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Un experimento pionero demuestra que el ejercicio mejora la salud de niños obesos

Un experimento pionero demuestra que el ejercicio mejora la salud de niños obesos

El estudio, en el que han participado 150 escolares de Molina de Segura, es el primero que se lleva a cabo en España con pruebas radiológicas

Víctor Rodríguez

Lunes, 27 de octubre 2014, 07:34

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Que la tasa de sobrepeso y obesidad infantil en España -y particularmente en la Región de Murcia- alcanza cifras preocupantes, superiores al 30%, es una realidad conocida por buena parte de la sociedad; que cada vez más niños abusan de dietas ricas en azúcares y alimentos grasos, y se abonan al sedentarismo, también constituye otro mensaje de alarma que se repite con frecuencia en el discurso de nutricionistas y endocrinos; y tampoco suena a nuevo que la necesidad de atajar esta lacra urge si las autoridades sanitarias quieren evitar lo que muchos expertos denominan ya como una «generación enferma».

Se trata, en todos estos casos, de reiteradas advertencias basadas en datos epidemiológicos sobre la incidencia del sobrepeso y la obesidad extraídos de estudios en los que principalmente ha habido una revisión del índice de masa corporal de los menores examinados. A los chavales se les mide, se les pesa y se les pregunta por sus hábitos alimenticios, pero en la mayoría de los casos no son sometidos a chequeos médicos de mayor calado; como mucho hacen dieta y pasan periódicamenteb controles analíticos de sangre y orina.

Sin embargo, un equipo multidisciplinar de profesionales del mundo sanitario de la Región ha creído necesario dar un paso más en la investigación de la obesidad y ha logrado demostrar, por primera vez con pruebas radiológicas, que la práctica de ejercicio físico intenso, sin incluir régimen alimenticio, mejora ostensiblemente los parámetros de salud en niños con kilos de más. Y lo ha conseguido gracias a un trabajo experimental pionero en España al que ha tenido acceso 'La Verdad'.

El 'Programa Salud 5-10', nombre de esta iniciativa, forma parte de un estudio científico promovido por el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca en colaboración con el Ayuntamiento de Molina de Segura -municipio al que pertenecen los menores que han participado voluntariamente en el ensayo-, Hospital de Molina, Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Murcia (UMU) y Fundación para la Formación e Investigación Sanitarias de la Región de Murcia (FFIS), dependiente de la Consejería de Sanidad y Política Social.

Para llevar a cabo el experimento, que ha durado 8 meses -de octubre de 2013 a mayo de 2014- los autores seleccionaron, previa autorización de los padres, a un total de 150 alumnos de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 5 y los 10 años, escolarizados en 16 centros públicos, concertados y privados de Molina, y todos ellos con problemas de sobrepeso u obesidad.

Antes de comenzar con el plan de acción y también al finalizarlo, al centenar y medio de participantes se les practicaron analíticas sanguíneas y ecografías del hígado y las arterias carótidas -las que se encargan de llevar la sangre al cerebro- con el objetivo de disponer de unos registros fiables para finalmente compararlos y extraer conclusiones. Dichas pruebas radiológicas se hicieron en los propios centros de enseñanza, lo que obligó a desplazar desde el hospital la maquinaria necesaria.

Ocho meses después

Los 150 niños se repartieron en dos grupos: uno de intervención, con 125 componentes, y otro de control integrado por 25. A los primeros se les incluyó en un programa de actividad física extra a desarrollar en tres horas semanales, divididas en dos clases de 90 minutos e impartidas por doce especialistas tutores de la UMU siguiendo las mismas pautas en los cuatro colegios donde se concentraron las sesiones. Mientras, los 25 chicos restantes no pasaron al programa deportivo. De esta manera, los investigadores se propusieron establecer si existen diferencias entre la población escolar que realiza ejercicio añadido al que pudiera ser habitual en el día a día y la que no.

Casi ocho meses más tarde, a principios de mayo, se volvieron a repetir las pruebas diagnósticas y los resultados, no por esperados, dejaron de ser menos impactantes. Si al inicio del experimento el 33,6% de los chavales con obesidad o sobrepeso presentaban daños hepáticos leves (acumulación de grasa en el hígado), tras asistir regularmente a las clases de gimnasia complementarias el porcentaje se redujo en más de 30 puntos, hasta el 3,5%. Y sin tratamientos dietéticos ni de otro tipo adicionales.

Donde también se observó una mejora considerable fue en la información ecográfica de las carótidas. El grosor de las capas media e íntima de estas arterias disminuyó de 0,475 milímetros a 0,372 mm, lo que pone de manifiesto que el riesgo de desarrollar arteriosclerosis descendió. Con la edad, las carótidas se estrechan por la acumulación de colesterol y otras sustancias, de forma que el flujo de sangre se ve cada vez más reducido por culpa de las placas que van apareciendo y que pueden obstruir el torrente sanguíneo provocando ictus o infartos cerebrales.

Endocrinos y expertos en nutrición vienen denunciando que ya hay estudios en los que se observa a niños y adolescentes gordos con carótidas deterioradas propias de personas de edad avanzada. Y advierten, en consecuencia, de que la esperanza de vida de estos menores con obesidad puede verse seriamente mermada y producirse a la postre lo que muchos temen: que los hijos de hoy en día vivan menos años que sus padres.

La consejera de Sanidad y Política Social, Catalina Lorenzo, tiene previsto presentar las conclusiones de la primera fase del 'Programa Salud 5-10' en las próximas semanas, junto al equipo que ha dirigido este trabajo de investigación en el que han intervenido aportando su experiencia más de cincuenta profesionales.

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