El periodista de LA VERDAD Miguel Ángel Ruiz recoge el premio de la Fundación BBVA
El Palacio del Marqués de Salamanca acoge la gala anual de entrega de los prestigiosos galardones a la Conservación de la Biodiversidad, que también reconocen a la Asociación Española de Herpetología y a la Sociedad Zoológica de Londres
LA VERDAD
Jueves, 23 de noviembre 2023, 17:51
La ceremonia de los Premios Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad celebró el miércoles en Madrid «los avances logrados para proteger la naturaleza basados en el mejor conocimiento científico y los valores éticos, frente a la amenaza de una sexta extinción masiva que pone en riesgo el futuro de la vida en el planeta», explica la entidad organizadora de estos galardones.
En esta XVIII edición se ha reconocido el seguimiento continuado de las poblaciones de dos grupos de especies con graves problemas de conservación en toda España, como son los reptiles y los anfibios, realizado por la Asociación Herpetológica Española; la identificación de especies singulares en peligro crítico y formación de líderes para actuar en defensa de su conservación en Latinoamérica, África y Asia, impulsada por el programa EDGE of Existence de la Sociedad Zoológica de Londres; y el periodismo medioambiental «desarrollado con rigor y excelencia» por el periodista de LA VERDAD Miguel Ángel Ruiz Parra, jefe de área de Fin de Semana y experto en información ambiental de este periódico, «que ha conseguido un alcance global al alertar sobre la amenaza a un entorno emblemático como el Mar Menor».
«El sentido agregado de estos premios durante casi dos décadas no es otro que reconocer que el formidable reto de conservación exige estrategias y orientaciones múltiples, descentralizadas, la mayoría de ellas desarrolladas desde la sociedad civil y los medios, en ocasiones suplementando, en otras cubriendo los huecos que dejan las cambiantes políticas públicas respecto al medio ambiente», señaló el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo, durante el acto celebrado en el Palacio del Marqués de Salamanca.
«Lo más distintivo de los premios entregados esta tarde son las especies y ecosistemas objeto de las actuaciones, no los de más glamour, pero no por ello menos fundamentales, y la comunicación de los efectos locales de fuerzas y dinámicas generales e incluso globales. En los tres casos son contribuciones innovadoras, de éxito probado y dilatada trayectoria».
«La distancia entre el reconocimiento de la conservación del medio ambiente como uno de los principales problemas del siglo XXI y la evidencia científica disponible acerca de los modestos logros alcanzados es muy amplia, especialmente en lo que se refiere al cambio climático y la conservación de la biodiversidad», advirtió el director de la Fundación BBVA.
Desde esta óptica, Rafael Pardo concluyó que «es de la mayor importancia reforzar y ampliar los programas de conservación, incorporando las variables tradicionales asociadas a la presión sobre el territorio y la explotación de especies, y prestando atención creciente a los impactos del cambio climático, como lo vienen haciendo los galardonados en esta ceremonia. La conservación de la biodiversidad es un desafío sumamente difícil, pero es posible hacerle frente con las mejores herramientas que tenemos los humanos, la interacción o asociación entre el conocimiento y los valores, como fundamento combinado de la acción».
El valor de la información local
«Nadie duda ya de que la emergencia climática es el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad, y los periodistas ambientales tenemos la gran responsabilidad de relatarlo a nuestras audiencias», declaró en su discurso el periodista Miguel Ángel Ruiz Parra, galardonado en la categoría de Difusión del Conocimiento y Sensibilización en Conservación de la Biodiversidad en España.
Desde hace tres décadas, Miguel Ángel Ruiz encabeza la información medioambiental en el diario LA VERDAD de Murcia. Sus trabajos de investigación sobre la degradación del Mar Menor han sido referencia no solo en el ámbito periodístico, sino incluso en el judicial –en varias causas abiertas la acusación se ha apoyado en sus artículos como base documental– y el legislativo. El galardón reconoce su trabajo periodístico por ser capaz de conectar lo local y lo global a través del rigor informativo basado en la ciencia más robusta y contrastada.
La degradación que ha sufrido el Mar Menor en los últimos años ejemplifica para Ruiz Parra la importancia que puede tener el periodismo local para lograr un impacto positivo frente a un grave desafío ambiental: «Desde el periódico hemos hecho una gran presión informativa, y eso, junto a una gran movilización social, con manifestaciones de más de cincuenta mil asistentes, ha empujado, sin duda, a la creación de la Ley de Conservación y Protección del Mar Menor. O, en el ámbito judicial, causas que se están instruyendo actualmente, como la de la contaminación por nitratos del Mar Menor, donde tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares han tomado nuestra labor, la información que hemos publicado periódica y puntualmente, como base documental, ya que hemos aportado pruebas de esas agresiones que vienen sucediéndose contra el Mar Menor».
Tanto la categoría de Actuaciones en España como la Mundial están dotadas con 250.000 euros, y la de difusión y sensibilización con 80.000 euros, situándose entre los galardones de mayor cuantía a escala internacional. El jurado de los premios está integrado por investigadores científicos en el campo de las ciencias medioambientales, comunicadores, expertos de áreas como el derecho y la administración pública en materias de conservación y representantes de ONG conservacionistas, que aportan ángulos complementarios sobre la conservación de la naturaleza.
El jurado de esta edición ha estado presidido por Rafael Zardoya, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC, y ha contado como vocales con: Clemente Álvarez, coordinador de la sección de Clima y Medio Ambiente de El País; Andrés Cózar, catedrático de Ecología de la Universidad de Cádiz; José María Gómez Reyes, profesor de investigación de la Estación Experimental de Zonas Áridas, CSIC; Isabel Miranda, redactora de Medio Ambiente en la sección de Sociedad de ABC; Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España; Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo; y Laura Poderoso, subdirectora de la Fundación BBVA, que ha actuado como secretaria técnica.
Invitados
Junto a familiares y amigos, acompañaron a Miguel Ángel Ruiz en la gala de entrega de los Premios Fundación BBVA, entre otros invitados, el director de LA VERDAD, Alberto Aguirre de Cárcer; la secretaria autonómica de Energía y Acción Climática, María Cruz Ferreira; el presidente de la Fundación CajaMurcia, Carlos Egea Krauel; los periodistas María García de la Fuente, Javier Valenzuela, Luis Guijarro (presidenta, vicepresidente y secretario de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental, APIA, respectivamente), Nieves Rey (directora de Comunicación de Ecoembes), Lourdes Lázaro Marín (Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza), José María Montero Sandoval (director de 'Espacio Protegido' y 'Tierra y Mar' en Canal Sur TV), Antonio Calvo Roy (director de Comunicación de Red Eléctrica Española), César Javier Palacios ('El señor de los bosques' en La2 de TVE) y José Antonio Montero (revista 'Quercus'); los científicos Fernando T. Maestre (investigador distinguido de la Universidad de Alicante, premios Rey Jaime I y Nacional de Investigación y referencia mundial en el estudio de zonas áridas) y Juan Carlos Moreno Saiz (presidente de la Sociedad Botánica Española); Montserrat Fernández San Miguel (secretaria general de la Confederación Hidrográfica del Tajo); Esther Olivas (Parques Nacionales); Pedro García y Salvador Navarro (director y presidente de ANSE, respectivamente); Adela Martínez-Cachá (exconsejera de Agua, Agricultura, Medio Ambiente y Educación y socia de BIA3) y Juan Marín Bravo (vicepresidente de Croem); Javier Tormos Górriz y Miguel Ángel González Bernabé (finca Castillo de Chuecos); y Vanessa Rousselot y Rommy Artigas (Diario Vivo).
Discurso de Miguel Ángel Ruiz
Señor director de la Fundación BBVA, estimados miembros del jurado, distinguidos invitados, queridos compañeros de profesión, familiares y amigos:
En primer lugar, quiero dar las gracias a la Fundación BBVA y al jurado por considerar que merezco este premio. Para mí supone un honor y un orgullo indescriptibles formar parte de la historia de unos galardones que desde hace dos décadas traen al primer plano con una convicción tan decidida la necesidad de proteger y conservar la naturaleza.
Que mi nombre se sume a una lista donde figuran los principales referentes del periodismo y la divulgación ambiental, y también las organizaciones científicas y conservacionistas más relevantes, en España y en el mundo, me carga con una responsabilidad añadida que asumo con la máxima ilusión.
Con este premio me llega además un mensaje claro que creo importante destacar: el reconocimiento al periodismo local, al trabajo informativo que se hace día a día en contacto directo con los conflictos, en este caso ambientales, mirando cara a cara a los problemas y los avances, cuando los hay, y regresando continuamente a los asuntos que preocupan a la sociedad.
Nos lo recuerda la periodista colombiana Olga Lucía Lozano, una de las profesionales más innovadoras y creativas de América Latina en el campo de las nuevas narrativas de la información: «Cuando se habla de periodismo de cercanía se está hablando de leer a una sociedad de las maneras más profundas y en relación directa con la gente, que a la vez es fuente y receptora de esa información. Volvemos a entender», reflexiona Olga Lucía Lozano, «que lo que más necesita la gente es saber qué está pasando al lado de su casa para comprender así qué está pasando en el mundo».
Esa cercanía es una gran ventaja para los periodistas locales: conocemos bien la realidad de la que informamos porque casi siempre somos perjudicados directos, además de testigos. Pero esa proximidad nos sitúa en una tensión permanente con sectores afectados que no siempre comprenden nuestra función.
Por este motivo, que la Fundación BBVA premie el trabajo que se hace desde la Región de Murcia, como un reflejo del periodismo de calidad que se desarrolla en otros lugares de España alejados de los grandes núcleos de decisión, es para mí un motivo de gratitud extra.
Llevo treinta años dedicado al periodismo ambiental, y les aseguro que hace tres décadas no era fácil convencer a mis jefes del diario LA VERDAD de que en los animales y las plantas había historias interesantes que merecían ser contadas. Nunca me desanimé, y como buen hijo adoptivo de Félix Rodríguez de la Fuente que me considero, supe encontrar mis trucos profesionales para convertir en noticias los cambios que ya comenzaban a observarse en el Mar Menor, las dificultades para especies singulares como la tortuga mora y la presión que sufrían los espacios protegidos por el avance del urbanismo incontrolado.
Tanto tiempo después, la situación es bien diferente y la crisis climática y de biodiversidad que agobia a la humanidad ha obligado a resituar el periodismo ambiental con el espacio que merece en los medios de comunicación.
¿Cómo no reconocerlo? Nadie duda ya de que la emergencia climática es el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad, y los periodistas ambientales tenemos la gran responsabilidad de relatarlo a nuestras audiencias.
En mi caso, siempre digo que trabajo desde la Región de Murcia para el mundo. Convirtiendo los aprietos ambientales del Sureste de la península en crónicas con vocación universal, poniendo cara a los protagonistas de la noticia y destacando ese dato asombroso que puede interesar a cualquiera: en Murcia, en Madrid, en Bilbao o en Nueva York.
Debo reconocer que ya no lo tengo tan difícil: el Sureste español es quizá el territorio europeo donde antes comenzaron a notarse los estragos del cambio climático, y donde además confluye una enorme variedad de paisajes, ecosistemas, grupos de fauna y taxones vegetales que convierten mi escenario laboral en una oficina sugerente y siempre llena de sorpresas.
Es en esta esquina de la geografía española, casi un paralelismo climático del norte de África, donde me enfrento al desafío diario de comunicar la importancia de esta biodiversidad tan especial y no siempre valorada. Me refiero al caballito de mar y al camachuelo trompetero, al águila perdicera y a la jara de Cartagena. Una fauna y una flora que se encuentran en competencia continua con los humanos por recursos naturales como el agua y el suelo, cada vez más escasos y contaminados.
He transitado este camino tratando de no apartarme de un mandato social que nunca olvido: ser útil, que mi labor sirva para algo. Por suerte, he tenido el privilegio de desarrollar mi profesión en una escuela inmejorable, un periódico que en este 2023 cumple 120 años de servicio informativo.
Por eso, no puedo terminar sin dar las gracias a mis compañeros de LA VERDAD y especialmente a mi director, Alberto Aguirre de Cárcer, por su apoyo incondicional y continuo, su liderazgo y su ejemplo. Igualmente, me siento en deuda con los investigadores y sociedades científicas que han avalado mi candidatura.
También es justo que me acuerde hoy de mi familia: mis padres, mis hermanos, mi esposa y mis hijas, que son mi naturaleza.
Muchas gracias.
