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El Gobierno calcula que el 60% de los trayectos más habituales son de menos de 5 kilómetros y anima a recorrerlos en bici para evitar contagios. REUTERS
El uso de la bicicleta será prioritario para el Gobierno francés en la desescalada

El uso de la bicicleta será prioritario para el Gobierno francés en la desescalada

El Ejecutivo apoya planes para doblar los recorridos del metro y cercanías de París con carriles bici que alivien el tráfico

paula rosas

Corresponsal. París

Domingo, 3 de mayo 2020, 21:18

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Esta será la segunda vez en menos de seis meses que los franceses se lancen a pedalear. Tras la huelga salvaje de transportes que dejó París sin metro durante más de un mes y medio este invierno, el temor al contagio por coronavirus vuelve a encumbrar a la bicicleta como alternativa sencilla, segura y limpia para desplazarse durante la desescalada. El Gobierno francés va a destinar 20 millones de euros para fomentar su uso, y varios proyectos municipales ponen las dos ruedas en el centro de la estrategia de transportes de cara al nuevo mundo que se abre tras el confinamiento.

El miedo al virus podría lograr en dos semanas lo que décadas de alertas sobre los riesgos de la crisis climática solo han conseguido parcialmente en algunas ciudades: que la bicicleta sea considerada seriamente como el medio de transporte de preferencia. Municipios de toda Francia ultiman estos días planes para ampliar sus carriles bici o crear otros nuevos. «Queremos que la bicicleta sea la pequeña reina del desconfinamiento», reconoce la ministra de Transición Ecológica, Elisabeth Borne.

Se calcula que hay 30 millones de bicicletas en Francia, dos tercios de ellas acumulando polvo. El Gobierno quiere que vuelvan a rodar, y para ello los franceses recibirán una ayuda de hasta 50 euros para llevar a cabo pequeños arreglos, como cambiar las ruedas, los frenos o las luces en una serie de talleres oficiales.

El presupuesto que va a desbloquear el ministerio -esos 20 millones- permitirá también instalar plazas de aparcamiento y pagar formaciones de una o dos horas con un monitor experimentado para aquellos que quieren lanzarse a pedalear pero que no se sienten seguros. «El 60% de los trayectos que se efectúan en Francia habitualmente son de menos de 5 kilómetros», esgrime la ministra, un trayecto perfectamente realizable sobre dos ruedas.

Después de dos meses encerrados, volver al trabajo y sentir de nuevo en hora punta el aliento de otras personas en la nuca -aunque lleve mascarilla-, en vagones de metro o autobuses donde el distanciamiento es físicamente imposible, genera pavor. Pero no solo entre los ciudadanos. Las autoridades temen ante todo que la desescalada pueda degenerar en otra ola epidémica. Pero también quieren evitar que los franceses recurran masivamente al coche particular y que las calles tras el confinamiento se parezcan más a las de hace una década, con enormes atascos, que a las de una 'nueva normalidad'.

Lucha contra la contaminación

En ciudades como París, donde se calcula que la contaminación del aire ocasiona 2.500 muertes prematuras al año, según la Agencia parisina del clima, esta necesidad es imperiosa. «Es impensable que nos dejemos invadir por los vehículos y la polución porque agravaría la crisis sanitaria. La contaminación ya es en sí una crisis sanitaria. Conjugada con el coronavirus sería un cóctel peligroso», advierte la alcaldesa, Anne Hidalgo, en una entrevista con 'Le Parisien'. En la capital, la regidora planea doblar las líneas de metro más saturadas -la 1, la 4 y la 13- con carriles bici temporales en superficie que realizarán el mismo recorrido que el suburbano.

Hidalgo también quiere cerrar temporalmente a los vehículos particulares la icónica calle Rivoli, que atraviesa París de este a oeste y que pasa junto al museo del Louvre, para crear dos carriles, uno dedicado exclusivamente a las bicicletas, y otro para autobuses, taxis y vehículos de reparto y de emergencias. En otros ejes principales se ampliarán asimismo los espacios dedicados a los ciclistas. Varios aparcamientos a las puertas de la ciudad permitirán a los trabajadores que viven en la periferia dejar allí sus coches y tomar una bicicleta pública para finalizar el trayecto hasta sus trabajos, un proyecto, por cierto, que ya se puso en marcha en 2018 con escaso éxito.

Pero la ambición va más allá. Un colectivo de 33 asociaciones ciclistas de la región parisina presentaron en enero el proyecto RER Vélo, una red regional de 650 kilómetros de carriles bici para unir, a través de nueve líneas, las principales localidades de la periferia con París, a semejanza de los trenes de cercanías (los RER). Entonces se vio como poco más que una utopía, pero ahora la presidenta regional, Valérie Pécresse, ha prometido 300 millones de euros (el 60% del costo estimado del proyecto) para su construcción en los próximos cinco años.

La primera fase será la creación de carriles ciclistas provisionales señalizados con conos para descongestionar las líneas de cercanías más saturadas, que deberán estar listos este mes. La agencia regional de transportes también ofrece una prima de 500 euros para la compra de una bicicleta eléctrica.

Los ciudadanos parecen, por el momento, motivados. En algunas tiendas, como la cadena Go Sport, han visto un incremento del 300% en la venta de bicicletas. Una tendencia que ya empezó en diciembre del año pasado, cuando la huelga contra la reforma del sistema de pensiones paralizó los transportes públicos durante más de seis semanas, y los franceses, especialmente en las grandes urbes como París, se lanzaron a las bicicletas y los patinetes eléctricos. Algunos no las abandonaron, y ya están preparadas para volver a tomar las calles el próximo 11 de mayo.

Los municipiosse suman a la iniciativay aportan sus ideas

Los proyectos afloran en casi todas las ciudades. Niza, por ejemplo, va a cerrar al tráfico varias arterias para reservarlas a las bicicletas durante la desescalada. Montpellier ha reorganizado también algunas de sus vías, lo mismo que planea la segunda mayor ciudad de Francia, Lyon. Los núcleos más pequeños también han aportado sus ideas: en Chambéry, en los Alpes, se ha reducido a la mitad el precio de las bicicletas públicas. En París este mismo servicio es gratuito desde el principio del confinamiento. El ministerio de Transición Ecológica ha puesto en marcha una guía para acompañar a los municipios que van a crear carriles bici temporales.

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