Leonard Bernstein, el alma de la música
Lenny era ese hombre guapo, con don de palabra, voz espectacular, con una capacidad sobrehumana de trabajo y dotado para la música como pocos artistas ... a lo largo de la historia. Compositor de musicales y también de música «seria»; gran intérprete al piano, director de orquesta sobresaliente. Para algunos, quizá demasiado expresivo, quizá otro bailarín en escena. Qué más da. Lenny llenaba los teatros y los años que dirigió la Filarmónica de Nueva York los músicos dormían tranquilos. La caja estaba llena y el sueldo asegurado.
Leonard Bernstein hizo tanto por la música y su difusión que lo enterraron con el adagieto de Mahler abierto sobre su corazón. Fue popular hasta tal punto que los obreros de la ciudad de Nueva York pararon su actividad cuando pasó su féretro.
La familia de Leonard procedía de Ucrania. Escaparon de la persecución judía y se estableció en Lawrence, Massachussets. Sam, el padre, fue una persona increíblemente emprendedora. Ganó mucho dinero y con cada nuevo ascenso llegaba una mudanza, lo cual desconcertaba a Lenny, que creció tímido y callado entre las discusiones constantes de sus padres.
Bernstein nunca ocultó sus raíces judías. Se enamoró de la música cuando acompañaba a la sinagoga a su padre. De hecho, compuso música religiosa y los sones yasídicos están presentes en su obra popular y culta.
Con siete años tuvo su primer piano y pronto dominó el instrumento. A los 15 se estrenó ante el público con el concierto para piano de Edward Grieg. Sam hubiese preferido que Lenny siguiese sus pasos y aunque no lo hizo, potenció la carrera de su hijo todo lo que pudo y lo envió a Harvard.
Leonard Bernstein era judío, homosexual, claramente de izquierdas. No comulgaba con los convencionalismos de los años 50. Muy joven, varios hombres de carácter dominante, algunos judíos y todos homosexuales, marcaron su vida. El primero de ellos fue Aaron Copland. El segundo, Dimitri Mitropoulos, quien le inspiró para convertirse en director de orquesta. A Serge Koussevitzky lo conoció en el famoso campamento de verano de Tanglewood y fue su mentor. El afamado Fritz Reiner perfeccionó su técnica. El director debía conocer la partitura de todos los instrumentos. «Lenny, ¿qué toca el segundo clarinete en el tercer compás?». Bernstein siempre lo sabía.
Sus primeros trabajos fueron como arreglista de obras musicales en Broadway hasta que Artur Rodzinski se empeña en nombrarle director sustituto de la Filarmónica de Nueva York, con todo el patronato en contra. Leonard tenía 24 años. Pronto tuvo que sustituir a Bruno Walter, que se sintió indispuesto desde primeras horas de la mañana del 14 de noviembre de 1943. Fue el primer gran hito de su carrera. Cuando terminó su ejecución fue ovacionado por público, orquesta y el New York Timessaludó al nuevo genio desde su portada al día siguiente. Rodzinski se sintió sobrepasado por su alumno, rompió con él y le cedió la batuta.
Pero Leonard era demasiado inquieto. Descuidó su trabajo de director. Comenzó a componer. Acude a él el bailarín Jerome Robins y le pide una partitura para un musical. Nace Fancy Free que se transformará en Onthetown. Llevada al cine años después por Sinatra y Gene Kelly. En nuestro país se tituló Un día en Nueva York, luego llegó la opereta Candidey más tarde el éxito arrollador de West SideStory.
El macartismo le persiguió. Sufrió boicot por sus ideas. Bernstein criticó duramente la doble moral americana y hasta la llegada de Kennedy tuvo que buscar sustento en otros lugares.
En 1974 comenzó una serie de programas de divulgación sobre la música en la CBS. Su popularidad y éxito fueron históricos.
A pesar de sus inclinaciones sexuales, Leonard se casa con Felicia Montealegre quien le aseguró: «Estoy dispuesta a aceptarte tal como eres». Tuvieron tres hijos. Ella tuvo que mirar para otro lado demasiadas veces. En el 76, Leonard abandona el hogar. Se marcha con su joven asistente Tom Cothran. Volverá al año siguiente. Felicia tiene cáncer y el la cuidará hasta su muerte. Dicen que su estilo de dirigir se truncó en sombrío y pesado. Quizá había perdido a su mejor amiga. Leonard trabajó hasta dos meses antes de su fallecimiento en 1990.
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