Más de 148.000 personas están diagnosticadas de depresión en la Región: «Caí en un pozo sin salida; me sentí muy sola»
Mujer, cuidadora y sin una red de apoyo, Pilar de la Cruz responde a un perfil muy habitual entre los afectados por esta enfermedad, cuya prevalencia se ha disparado un 31,7% en la última década. A sus 58 años, ha recuperado su vida gracias a la ayuda de la asociación Afemce
La vida de Pilar de la Cruz no ha sido fácil. La relata con pausa, con una paz que nunca antes había tenido y ... a la que ha llegado tras empezar a superar una larga depresión que durante mucho tiempo ni siquiera estuvo diagnosticada. Siempre se ocupó de la salud de todos, menos de la suya. «Desde los 4 años vi malos tratos en casa. Mi padre nos maltrataba psicológicamente a todos -cuenta-; mi madre se divorció, pero seguimos sufriendo a mi padre porque vivía muy cerca. A los 27 decidí dejar aquello atrás. Me casé, pero a los tres meses me dije: ¿qué he hecho? Me di cuenta de que mi marido no me prestaba la más mínima atención».
Para entonces estaba ya embarazada de su hija. Su matrimonio duró 30 años: tres décadas de una «completa indiferencia». Pilar era ama de casa, y pronto tuvo que sumar a sus tareas el cuidado de su madre. Sola, sin relaciones sociales, encerrada en casa, con el único apoyo de una hija pequeña que la miraba con impotencia, y que no sabía qué hacer ante tanta tristeza.
«La situación empezó a pasarme factura. Me sentía en un pozo, siempre estaba llorando y no veía salida. Muchas veces me decía: no tengo ganas de vivir, mejor sería tirarse por el balcón». Lo cuenta convencida de que su testimonio es importante. Muchas como ella han pasado o están pasando por lo mismo, y ha llegado el momento de reclamar que la sociedad despierte ante esta gigantesca pandemia de la depresión. 148.828 personas están diagnosticadas de esta enfermedad en la Región de Murcia, según recoge la base de datos clínicos de Atención Primaria (BDCAP) del Ministerio de Sanidad. Son un 31,7% más que hace una década. Siete de cada diez pacientes son mujeres. Muchas de ellas comparten el perfil de Pilar: cuidadoras, amas de casa, mujeres sin apoyos en su entorno ni por parte de los servicios públicos.
Una atención insuficiente
«Llegó un momento en que prefería verme allí sometida en casa, porque si el fin de semana se me ocurría salir a dar un vuelta, me hundía. Veías a todo el mundo con su familia, con sus amigos, y yo caminaba sola. Eso es muy duro», recuerda. Hace unos «cuatro o cinco años» tuvo un desprendimiento de retina y le detectaron una hepatitis autoinmune. Cayó aún más por la pendiente y acudió a su médico de familia. «Me dijo que era normal, que había recibido dos jarros de agua fría muy seguidos, y me recetó 'diazepam'». Como no mejoraba, la derivaron a Salud Mental y le diagnosticaron «un cuadro ansioso-depresivo». Pero «allí te ven en una primera cita y luego, hasta los tres meses, nada».
La sanidad pública sigue sin ofrecer una respuesta adecuada en muchos casos, así que esta laguna la cubren los psicólogos y psiquiatras privados y, fundamentalmente, las asociaciones. A sus 58 años, Pilar ha abierto una nueva etapa en su vida gracias a la Asociación de Salud Mental de Cieza y Comarca (Afemce). «A mí, el programa 'No estamos solos' de Afemce me ha cambiado por completo. Son muy buenos profesionales», subraya.
Tras divorciarse, Pilar trabaja ahora limpiando casas, lo que le ha dado autonomía. «Estoy contenta», resume en una frase que se convierte en mensaje de esperanza para quienes están pasando por lo mismo que ella.
Para el resto, tiene otro mensaje: «La sociedad sigue viendo la depresión como un tabú. Enseguida te etiquetan, cuando se trata de una enfermedad como cualquier otra». Además, seguimos sin saber abordarla. «La gente da consejos que no son los adecuados. No puedes decir: venga arréglate y sal, que esto no es nada».
La Federación de Salud Mental de la Región, a la que pertenece Afemce, trabaja para eliminar prejuicios. «Sobre todo, lo que no debemos hacer es decirle a nadie: 'Tú no puedes estar deprimida, eso no es nada, tú vives muy bien'. Si esa persona siente el apoyo de sus familiares, de sus amigos, la depresión se puede solucionar. Lo importante es estar ahí, a su lado», reflexiona Pilar Morales, presidenta de la federación.
Se necesita el apoyo de todos, también de las administraciones. Porque detrás de casos como el de Pilar de la Cruz hay unas condiciones sociales que deben ser atendidas. «Si eres una mujer que está cuidando a sus padres y no puedes salir ni para hacer la compra, es necesario que venga alguien a ayudarte», recuerdan en la Federación de Salud Mental. Todo el mundo «tiene derecho a una vida». A una vida digna.
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