Francesc de Carreras: «Quien se afilia hoy a un partido es porque quiere acceder a un cargo»

–¿Cuáles son los principales problemas de los partidos políticos en España y cómo afectan a la calidad de la democracia?

–Si respondiera todo lo que pienso, me extendería demasiado, así que intentaré resumir. Los partidos políticos se han convertido en el núcleo central de la democracia en España, en la conexión entre los ciudadanos y los poderes públicos. Pero actualmente, al menos en España, no están llevando a cabo esa función principal, a mi modo de ver. Por el contrario, los partidos políticos se han convertido en unos núcleos cerrados, que se perciben por parte de la ciudadanía como entes más centrados en los intereses propios que en los intereses generales del país. Esto tiene muchas vertientes. Intentaré en la conferencia del próximo jueves esbozar algunas y realizar alguna propuesta de reforma.

–Pues precisamente el partido que usted contribuyó a fundar, Ciudadanos, vive actualmente un proceso de refundación en el que se podrían aplicar esas propuestas de reforma que anuncia. ¿Qué se puede hacer para que el partido vuelva a ser útil?

–Precisamente el haber participado en la fundación de Ciudadanos, en la que estuvimos trabajando todo un año previamente, me ha dado cierta experiencia sobre lo que se puede reformar y lo que no. Por tanto, me ha dado un interés por el tema. Y el final que está viviendo el partido, para el que la Región de Murcia jugó un papel clave, también me indica que muchas cosas se hicieron mal, a lo mejor pensando que se hacían bien. Yo pienso que hay un espacio político en España, especialmente en Cataluña, que ningún partido cubre. Muchos votantes hacen aquello de 'votar con la nariz tapada', votar lo menos malo. Esto se hace, todos lo hemos hecho, al menos yo, pero no es lo ideal. Entre votar con la nariz tapada y lo de quiero tener un elenco de partidos en el que todo el mundo pueda escoger, que es un ideal imposible de realizar, hay aspectos intermedios. Y ahí es donde tenemos que mirar.

–¿Cree entonces que la moción de censura fallida en la Región de Murcia fue el factor que acabó con Ciudadanos?

–El declive venía de antes. Desde que Ciudadanos abandonó la centralidad, su condición de fuerza capaz de llegar a acuerdos con la derecha y con la izquierda, y dejó pasar la oportunidad de impedir que los extremos llegaran al Gobierno. Cs dejó el centro para escorarse a la derecha y fue en ese momento cuando yo decidí dejar el partido. Albert Rivera pensó que podía superar al PP y convertirse en la fuerza de referencia en el centro derecha. Ese fue el gran error y los votantes lo percibieron muy pronto, pues entre las elecciones de abril de 2019 y las de noviembre se perdieron millones de votos. Pero la moción de censura en Murcia fue el ejemplo de que un partido no solo debe hacer cálculos políticos en función de los intereses particulares que pueda tener en un momento determinado, sino que debe contar con unos principios y ser consecuente con ellos. Un partido debe tener una virtud humana, que es la lealtad, la palabra dada. Tú no puedes romper con tus socios de coalición de la noche a la mañana, por la espalda. Este fue el punto crucial del declive de Ciudadanos, aunque venía de antes.

–Precisamente los diputados que se opusieron a la moción de censura fueron expulsados inmediatamente de Cs. ¿Se han convertido los partidos en estructuras donde la discrepancia se corta de raíz?

–Absolutamente. Los partidos se han convertido en unos entes monolíticos que no permiten la más mínima discrepancia. Pero es que España tiene una larga tradición de castigar electoralmente las divisiones internas. UCD se dividió y lo pagó en las urnas. El PCE, también. Esta mentalidad del votante se puede cambiar si nos acostumbramos y vemos como normal que dentro de un mismo partido haya formas diferentes de pensar, distintas corrientes.

–Es decir, con más democracia interna.

–Efectivamente. Además, es que la democracia interna de los partidos es un mandato constitucional que no se cumple. Ningún partido utiliza en el interno la democracia participativa. En los partidos en España hay un líder y una masa de afiliados, cuando lo ideal sería que hubiera un líder y unos órganos intermedios en los que se debatan las políticas, después de requerir las opiniones de los militantes. El debate en España no se hace dentro de los partidos, sino en los medios de comunicación, lo que contribuye a politizar los medios de comunicación. Esto acaba aburriendo a los ciudadanos. Fíjese que los partidos tienen cada vez menos militantes. Quien se afilia hoy en día a un partido es porque quiere un cargo público o quiere mantener el que tiene.

–¿Es lo que ha pasado en el PP con la reforma del CGPJ, con los referentes mediáticos de la derecha presionando a Feijóo?

–En la reforma del CGPJ están fallando tanto PP como PSOE. La negociación se tendría que haber llevado a cabo en el marco de las Cortes Generales. He echado de menos un papel más activo de la presidenta del Congreso o del presidente del Senado. Pero no, ha sido una negociación directa entre los líderes. Lo cual constituye otra muestra de que la democracia en los partidos está muy lejos de ser una realidad. Además, si Feijóo ha recibido presiones de una parte de su partido para romper la negociación lo sabemos por los medios de comunicación, porque nadie del PP se pronunció previamente.

–¿Cree que Vox puede acabar como Cs, en el sentido de que subió rápido y bajó rápido?

–No sé lo que pasará, pero la experiencia de lo que ocurrió con Cs está ahí. Estoy muy alejado de ellos, pero Vox, un partido nacionalista español, tiene un espacio muy claro, que se lo dan los partidos de la izquierda con sus exageraciones en algunos asuntos.