Del verano al invierno en 16 horas

¿Qué ocurrió para que estuviera a punto de helar en un bancal junto a un meandro del río Segura mientras que a tiro de piedra, cerca de la Catedral, se registraban 13,5 ºC? La respuesta es bien conocida por los aficionados a la meteorología y los fenómenos del clima: inversión térmica.

«Supone un cambio térmico en el gradiente altitudinal, con temperaturas más bajas por debajo del estrato de inversión y valores más elevados en un nivel superior. Ocurre con frecuencia bajo condiciones anticiclónicas, cuando el aire frío que drena por la ladera de la montaña se acumula en los valles durante las horas nocturnas, especialmente en condiciones claras, tranquilas y frías». La explicación, tras una consulta de LA VERDAD, es del geógrafo bullense David Espín Sánchez, profesor en la Universidad Internacional de La Rioja y coordinador del Proyecto FrostSE, que rastrea las temperaturas mínimas en la cuenca del Segura mediante una red de casi cien medidores. Uno de sus colaboradores, Francisco Alberto García Castellanos, midió los inusuales 3,3 ºC en los inicios de un noviembre que hasta el momento estaba ofreciendo un comportamiento más veraniego que otoñal.

Las inversiones térmicas, sin embargo, no son tan habituales en espacios como la huerta de Murcia. Se producen con mayor frecuencia en entornos montañosos, donde el aire frío, más pesado, desciende con mayor facilidad por las pendientes, a una velocidad de entre uno y cuatro metros por segundo, y se embolsa en los valles. El registro de Rincón de Beniscornia fue tan llamativo que se produjo una cierta discusión en las redes sociales, donde algunos usuarios no daban crédito.

«Nos han dicho que era imposible, así que hemos calibrado la estación medidora y funciona perfectamente. El Sureste es una caja de sorpresas climáticas, sobre todo por las mínimas, porque las máximas son más convencionales». Ytanto:las mediciones del Proyecto FrostSE, proyecto de investigación en el que David Espín basó su tesis doctoral 'Riesgo de heladas por inversión térmica e incidencia agrícola en la Demarcación Hidrográfica del Segura', –leída en la UMU y calificada con sobresaliente–, arrojan datos tan sorprendentes como los -8 ºC –sí, ocho bajo cero– registrados en agosto de 2021 en la dolina de Pozo Romero (Siles, Jaén).

El llamativo registro de Rincón de Beniscornia es excepcional porque se trata de un territorio llano y en general poco propicio a una oscilación tan pronunciada. «Estamos estudiando a qué pudo deberse ese bajón, pero el análisis es complicado. En principio, lo achacamos a aspectos microclimáticos; es decir, excepciones puntuales que afectan a un espacio geográfico muy concreto y reducido. Porque a una distancia de doscientos metros es posible que la temperatura fuera cinco o seis grados más alta», señala Espín a este diario. «Quizá se deba a la influencia del cauce del río, que pasa cerca, o a una microdepresión orográfica», añade.

Una anomalía térmica, insiste David Espín, que demuestra el papel de la huerta de Murcia como «paradigma de frescor y refugio climático» frente al galopante calentamiento global.