Fomento rechazará las plantas solares que no se integren en el paisaje

Las instalaciones fotovoltaicas que comienzan a salpicar el territorio de la Región de Murcia, y el aluvión de proyectos que está llegando a la Comunidad Autónoma, han impulsado a la Consejería de Fomento e Infraestructuras a regular su integración en el paisaje. Más allá de evitar las afecciones negativas en los espacios naturales, que deben identificarse en las obligadas evaluaciones de impacto ambiental, el Gobierno regional pretende establecer unas pautas para conseguir que los huertos solares encajen lo mejor posible en el entorno donde estén proyectados.

El documento en el que trabaja la Consejería se llamará 'Instrucción para la integración paisajística de las instalaciones fotovoltaicas en la Región de Murcia' y será presentado próximamente a los sectores afectados.

De este modo, el necesario estudio de integración paisajística que deben elaborar los promotores de los complejos fotovoltaicos se regirá por una guía en la que la armonía del territorio debe ser un «factor predominante», informa a LA VERDAD la Consejería de Fomento e Infraestructuras. «El paisaje se debe tener en cuenta desde el principio del proyecto y en paralelo a su ejecución, no a posteriori», añaden las mismas fuentes.

También será necesario adoptar «medidas y actuaciones para aumentar la calidad del paisaje», y se advierte de que los huertos solares que no puedan integrarse en el territorio serán descartados por el Gobierno regional.

De este modo, la Comunidad Autónoma añade la falta de adaptación paisajística como argumento para rechazar la instalación de plantas fotovoltaicas, que hasta el momento afrontaban los daños a la flora y la fauna como principales obstáculos.

La futura normativa obligará a analizar las «geoformas e hidrografía del entorno, la cubierta vegetal y las variedades existentes, los usos del suelo, la visibilidad desde los núcleos de población próximos, la red viaria, las dinámicas del paisaje, así como su calidad y fragilidad, y la frecuencia de visualización».

Del mismo modo, habrá que tener en cuenta la superficie que ocupará la planta y las obras necesarias para su instalación, para diseñar estrategias de integración como «ubicar las placas solo en zonas no visibles, plantar pantallas vegetales, colocar motas artificiales o pequeños taludes», y en general «potenciar la naturalización» del lugar donde se va a establecer la planta solar.

La prioridad del Ejecutivo es «facilitar estas instalaciones sin que ello suponga un deterioro medioambiental» y que la Región, con más de 3.000 horas de sol al año, «lidere el sector de las energías renovables».

A nivel municipal, el Ayuntamiento de Yecla ya ha aprobado una moratoria para identificar en qué enclaves pueden ubicarse estas instalaciones y en cuáles no.

Es la paradoja de la energía fotovoltaica: imprescindible para el desarrollo sostenible y el abandono de los combustibles fósiles, pero gran consumidora de territorio donde ubicar las placas solares. Por eso las tierras de secano, las estepas cerealistas y amplios espacios de buena calidad ambiental –a veces con presencia de fauna protegida, como aves esteparias– son los más buscados por los promotores de estas instalaciones, ya que el precio es barato: lo normal es firmar contratos de alquiler por 30 o 40 años, el tiempo de vida útil de los huertos solares.