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Domingo, 22 de julio 2018
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Trabajar a favor de la naturaleza tiene premio. Es una de las lecciones que han obtenido Fernando González y Javier Tormos, socios en la empresa Ecoagrícola El Talayón; dos ecoemprendedores que están triunfando en el comercio 'online' con productos de alta gama basados en el aloe vera que cultivan en la finca aguileña Castillo de Chuecos, un espacio protegido en plena Sierra de Almenara e incluido en la Red Natura 2000.
Sus jabones, geles y complementos alimenticios se venden sobre todo en Francia, Suiza y Hungría, un mercado acostumbrado al consumo de derivados de esta superplanta: su zumo, rico en vitaminas, minerales y aminoácidos, es altamente antioxidante y digestivo. Y tiene más hierro que los berberechos. La empresa se creó en 2014 y ya vende con marca propia: Atalaya Bio.
Las hileras de aloe vera conviven en la finca con olivos, almendros, manchas de pinos y una rica vegetación propia del paisaje semiárido del Sureste: esparto, romero y otras plantas aromáticas. Un rincón montañoso con buenas poblaciones de tortuga mora donde crían el águila perdicera, el halcón peregrino y el búho real. «Queremos demostrar que la actividad económica es compatible con la conservación del medio natural, y que es posible promover un nuevo modelo productivo en la Región», explica a 'La Verdad' Fernando González, quien asegura que el aloe vera de Águilas podría ser «el mejor del mundo».
¿Los motivos? Se cultiva con métodos ecológicos, sin fitosanitarios, y se riega, por goteo, con el agua de un manantial propio. Las condiciones climáticas de la sierra de Águilas son «ideales» para un vegetal cuyas superpropiedades alimenticias son aún poco conocidas en España, donde sin embargo sí se aprecia su valor como cosmético. El secreto de sus productos, aseguran, es que se elaboran con el gel extraído directamente de la hoja del aloe y no con polvo de aloe rehidratado.
«Otro aspecto clave es nuestro peculiar modo de producir, de la forma más natural posible», añade Fernando González. «No utilizamos plásticos en el proceso de producción agrícola. Los envases son 100% reciclables, enviamos los productos en cajas de cartón, sin poliuretanos u otros derivados del petróleo, a través de una empresa de mensajería con transporte neutro en carbono. Los jabones se envuelven en celofán natural, que es una celulosa regenerada muy difícil de encontrar actualmente. Todas las tareas son manuales, labramos la tierra con mulas y a la hora de contratar personal de campo colaboramos con una asociación de refugiados saharauis. Lo hacemos así porque lo que más nos importa son las personas y el planeta en el que vivimos».
Ecoagrícola El Talayón -la empresa toma el nombre de la imponente montaña cuya silueta domina el valle donde se encuentra la finca- tiene previsto duplicar este año la superficie de cultivo. Y en 2019 continuarán creciendo para triplicar el tamaño de la plantación. Después serán ellos quienes se planten: «No queremos convertir la finca en un monocultivo de aloe», señalan. «La riqueza está en la biodiversidad».
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