Marion Donovan, mucho más que pañales
La protagonista de este Profiles es la creadora del pañal desechable, el invento que ahorra miles de horas de trabajo y lavadoras a los padres ... y madres de familia. Claro, que cuando este prodigio surgió de su cabeza, ella era ama de casa. En los años 40 esta cosa tediosa de cuidar y tener limpitos a los bebés, sólo recaía en las mujeres. Así que, sí, Marion Donovan, de nacimiento Marion O'Brien, nos ha cambiado la vida a todos, sobre todo a nuestras madres y a esa legión de señoras encargadas de criar a los hijos del 'baby boom' americano y del español. O sea, a los de nuestra quinta.
Pero comencemos por el principio. Marion nace en el seno de una familia de inventores. Su padre y abuelo crearon varios tornos industriales que ayudaron a, sobre todo, la industria del automóvil. Marion pierde a su madre con apenas 7 años y allí tenéis a esta niña pizpireta dando vueltas por la fábrica familiar. Entre tuercas y engranajes —allá en Indiana— Marion era incapaz de estarse quieta cuando salía del cole. Tenía dos hermanos varones que sí ayudaban con los prodigios ingenieros, pero nada semejante se esperaba de ella. Sin embargo, ganó un campeonato de ciencias de su cole con una pasta de dientes casera.
Marion, inquieta, estudia Literatura inglesa en la Universidad de Rosemont. Esto le abrirá las puertas de la revista Vogue en Nueva York, donde trabajó como redactora. También escribió para Harper's Bazar. En alguna de aquellas salidas de trabajo conoce a James Donovan, un importador de cuero y tras tres citas se casan. Un 'crush' en toda regla.
Esta genia, pasa de ser una redactora regia a una feliz ama de casa con tres bebés que están todo el día haciendo pipí, popó y manchándolo todo. Recordemos que en aquella época los pañales eran de algodón, así que cuando las criaturas liberaban sus esfínteres la catástrofe estaba servida. Marion, que adoraba a sus niños, estaba hasta la coronilla de tanto lavar y lavar. Agarra las cortinas del cuarto de baño y crea una especie de forro para las gasas de los bebés. El objetivo es que el lindo pipí del bebé se quede atrapado. Bien contenido. Lo prueba con sus hijos, lo perfecciona. Lo hará con tela de paracaídas e intenta que alguien le compre el invento. Lo llamó 'boater', algo así como barquito, o lancha «porque mantiene a tu hijo a flote». No le hicieron ni caso: «No necesitamos esto, ninguna mujer nos lo ha pedido», le dijeron. Decide meterse a empresaria y arriesgar su dinero. Lo vende a los grandes almacenes Sacks, el éxito de ventas es brutal y vende la patente del pañal por un millón de dólares. Con ese dinero construye una piscina y se centra en el siguiente paso: conseguir el pañal 100% desechable.
En nuestra infancia, nosotros llevamos el primer invento de Marion: los famosos Elos (era la marca que los comercializaba en nuestro país).
Marion piensa en la celulosa para conseguir absorción y respetar la delicada piel de los bebés. Tampoco esta vez lo consigue a la primera. Unos 10 años después de intentarlo, Procter and Gamble se lanza a fabricar en masa el producto que podemos encontrar en todos los hogares el mundo.
Marion sigue adelante y decide estudiar ahora Arquitectura. Se graduará en 1945 por la Universidad de Yale. Diseñó su propia casa, la de muchos de sus amigos y siguió con la estela de los inventos. Cuando iba por el segundo matrimonio crea algo tan trascendente como el hilo dental; después, ese mecanismo tan cuqui que, si sacas una toallita, se queda la otra dispuesta y enlazada. Inventó también la jabonera que evita que se escurra el agua; un enchanche de goma para las cremalleras de los vestidos de las señoras, que desde ese momento no necesitarán la ayuda de nadie para ajustarse sus ceñidos modelos. Ni de los maridos, claro. Se denominaba Zippity-do. ¿Qué más? Una cosa llamada Thebighang up: una especie de percha tendedero, predecesor de los tendederos portátiles que tenemos en las casas. Y mucho, mucho más. Marion, bellísima siempre, murió a los 81 años por sus problemas de corazón.
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