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Imagen de la presentación de Maya Hansen. foto: efe | vídeo: atlas

La moda española llena el armario emocional

mercedes-benz fashion week madrid ·

Comienza el calendario oficial de la 73ª edición de la MBFWMadrid con las firmas Andrés Sardá, Fernando Claro, Otrura, Maya Hansen y Pablo Erroz

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Jueves, 8 de abril 2021, 15:47

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«Más que una moda». Una frase que engloba la pretensión de las firmas de la 73ª edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWMadrid) con sus nuevas colecciones. Los diseñadores participantes en MBFWMadrid trabajan con el objetivo de poner en valor la artesanía, la recuperación de oficios y la sostenibilidad, incluso con la realización de una sola colección al año como predican Pablo Erroz y Otrura para aminorar el impacto del sector textil en el medio ambiente.

Del aperitivo de la intensa jornada de la colección oficial se encargó Roberto Verino. El modista presentó piezas para lo que él denomina un armario emocional, «aquel que contiene prendas que tienen un valor para nosotros porque forman parte de nuestra vida. Las hemos comprado en un momento importante o las hemos heredado», explicó a este periódico el veterano diseñador. Gracias a su calidad y valor mejoran con los años. ¿Qué hábitos debemos adoptar para convertir nuestro vestidor en uno de ellos? «Elegir prendas que están hechas con oficio, por manos expertas y que son más que una moda. Que nos sientan bien y que, sobre todo, al llevarlas nos sentimos nosotros mismos», especificó Verino, que construye su propuesta sobre prendas atemporales en blancos, negros y grises. Esta base, se va completando a lo largo de la temporada con otras de colores suaves como los mentas, los azules cielo y los amarillos claros».

Poco después, el foco se desplazó a Ifema, donde Andrés Sardá levantaba el telón del calendario oficial. Con su formidable primer 'fashion film', dirigido por Eugenio Recuenco y protagonizado por los actores Lali Exposito y Enric Auquer -ganador del Goya revelación 2019 y sobrino de la directora creativa de la firma, Nuria Sardá- demostró que un vídeo puede gustar tanto como sus espectaculares puestas en escena. Una suerte de celebración muy años 20 que adentró a los asistentes en un club nocturno repleto de divas potentes y determinantes combinadas con sensuales y sofisticados 'looks' en color negro y 'nude' sobre sedas, encajes, tules bordados y paillettes. Eso sí, los cristales de Swarovski y las plumas no faltaron. Elementos que fueron sustituidos por flecos en la oferta de Fernando Claro, que apostó por líneas rectas pero sofisticadas, superposiciones a lo samurai y grandes casacas trenzadas versátiles de movimiento y mucho empaque.

Arriba, desfile de Otrura. Abajo, a la izquierda, modelos de Andrés Sardá y vestido de Fernando Claro. Agencias
Imagen principal - Arriba, desfile de Otrura. Abajo, a la izquierda, modelos de Andrés Sardá y vestido de Fernando Claro.
Imagen secundaria 1 - Arriba, desfile de Otrura. Abajo, a la izquierda, modelos de Andrés Sardá y vestido de Fernando Claro.
Imagen secundaria 2 - Arriba, desfile de Otrura. Abajo, a la izquierda, modelos de Andrés Sardá y vestido de Fernando Claro.

Otrura por fin se estrenó en el circuito oficial de la pasarela con sus colecciones V y VI, conocidas como movimientos, dentro de su concepto latente, aquello que parece no estar presente, pero siempre lo está. Un concepto que materializan en lanas frías, organzas, tules de algodón, satén, mezclas de seda y lanas con superposiciones. La sastrería, inherente a la firma, se construye para poder deconstruirla. Asimetrías, plisados y combinaciones, tanto de texturas como de patrones, en la misma prenda, nos dejan intuir su interior. La sastrería se combina con siluetas fluidas, con detalles caprichosos de modelado, que hacen que las prendas cobren diferentes movimientos según su personalidad. Negro, blanco, camel, beige y amarillos pálidos aportan la tonalidad a la colección.

Tras cuatro ediciones sin ella, Maya Hansen volvió a su casa. Lo hizo dándolo todo tras una etapa crisis que venía de antes de la pandemia, en la que salvó el año gracias a su línea de mascarillas, que acabó confeccionando a juego con sus populares corsés. La pieza clave de su firma baja de voltaje al conseguir hacer de ella algo urbano al conjuntarla con elegantes abrigos sin forrar de corte clásico. Fetichismo que dio paso a un joven con mucha calle, Pablo Erroz. El diseñador sorprendió con un concepto sin género ni temporadas al que dio vida con una selección de tejidos entre los que destacaron lanas, alpacas, napas -sólo de animales destinados a consumo propio, recicladas y de stocks-, algodones, nylons o sedas que conviven con estampados orgánicos y geométricos. Apuesta firme por material artesanal, creado bajo la técnica tradicional y manual del ikat, hechos en su totalidad en Mallorca.

Una declaración de intenciones que evoca a un consumo más amable, así como más limitado y exclusivo. Algunas de las prendas nacen de forma digital, gracias a la implantación de sistemas NFC en su interior (algo así como un pasaporte para las prendas), que permite que las mismas puedan ser escaneadas con un teléfono móvil y conocer la trazabilidad del artículo con todo lujo de detalle. Una nueva manera de evolucionar en apoyo a la economía circular. Todo un ejemplo de que si se quiere, se puede.

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