La Policía interroga a una decena de grandes escultores por las rotondas

El 'caso Rotondas' va a acabar dando mucho de sí, al menos en el aspecto informativo, si se tiene en cuenta que un puñado de artistas españoles de relevancia internacional aparecen relacionados -directa o indirectamente- con una presunta trama que se habría estado lucrando con la instalación de grandes esculturas en las rotondas del municipio de Murcia.

Fuentes próximas a la investigación, que ha sido desvelada en exclusiva por 'La Verdad', han confirmado que los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Jefatura Superior de Policía de Murcia han citado, a lo largo de los últimos tiempos, a una decena de afamados escultores, con el fin de tomarles declaración sobre las circunstancias en las que fueron contratados para colocar sus obras en las principales vías de acceso a Murcia. La mayor parte de estos artistas ya habrían ofrecido su testimonio en las dependencias policiales, aunque en otros casos la toma de declaración habría tenido que posponerse por encontrarse estas personas residiendo en el extranjero o por estar temporalmente fuera de España.

Las fuentes mencionadas señalaron que entre estos artistas se encuentran Rafael Canogar, Manolo Valdés, Alberto Corazón, Miquel Navarro, Alfonso Albacete, Flippy...

Con estas gestiones, que hasta ahora ha venido coordinando el Fiscal Anticorrupción de la Región, Juan Pablo Lozano, los agentes de la UDEF tratan de establecer si existía un concierto de intereses entre quien fue concejal de Urbanismo en Murcia, Fernando Berberena, y el que era su cuñado, José Fermín Serrano, propietario de la galería de arte La Aurora, con el aparente fin de lucrarse a través de la instalación de esculturas. Así, siempre según las sospechas de los investigadores, Serrano se habría encargado de contactar con los artistas para ofrecerles la posibilidad de poner sus obras en las entradas a Murcia -unos trabajos por los que el municipio pagaba varios cientos de miles de euros-, a cambio de lo cual habría recibido supuestas comisiones o dádivas que se habría repartido con el entonces edil de Urbanismo.

Uno de los datos que apuntan en esa dirección, y que ha justificado la presentación días atrás de una denuncia por un presunto delito de cohecho, es el que surgió durante el registro practicado por la Policía en el domicilio de Berberena con motivo del 'caso Umbra', que permitió localizar una escultura de Rafael Canogar valorada en unos 16.000 euros. José Fermín Serrano confesó ante el juez que se trataba de un regalo del propio artista para el concejal, en agradecimiento a que hubiera instalado una de sus obras en una rotonda.

El Fiscal Anticorrupción también ha ordenado investigar el pago de 60.000 euros realizado a la galería La Aurora por el escultor Alfonso Albacete, quien también tiene instalada una de sus obras en la avenida Juan de Borbón.

Precisamente, la denuncia recoge la existencia de indicios de falsedad documental en esas obras, ya que en apariencia la escultura fue colocada en la rotonda antes de que se iniciara el expediente de contratación municipal.

Este asunto hizo que este lunes, agentes de la UDEF citaran a las dependencias policiales a un grupo de siete funcionarios de Urbanismo que actuaron en el expediente, que fueron informados de que estaban detenidos y seguidamente interrogados sobre las circunstancias en que se tramitó esa obra. Entre ellos está el exdirector de la Gerencia de Urbanismo, Alberto Guerra.

Las fuentes reseñadas confirmaron que los policías también se personaron en el domicilio de un ex alto funcionario, el ingeniero municipal Juan Antonio Blanco, y lo condujeron a la Jefatura para informarle de su detención. Este empleado público, ya jubilado, muy relacionado con el mundo del arte y aficionado a la escultura, tiene instaladas varias de sus obras en rotondas de Murcia.

En este caso se investiga cómo se abonaron esas esculturas y cuál fue el coste para el municipio, ya que en apariencia las esculturas de las rotondas fueron adjudicadas con una especie de 'todo incluido', en el que el coste de la obra de arte iba inmerso en el resto del proyecto.