunitarias están en la boca de todos los que hoy han llegado a la capital para hacer presión. Pero en la primera fila de una de las pancartas murcianas está Carmen Bueno, agricultora ecuatoriana con 24 años de experiencia en el campo de Yecla, quien pide mejores salarios para los jornaleros. «En el campo he trabajado haciendo toda clase de tareas. Las grandes empresas no pagan lo suficiente, pero los jefes no pueden pagar más si los costes de producción se disparan. Todos comprendemos las reivindicaciones y problemas de cada uno. El Gobierno debe darnos una solución».

A pocos metros del numeroso grupo de agricultores del Altiplano está Marcos Alarcón, secretario de Organización de UPA y líder de la organización en Murcia. Coordina con la Policía la llegada de los tractores, que se han retrasado desde el inicio de la tractorada en Arganda y deberían ir encabezando la manifestación. Al final, como un rebaño de ovejas, los voluminosos vehículos acompañan a los agricultores por los carriles del paseo del Prado hasta la Castellana. Alarcón, al ser preguntado qué hacen los agricultores este lunes en Madrid, se acuerda de la nueva PAC: «Fue diseñada antes de la guerra de Ucrania, la inflación de los alimentos y el incremento de los costes. Busca unos objetivos que no están acompasados a la capacidad de producir del campo. No nos negamos a que la actividad sea más sostenible, pero hay que marcar un ritmo que permita adaptarnos a todos».

Los madrileños, a pie, miran asombrados qué se ha colado en la capital. Escuchan los gritos, los lemas, los problemas del campo, y aplauden... En general, las protestas de este mes de febrero ha contado con el apoyo de la sociedad, y en esta se ha centrado el carácter reivindicativo de las movilizaciones. «Sin campo no hay comida» corean los manifestantes desde Colón hasta la sede de la Comisión Europea. «La verdad es que tenemos pocas esperanzas de que algo cambie. Hay países que bloquean medidas que benefician al sector agrario; aunque ya ha habido algún gesto de Europa para flexibilizar la PAC y esperemos que se cumpla», subraya Alfonso Gálvez, secretario general de Asaja Murcia. El representante agrario tiene en mente los comicios europeos, porque el campo «no puede esperar a que haya otro Parlamento, se renueven las comisiones y se ponga todo en marcha de nuevo». Se acuerda de la Región por dos motivos: «Exigimos al Ministerio que se revise la aplicación de la PAC en Murcia para hacerla más asequible para los agricultores, sobre todo de secano; y, también, en el caso del seguro agrario, Agricultura tiene que hacer un cambio radical para que verdaderamente se garantice la renta de los productores ante la inclemencias meteorológicas».

El campo se replegó de Madrid en torno a las tres de la tarde. Muchos se marchan dando media vuelta hasta Atocha, y entre ellos hay un jumillano que narra a otros compañeros manchegos cómo es su día a día. Otros comen sobre los tractores o en los paseos laterales de la gran avenida. La mayoría sospechan que tendrán que volver a la capital con los tractores.

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