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La actriz danesa Sidse Babett Knudsen, que interpreta a Birgitte Nyborg. NETFLIX

'Borgen': política y petróleo

El cambio climático y el dilema de seguir o no quemando combustibles fósiles marcan la cuarta temporada de la excelente serie danesa

Jueves, 9 de junio 2022, 19:37

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Casi diez años después ha regresado a nuestras vidas 'Borgen' (Netflix), la excelente serie danesa que en su día nos advirtió de los codazos y zancadillas sin piedad en un gobierno de coalición de izquierdas mucho antes de que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias accedieran a La Moncloa con una alianza que, con reproches y escaramuzas diarias, aún se mantiene. La inteligente, resolutiva, conspiradora, ¡atractiva! y por momentos atormentada Birgitte Nyborg ya no es la primera ministra, pero sigue en el palacio de Christianborg al frente de la cartera de Asuntos Exteriores. Y se ve obligada a afrontar una crisis que desafía el compromiso con una política verde del Ejecutivo del que forma parte: el hallazgo en Groenlandia de un gran yacimiento petrolífero. ¿Hay que tomar el dinero o cuidar el planeta?

Así que el cambio climático, el postureo político-ambiental y el 'greenwashing' son los ejes de la cuarta temporada de 'Borgen', que se despidió en 2013 parecía que definitivamente y regresa en este bélico 2022 con referencias directas a la mafia rusa, el chantaje energético de Putin, las sanciones a los oligarcas y la invasión de Ucrania. Como para no esperar el momento de pegarse a la pantalla, cada noche, para devorar el capítulo diario y acompañar al personaje que interpreta la actriz Sidse Babett Knudsen desde su despacho oficial hasta la soledad de su casa, donde echa de menos a sus hijos y termina el día viendo los informativos con una copa de vino y una porción de lasaña recalentada.

En la nueva entrega de la serie creada por Adam Price (ocho capítulos, estrenados el pasado jueves 2 de junio) se cruzan la política, el medio ambiente y el periodismo, tres ingredientes que 'Borgen' combina con maestría en una trama que, por ejemplo, nos muestra a los políticos nórdicos como profesionales de la gestión pública que concilian, que no eternizan las reuniones y que miran con lupa el presupuesto porque entienden que el dinero público no es dinero de nadie, sino dinero de todos. Con excepciones, claro.

Y que no se dan tanta importancia como los gobernantes españoles, donde concejales, directores generales, consejeros y otros altos cargos de los infinitos organismos que nos sirven para tan poco y que por lo general no le han empatado a nadie (ni en lo político ni en lo profesional) se rodean de un gabinete impenetrable y tan numeroso como caro e injustificable.

Me gustaría saber cómo abordaría Birgitte Nyborg el 'shock' ecológico del Mar Menor.

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