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La inauguración de los ventorrillos este domingo. Foto: Guillermo Carrión / AGM | Vídeo: Marta Aznar

Los arroces, el zarangollo y los paparajotes, lo más pedido en las barracas de Murcia

Miles de murcianos se dan cita en los 38 ventorrillos para disfrutar de la gastronomía típica en la semana de las Fiestas de Primavera

Paula Sinaí Martínez

Martes, 22 de abril 2025, 00:27

Las Fiestas de Primavera de Murcia huelen a muchas cosas: a flores frescas, a fajín recién planchado, a las cenizas de la Sardina y, por supuesto, a las barracas. El aroma a tapas de lomo o longaniza, zarangollo y muchos otros platos emblemáticos de la Región inunda el centro de la ciudad, haciendo rugir los estómagos de murcianos y visitantes.

Patata asada con ajo a 1,30 euros, arroces a 7 y tapas de morcilla, salchicha y longaniza por 1,60 son algunos de los platos de los que los murcianos pueden disfrutar en los 38 ventorrillos de la ciudad (uno más que el año pasado). Por supuesto, tampoco pueden faltar los paparajotes (a 1,50 euros) y el café de olla, a un euro. Sabores típicos de la huerta de Murcia, elaborados por cocineros que en muchos casos llevan media vida dedicándose a las Fiestas de Primavera en cuerpo y alma.

Este es el caso de Maravillas, que lleva 40 años en la barraca de la peña El Limonar, actualmente ubicada en el jardín de la Fama. «Llevo aquí casi toda mi vida», afirma. Maravillas es la encargada de la elaboración de los paparajotes, el postre «más pedido de las barracas». «En un día podemos utilizar más de 20 litros de masa para prepararlos», explica. Además, se suelen servir «unos 2.000 paparajotes diarios», y en una semana se calcula que se han recolectado «unas 14.000 hojas de limonero».

Y es que este postre es, sin duda, el más solicitado por los murcianos. «Después de comer, siempre paparajotes y café de olla», cuenta a LA VERDAD uno de los comensales mientras hace cola en la barraca de la peña El Pimentón, ubicada en la plaza Circular. «Me encantan porque solamente se pueden comer ahora, el resto del año no es tan fácil pillarlos en cualquier sitio», añade.

Según Antonio Sánchez, presidente de la peña El Limonar, los platos más pedidos en las barracas son «los arroces, el zarangollo y las patatas asadas». Los arroces suelen prepararse de conejo o de verduras, y se hacen una media de siete de cada tipo, en paelleras para 50 o 60 personas. «Calculando, pueden salir 350 platos de arroz y conejo y otros 350 de arroz y verdura diarios», afirma Sánchez. Según María Ángeles, que lleva quince años en esta barraca preparando los arroces, cada una de sus paellas lleva tres kilos de arroz y cinco kilos de conejo.

Cocineros de la barraca El Limonar preparando el arroz. M.A. Aznar

Otro rey indiscutible de los ventorrillos es el zarangollo. Este plato murciano elaborado con cebolla, calabacín y huevo es uno de los más solicitados cada año. Según afirma la propia peña, hacen «tantos al día que han perdido la cuenta».

El zarangollo es también uno de los platos favoritos de Elena y Luis, un matrimonio paraguayo que visita las Fiestas de Primavera con sus dos nietos de Córdoba. «Solemos venir siempre en esta época. Creo que es una zona ideal para que los turistas conozcan comida tradicional de buena calidad», apunta Luis. Por supuesto, se declaran 'fans' de los paparajotes, en especial su nieto, que cuenta que una vez llevaron este postre a su colegio y le encantó. «Están riquísimos. Son lo mejor», afirma, categórico.

Durante las Fiestas de Primavera Murcia se llena de turistas como ellos que, atraídos por la cultura y la gastronomía, se acercan a las barracas para probar algunos de los platos típicos de los que no se puede disfrutar en ninguna otra parte. «Italianos e ingleses son los que he notado que más vienen», afirma Antonio Sánchez. «Quieren catarlo todo de las barracas, y todo les encanta», sostiene.

Lucía, de Valencia, es la primera vez en años que vuelve a las barracas y lo ha hecho atraída por «el zarangollo y los michirones», pero sobre todo, por el ambiente: «Se ve todo muy bonito, hay muy buen ambiente y se ve a la gente con muchas ganas».

La atmósfera festiva, el aire impregnado del olor de las cocinas y el buen tiempo del que, de momento, está disfrutando la ciudad, atraen irremediablemente a cientos de personas que se congregan cada día en los ventorrillos, hasta su cierre el 27 de abril. Yoyes, otra comensal, viene todos los años con su familia porque «son nuestras tradiciones y no podemos perderlas nunca, esperamos todo el año para disfrutarlas». Según Jesús, que también forma parte de las largas colas a las entradas de las barracas, él y su familia vienen todos los años, y «si se puede, más de un día»: «Procuramos vivirlo».

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