Una adolescente de San Javier padece secuelas raras de Covid con espasmos incontrolables
«Nos sentimos abandonados y nuestra vida se ha convertido en un calvario», afirman los padres de Verena
El virus le ha robado la paz a Verena. Desde que el coronavirus se le coló el pasado octubre en un brote registrado en ... el colegio, no ha parado de toser de forma espasmódica e incontrolable. Su cuerpo retumba cada dos o tres segundos durante las 24 horas del día, salvo las pocas horas que logra conciliar el sueño. Esa convulsión continua ya le ha provocado pérdida de oído y de vista, además de dolores de cabeza y una creciente ansiedad, alimentada durante los seis meses que lleva por la falta de expectativas, ya que no ha sido sometida a pruebas diagnósticas y, por lo tanto, tampoco a un tratamiento efectivo.
Y no será porque la familia de Verena, que reside en San Javier, no ha acudido a todos los especialistas a su alcance y a los que estaban más allá, tanto en Madrid como en otras regiones. «Todas las pruebas que le han hecho han sido a través de favores de amigos», afirman los padres. Los médicos que han visto a la adolescente afectada coinciden en que «es un caso entre un millón», cuentan los progenitores. «Un especialista en vías respiratorias nos dijo que en toda su carrera no había visto nada parecido», aseguran. Sin embargo, les duele que «todos la ven y luego nos mandan a casa sin proponer pruebas o nuevas exploraciones».
La joven perdió peso, apenas dormía, con lo que tosía por más tiempo. Desde que contrajo la enfermedad ha probado toda la batería de medicaciones que le han ido recetando un poco a ciegas, ya que «ni tiene diagnóstico ni, por tanto, puede tener tratamiento», señalan los padres. A las secuelas físicas se añade la pérdida de olfato y de gusto, la inflamación de las articulaciones y las complicaciones musculares y respiratorias. «Ha tenido ya dos paradas respiratorias», explica la madre de Verena.
«Todos los médicos nos mandan a casa sin proponer pruebas ni exploraciones», lamenta esta familia de San Javier
El impacto emocional que ha tenido en la vida de la joven no es menor. Ya no asiste a clase desde el pasado octubre, ni a ningún otro lugar público. Acude a clases particulares de refuerzo a una hora en que no queda nadie en la academia. Una monitora deportiva del polideportivo municipal ha aceptado darle clase de danza de forma individual para proporcionarle al menos unos momentos de distensión, a pesar de esa tos que no la abandona. «La gente cuchichea y se aparta, aunque ella no contagia nada. Y se pega unas llantinas...», se lamenta la madre de Verena.
La adolescente es la que mejor lo lleva de la familia. «Me voy habituando. Trato de verlo con una sonrisa, porque si no, me hundo», cuenta Verena. Después de tantos meses, lo que peor lleva, a sus 16 años, es «no poder salir con las amigas, ni ir al cine, ni salir a comer con mis padres y mis hermanos, ni siquiera el día de la comunión de uno de ellos».
La familia contrató los servicios de un psicólogo para ayudarla a sobrellevar el día a día de su 'rareza', tanto la erosión que va causando en su salud como el aislamiento social al que la ha confinado. «Van pasando los días y nadie nos llama para darnos algo de esperanza, y cada día para Verena es un calvario», explica el padre. Todas las opciones que hasta ahora han barajado para dar con una solución al caso de la joven «son descartadas por los médicos, que incluso dijeron que era muy joven para hacerle un estudio inmunológico», se quejan los padres. Durante los últimos seis meses se han sentido en una especie de 'tierra de nadie', como si no tuvieran derecho a una atención médica especializada. «Dormimos con el móvil en la almohada, por si nos llaman de algún hospital para que llevemos a Verena. Solo queremos que le hagan las pruebas necesarias, porque no nos imaginamos cómo podrá seguir viviendo en estas condiciones», piden los padres. «El desgaste emocional de toda la familia es muy fuerte», afirman.
Derivada al fin a La Arrixaca
El expediente de Verena y su tos persistente se encuentra desde la pasada semana en el hospital Virgen de la Arrixaca, de Murcia, después de que este periódico se pusiera en contacto con el Servicio Murciano de Salud para averiguar el motivo por el que el caso de la joven afectada por las extrañas secuelas de la Covid se eterniza en el olvido.
«Hemos contactado con la Dirección Médica de La Arrixaca y enviado la propuesta de derivación», explica el gerente del Área de Salud VIII Mar Menor, Tomás Fernández. «El objetivo es hacer una evaluación multidisciplinar en La Arrixaca», afirma el responsable, que recibió personalmente a la familia hace tres días para conocer el caso personalmente.
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