Justo castigo para el Efesé en Valladolid
El Cartagena renuncia al ataque, juega a defender y encaja en el minuto 89 el gol de una derrota que este domingo le puede dejar colista
El Cartagena puede terminar esta jornada colista de Segunda División. El equipo albinegro perpetró anoche en el José Zorilla el peor partido de la temporada, ... para renunciar al ataque desde el principio, centrarse en defender y conceder una dolorosa derrota en el minuto 89 que lo deja penúltimo en la clasificación con solo 3 puntos de 18 posibles. Un solo empate del Eibar este domingo convertiría al Efesé en el farolillo rojo de la categoría. Hay problemas en el fondo y en las formas de una plantilla que en solo seis días pasó de plantarle cara al líder a entregar armas al Valladolid desde el primer segundo del encuentro. Duro varapalo tanto para el vestuario como para el entrenador Víctor Sánchez del Amo, que no ha podido reiniciar peor su vuelta a los banquillos tras tres años de paréntesis.
A orillas del Pisuerga, el termómetro marcaba más calor que de costumbre. Es el hartazgo, el enfado y el descontento de la afición pucelana, realmente molesta por el rumbo de un equipo ascensor, sin poder estabilizarse en Primera ni aterrizar sin turbulencias en Segunda. El José Zorrilla es un estadio dominado por el frío -con permiso de Los Pajaritos-, pero últimamente caldeado, como una olla a presión, por la dinámica de un Real Valladolid que este sábado medía fuerzas contra un Cartagena igual de necesitado. Ni siquiera la victoria por la mínima calmó los ánimos de la caliente parroquia local.
Real Valladolid
John, David Torres, Vernes, Boyomo (Raúl Moro, 59); Escudero, Monchu, Juric (Víctor Meseguer, 59), Iván Sánchez (Quintana, 90+), Luis Pérez; Sylla (Marcos André, 59), Kenedy (Cédric, 82).
1
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0
FC Cartagena
Marc Martínez; Isak Jansson (Musto, 61), Luis Muñoz (Alarcón, 80), Alcalá, Fontán, Arnau; Hevel, Jony Álamo (Kiko Olivas, 82), Jairo; Ortuño (Umaro, 61) y Ayllón (Lautaro, 61).
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Goles 1-0, Cédric (minuto 89).
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Árbitro González Francés (canario). Amarillas a los locales Monchu, Sylla y Escudero; y al visitante Fontán
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Incidencias 16.138 espectadores en el estadio José Zorrilla de Valladolid.
Vallisoletanos y cartageneros comparecieron ciertamente apurados, en una situación delicada. El Efesé, con las buenas sensaciones del Zaragoza pero sin solidez ni apenas puntos en el casillero; el Pucela confuso, sin digerir la pérdida de categoría y atragantado con cualquier equipo, ya juegue en superioridad numérica (contra el Elche) o frente al entonces colista (Alcorcón). Ni mucho menos para tirar cohetes, con 1 punto de los últimos 12 y la extrema presión para el cuestionado entrenador Pezzolano, en el centro de todas las miradas.
Estamos en septiembre, apenas desfilan tropas y legiones y casi ni se ha marchado el calor veraniego. Pero lo cierto es que ya hay urgencias en unos y en otros. Tanto, que ninguno de los dos equipos se atrevió a llevar la iniciativa del juego; timoratos los locales, realmente imprecisos, nerviosos, bloqueados. A cada torpeza pucelana respondía el público con silbidos, cada vez más continuos e intensos. No es para menos, porque las pérdidas en campo propio eran habituales y cada una más sonrojante, desde el dubitativo Boyomo hasta el portero John, un manojo de nervios.
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Ni supo ni encontró la manera el Cartagena de hincarle el diente a un Valladolid dormido en los laureles, sometido desde el primer segundo a la presión de su público. Los albinegros abogaron por seguir un papel contragolpeador más que dominador. Y el resultado no pudo salir peor: ni concretó remates entre los tres palos (el primero en el minuto 85) ni mostró la suficiente solidez defensiva. Pucelanos y cartageneros se pasaron la patata caliente sin dar un paso al frente.
No será por argumentos. El Valladolid tiene una plantilla excelsa y con tres veces más capacidad económica. Y el Efesé puede hacer daño, pero Sánchez del Amo apostó por el mismo once de la semana pasada, con la única novedad de Luis Muñoz por Gonzalo Verdú. Así, veteranos como Damián Musto, Juan Carlos Real y Kiko Olivas vieron el choque desde el banquillo por enésima vez; mientras que dos balas de fogueo, Narváez y Umaro, esperaron también su turno en el banco.
Inseguro y sin filo
Solo cuatro de los veintidós futbolistas quisieron cambiar el guion soporífero de la primera parte. Jairo y Ayllón en el bando visitante, concretado en la única acción peligrosa: un gol justamente anulado a Ortuño por el milimétrico fuera de juego del joven ariete vallisoletano, titular en su vuelta a casa. Y Monchu y Kenedy en el lado local. Esta dupla causó más problemas, para bien un Valladolid de menos a más que terminó con mejores sensaciones: apretó las tuercas al titular Marc Martínez y se marchó al descanso siendo superior en posesión (57%), disparos (10) y saques de esquina (4). Ni fue preciso ni tampoco sólido el Cartagena, en una versión nada afilada y muy concesiva.
El Valladolid estiró prácticamente hasta el final ese buen momento de forma. Lo intentó de mil maneras hasta conseguirlo. Primero con el delantero Sylla, que a la primera exigió la estirada de Marc Martínez y a la segunda se estrelló con el larguero.
El portero del Efesé se convirtió en el mejor jugador de los albinegros, mal asunto se mire por donde se mire. Los pucelanos dispararon veintidós veces, ocho de ellas entre los tres palos y con las respectivas intervenciones del héroe del ascenso en La Rosaleda. Realmente ese era el guion previsto por Sánchez del Amo: contragolpear y defender. Solo se cumplió esta última parte, porque el Cartagena pronto entregó armas y rara vez tuvo la malicia para poner en aprietos al portero rival.
En un acoso y derribo continuo, el Valladolid encontró el merecido premio del gol en una jugada de estrategia, en el minuto 89. Un saque de esquina que el recién incorporado Cédric remató adelantándose a Musto. Ese escenario se produjo en un contexto donde el Efesé insistió en defenderse, reforzando la defensa con Alarcón y Kiko Olivas para protegerse de las internadas de Raúl Moro.
Ya casi sobre la bocina, más a las bravas que con sentido, los de Sánchez del Amo pidieron penalti en una discutida jugada donde Kiko Olivas recibió un agarrón dentro del área. No vio nada el árbitro ni tampoco se le advirtió desde la sala VAR. El castigo fue justo para un Efesé oficialmente inmerso en una peligrosa espiral de malos resultados. En Valladolid fue un claro paso atrás tras la buena imagen vista ante el Zaragoza.
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