La deuda a corto plazo del Cartagena sube a 2,4 millones y la neta asciende ya a 7,6

El dato más importante es el de la deuda a corto plazo, que en 2022 era de 2,3 millones de euros y en 2023 sube un poco. Se sitúa en 2,4. La cifra exacta es de 2.445.000. Esta es la deuda generada durante la gestión de Paco Belmonte, casi toda tras el ascenso a Segunda de 2020 y después de que el club lograra salir del concurso de acreedores, tras ser capaz de saldar los casi 5 millones de deuda de la etapa de Paco Gómez y Sporto Gol Man.

Aumenta todavía más la deuda neta del club, que era de 5,6 en 2022 y se eleva hasta los 7,6 en 2023. La ratio de deuda sobre ingresos relevantes pasa del 52 al 63%. La deuda neta es la suma de todas las deudas financieras que tiene una empresa, incluidas las que son a corto plazo, menos la tesorería y las inversiones a corto plazo. El hecho de que el FC Cartagena no tenga prácticamente patrimonio, al margen de los futbolistas de la primera plantilla, provoca que este indicador vaya cada año a peor.

Como tampoco se han llevado a cabo ampliaciones de capital, algo que es clave para explicar que el límite salarial del Cartagena sea el más bajo de todo el fútbol profesional este curso, casi todos los ratios de solvencia han descendido de manera acusada en estas cuentas del ejercicio 22-23 presentadas por el club.

Así, empeoran la cifra de negocio (pasa de 9,8 a 8,5 millones) y el fondo de maniobra negativo (que pasa de 2,9 a 3,6). También es sintomático el dato de ratio de liquidez, que estaba en 0,80 y cae ahora hasta el 0,34. En cuanto a ingresos por traspasos de futbolistas, en este ejercicio no se ingresó nada, por los 405.000 euros recibidos en la temporada anterior. Además, los compromisos a largo plazo han pasado de los 4 millones de euros a una cantidad de 5,4, pero esto es debido a la entrada del club en el Plan Impulso, con lo que se trata de un débito de menor importancia en estos momentos.

En la temporada 2022-2023 ya se alcanzaron los 4,8 millones en sueldos, un 1% más interanual, que, sumados a otros conceptos, como la Seguridad Social, alcanzaron un coste del primer equipo de 5,5 millones. En cuanto a los patrocinios, aguantaron más o menos bien en este ejercicio, pero el curso pasado se quedaron en poco más de 200.000 euros, la peor cifra en los nueve años de Belmonte en el club. Eso es algo que este verano está cambiando. Y mejorando poco a poco.

Es obvio que los apuros económicos del Cartagena están ahí, más allá de que todavía no se conozcan las cuentas del ejercicio 2023-24. De hecho, el Efesé ha sido uno de los últimos equipos en presentar sus números del curso 2022-23 y en esta ocasión no lo ha hecho en el portal de transparencia de su propia web, ya que LaLiga no obliga a ello. Esto significa que todavía pasarán muchos meses hasta que se puedan consultar las cifras de la pasada temporada. En el club aseguran que se hicieron grandes esfuerzos el pasado curso para aminorar pérdidas, frenar la sangría y equilibrar las cuentas.

Una noticia positiva es que el Cartagena ha logrado que se levante la sanción de LaLiga y ha regresado a la regla del 1:1, lo que facilitará las cosas en los dos próximos mercados, que pueden ser determinantes. Además, el Efesé no tiene el límite excedido y, por tanto, ha hecho los deberes exigidos por la patronal en estos últimos meses, algo que no han hecho otros clubes de Segunda como Almería, Huesca, Levante, Granada y Oviedo. Con todo, el Cartagena necesita nuevas vías de financiación y encauzar su rumbo económico cuanto antes.