Macron quiere poner una polémica «etiqueta» a los periódicos para combatir los bulos
Conservadores y extrema derecha acusan al presidente francés de querer ejercer como un «jefe de la censura» con su iniciativa para medir la veracidad en la Prensa
Con su popularidad por los suelos, y sin la posibilidad de presentarse en las elecciones presidenciales de 2027 debido al tope constitucional de dos mandatos, ... el presidente francés, Emmanuel Macron, pesa cada vez menos en la política interna en su país. Para revertir esta tendencia y atraer los focos mediáticos, el inquilino del Elíseo ha multiplicado en las últimas semanas los actos con agrupaciones de lectores de la prensa local y regional en aras de luchar contra las noticias falsas. Su propuesta estrella durante esa gira, sin embargo, ha generado un gran revuelo en Francia: la creación de un «etiquetado» que distinga entre aquellos medios de comunicación que difunden una información veraz y contrastada y los que publican bulos.
Face aux lecteurs du groupe EBRA. https://t.co/bnINzbhqcn
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) November 28, 2025
El presidente galo aseguró que «haré todo lo posible para que exista este etiquetado», durante un acto en Mirecourt (noreste del territorio galo) con los lectores de los diarios del grupo Ebra. «No es el Estado el que debe verificar (…), sino los periodistas deben garantizar ante sus lectores que han verificado su funcionamiento a través de una deontología», añadió anticipando las previsibles críticas de querer moldear la información. «No es el Estado el que debe comprobar» la calidad de un medio de comunicación. «Si el Estado se dedica a hacerlo, entonces el país se convierte en una dictadura», había dicho unos días antes Macron en otro acto parecido en la localidad septentrional de Arras.
Su propuesta se inspira en otra que ya existe de Reporteros Sin Fronteras. La organización impulsó en 2018 la iniciativa 'Journalism Trust Iniciative' con el fin de dar a los medios un etiquetado de calidad sobre las informaciones que divulgan. Elaboró hasta 130 criterios, y abrió la puerta a que todas las publicaciones interesadas acudieran a un gabinete independiente para que comprobase si cumplen con ellos. Desde entonces, 115 medios galos solicitaron ese certificado, pero solo 17 lo obtuvieron. Al presidente le gustaría que un número mayor recurriera a estas «iniciativas de etiquetado» en un contexto de «desinformación», que ha sufrido directamente con el bulo masivo de que la primera dama, Brigitte Macron, es una mujer transexual.
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A pesar de que no sería el Estado el que se encargaría de esos «etiquetados», la voluntad de Macron de generalizarlos ha provocado una gran polémica. Se han mostrado especialmente críticos los medios del grupo de Vincent Bolloré –el equivalente francés de Rupert Murdoch, propietario de Fox News–, con una línea editorial afín a la derecha radical. «Hacia un control de la información», titulaba el pasado domingo el diario 'Journal du Dimanche'. «¿Cómo no podemos ver en esta iniciativa un intento autoritario de un presidente descontento por el trato mediático y que desea imponer su relato único?», se preguntaba de manera retórica el pasado lunes Pascal Praud, presentador estrella de la cadena CNews.
De la conocida como 'bolloesfera', en alusión a Bolloré y con una capacidad creciente para marcar la agenda mediática, esta controversia ha dado el salto rápidamente a la arena política. «Este periodo que estamos viviendo me recuerda al Ministerio de la Verdad, que no solo se encargaba de borrar la memoria, sino también de reescribir la historia», afirmó el eurodiputado Jordan Bardella, número dos de la ultraderechista Agrupación Nacional. Hay una voluntad de Macron «de controlar la información», se atrevió a decir la líder ultra Marine Le Pen, a pesar de que su partido suele denegar acreditaciones a periodistas franceses o internacionales en función de criterios ideológicos.
«Buenos y malos»
Más sorprendentes han resultado las críticas por parte de la derecha tradicional de Los Republicanos, que hasta principios de octubre formaba parte del Gobierno. «Macron no ha recibido ningún mandato del pueblo para distinguir entre los buenos y los malos medios. Su cargo como jefe del Estado no le autoriza a comportarse como si fuera el jefe de la censura», denunció Bruno Retailleau, líder de los conservadores y exministro del Interior. Incluso su formación ha impulsado una petición en internet para oponerse a esa medida.
El proyecto ha recibido críticas por su «intento autoritario» de imponer «un relato único»
Toda esta controversia corre el riesgo de alejar las posiciones entre el centro-derecha macronista y la derecha republicana. Y eso que ambos bloques se necesitan para salvar los muebles en las elecciones municipales de marzo del año que viene.
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