El 3 de junio de 1919 publicaba el diario 'El Porvenir' de Cartagena la siguiente noticia: «Una joven que comía una naranja de las llamadas ... sanguíneas, sintió un picazo en un labio; examinada la naranja viose que en la pulpa había una punta de aguja rota de las de jeringa que se usan en medicina».
Según la transcripción de este diario que hace el Archivo Municipal de Cartagena, el origen de la aguja había que buscarlo en la adulteración de la naranja. La naranja no era verdadera sanguina sino que una naranja ordinaria a la que se le había inyectado una solución de anilina mezclada con sacarina para darle apariencia de sanguina. En el transcurso de dicha operación, se quebró la aguja, quedando dentro de la naranja.
Actualmente, la normativa de protección de la calidad alimentaria garantiza que no se produzcan fraudes como los descritos. Pero, ¿cuál era entonces el propósito de adulterar de una forma tan ruda las naranjas ordinarias para darles apariencia de sanguinas? Según el propio diario, su finalidad era la de siempre, desde que el mundo es mundo: aumentar el precio de venta –y con ello, las ganancias–. Efectivamente, la naranja sanguina gozó de una enorme popularidad a lo largo del final del siglo XIX y principios del XX. Ligada a ambientes culturales franceses e italianos, era sinónimo de gusto y sofisticación en toda Europa, generándose una alta demanda.
La naranja sanguina gozó de una enorme popularidad a lo largo del final del siglo XIX y principios del XXLos agricultores abandonaron su cultivo y hoy son difíciles de encontrar en los supermercados españoles
Este gran valor comercial hizo que se realizaran numerosas plantaciones de naranjos sanguinos en zonas templadas de Murcia. Localidades como Mula, Alhama, Librilla y la huerta de Murcia vieron proliferar huertos de sanguinas. No obstante, como la alegría en la casa del pobre no es duradera, esos tiempos prósperos pasaron y el último tercio del S. XX marcó el declive de la variedad. Los agricultores abandonaron su cultivo y hoy son difíciles de encontrar en los supermercados españoles.
Las diversas variedades de naranja sanguina o de sangre, dentro de las que destacan las Sanguinelli, las Moro y las Tarocco, tienen en común su pulpa de color rojizo, su sabor entre cítrico y frambuesa, así como, en general y con la excepción de las Tarocco, una notable mayor acidez que las naranjas ordinarias. Su grado de pigmentación se ve favorecido por los climas con fuerte oscilación térmica entre el día y la noche y viene causado por el desarrollo de antocianinas, pigmento con grandes propiedades antioxidantes.
Su vistoso color rojo y sus propiedades beneficiosas para la salud han comenzado a devolverle presencia en los mercados internacionales y en las cocinas como un producto gourmet.
Junto a recetas muy antiguas como la siciliana ensalada de hinojo, naranja roja y hierba buena, van apareciendo recetas modernas que emplean la naranja roja como base de helados, mermeladas, vinagretas o coloridos postres. La época óptima para su consumo comprende los meses de enero a marzo, cuando las noches frías y los días templados sacan de esta fruta toda su expresividad y riqueza de matices, aportándole ese inconfundible aroma de los frutos rojos.
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