Carlos Carmona: «La espina que me queda es que no pude volver al Cartagena»
El héroe del asenso de 2009 en Alcoy habla de la cita que mañana mide a los dos grandes clubes de su carrera, ya cerca de la retirada
El vídeo dura un minuto y cincuenta segundos. Han pasado catorce años y tiene más de cien mil reproducciones en 'YouTube'. El ascenso de ... 2009 en Alcoy marcó a una generación de jóvenes aficionados del Cartagena que hoy en día representa a buena parte de la masa social albinegra. Recordar cada zancada de Carlos Carmona (Mallorca, 36 años) hacia la portería del Alcoyano remueve los corazones y eriza la piel de todos los cartageneristas. Ese día cambió para siempre la suerte del Efesé. Ahora, el protagonista de esa hazaña inicia la cuenta atrás de su retirada y repasa con LA VERDAD el pasado, presente y futuro a las puertas del Cartagena-Sporting de Gijón, los dos grandes clubes de su carrera, de mañana (Cartagonova, 16.15 horas).
–¿Qué es de la vida de Carlos Carmona 14 años después del ascenso en Alcoy?
–En febrero de este año terminé contrato con el Intercity. No ha salido nada que me atraiga y ya con 36 años casi que se puede decir que estoy retirado porque a estas alturas no creo que salga nada que me interese. Todavía no he decidido colgar las botas, por si ahora en el mercado de invierno sale algo de Segunda RFEF por la zona de Alicante. Eso sí que me lo pensaría. Está la puerta entreabierta, ya mentalizado también de que la retirada puede llegar. Tengo dos niños, el mayor tiene cinco años, lleva tres en el cole, tiene a sus amigos... Tenemos la vida aquí y por eso no me anima otra cosa.
–¿Qué le ha llevado a un mallorquín, mitad asturiano, a establecer su residencia en Alicante?
–Firmé por dos temporadas en el Intercity de Alicante, aunque finalmente cumplí año y medio del contrato. El 2 de febrero me hicieron un despido improcedente y yo ya no podía firmar en ningún sitio esa temporada; ahí sí que tuve buenas ofertas para salir. Pero la competición no me permitía firmar en otro equipo español, solo en el extranjero. Con la familia no quería eso. Somos felices en Alicante y solo me lo plantearía si sale algo cercano por aquí. Conocí a mi mujer en la etapa del Sporting de Gijón y hace ya doce años que estoy con ella. Ahora me toca disfrutar de los fines de semana, estar tranquilo, hacer algún viaje...
«Si no me sale nada cerca de Alicante, ya me he mentalizado para colgar las botas y retirarme»
–¿Qué echa de menos y qué no del fútbol?
–El día a día, la pelotita. Por suerte he estado en grandes equipos, con grandes estadios, y era una maravilla ir a entrenar. Por otro lado ya no tengo esa presión constante del fútbol, siempre al pie del cañón, cuidar la alimentación al 100%, el día de descanso tenías que respetarlo y no estar mucho tiempo de pie en el parque con los niños... Ahora lo aprovechas y se disfruta. Antes el fútbol no era tan exigente como ahora, porque desayunas allí, ves vídeos, entrenas, el gimnasio, incluso comes en la ciudad deportiva y por las tardes vas al entrenador personal o al nutricionista. Hoy en día los jugadores son atletas. Llevo desde los 16 años con esa rutina, desde que salía del instituto para ir a entrenar con el Mallorca. Hoy en día hago mi hora u hora y media de gimnasio y ya a llevar una vida normal.
–¿Qué recuerda del Carlos Carmona que llega a Cartagena en 2006 con 19 años?
–Con 16 años ya estaba en las categorías inferiores de la selección española, me subían de categoría con los mayores. Y hasta debuté en Primera con el Mallorca a los 17. Era como una joven promesa del fútbol español. Al ir al Valladolid, en Segunda, siendo aún juvenil, la carrera dio un vuelco y tuve muy pocos minutos. En 2006 tuve la opción a última hora de ir al Cartagena. Un equipo fuerte en la categoría, con un estadio importante y aspiraciones de ascenso. El proyecto me llamó la atención y era la oportunidad para resurgir, hacer un buen año y engancharme de nuevo al fútbol profesional.
Hice buen año y firmé dos años más. Ese último, que es el del ascenso, qué decir. Todo son cosas buenas. Yo tengo dos equipos, además del Mallorca: el Cartagena y el Sporting por todos los momentos que viví, los mejores de mi carrera. Me quedo con esos recuerdos. Esa tarde de Alcoy fue para mí la hostia, no había conseguido nada parecido a eso e hicimos felices a mucha gente. Eso es lo más grande.
–¿Cómo era su vida aquí?
–Vivía en un piso compartido en Santa Ana. Hice grandes amigos, el mejor y que en paz descanse Miki Roqué. Era como un hermano para mí y lo que le pasó no debería sucederle a ninguna persona en el mundo. Estábamos todo el día juntos, compartimos comidos, íbamos al cine... Actualmente aún tengo un grupo bastante activo de WhatsApp con Viyuela, Eloy Martín y Armando Lozano. Estamos en contacto y al día siempre. Con Addison también tengo una relación maravillosa, con Teo Tirado, Mariano Sánchez... Solo tengo recuerdos bonitos y a día de hoy me sigo sintiendo muy querido por la gente. Tengo pendiente volver y enseñarle a mi mujer la zona del puerto, que es preciosa.
–Le pregunto por Fabri y Jémez, los dos entrenadores de aquella temporada del ascenso.
–Fabri era como un padre. Confiaba mucho en mí. Tengo charlas que me llevaré para mí. Una vez atravesé una racha de tres partidos muy malos, me llamó a su despacho y él, que siempre te hablaba de usted, me dijo: 'No me dé explicaciones, que usted conmigo va a estar siempre. Yo confío en usted y sé que nos va a ayudar mucho a ascender'. Jémez era un motivador nato. Recuerdo el vídeo antes del ascenso y aquella charla antes de salir a El Collao. Fíjate si salimos motivados que hasta Eloy, que ese día no estaba convocado, me dijo: 'Pagaría por jugar'. Ahí están las trayectorias de los dos.
–¿Qué le hizo pensar que le robaría ese balón a Fernando Martín? En esos momentos hay tensión, presión y menos finura.
–Es que encima estábamos con un jugador menos y solo esperábamos la prórroga y los penaltis. Yo era joven y tácticamente a veces me costaba ir hacia atrás. Mi intención siempre era ir a presionar. Era el minuto 90, pero estaba fresco y fui a la presión; sobre todo, porque Fernando controla y está mal perfilado. Yo creo que no me ve venir. Fuimos al choque, el balón fue hacia adelante y en el último momento vi a Juan Pablo por el rabillo del ojo. La celebración lo dice todo. Recuerdo llevar tres puntos frescos en la barbilla, de un codazo en la primera parte; y llegar al vestuario solo con los pantalones. Con el tiempo, mi casero me pasó una foto y me enseñó cómo un amigo suyo tenía la bota, creo que Nike, en una vitrina. Con la euforia la perdí [ríe].
«En 2020 hablamos pero tenía contrato en Gijón. En 2021 se intentó pero al final no hubo opción»
–Su final en el Cartagena no terminó de la mejor manera. Se marchó «muy triste» tras el impago de las últimas nóminas. Firmó en el Recreativo de Huelva.
–Todo aquello lo llevaba mi agente. Yo tenía 21 años, incluso en ese momento tampoco manejaba yo el dinero, porque se encargaban mis padres. Fue mi representante el que actuó y con 21 años yo me dedicaba a jugar al fútbol. Me llegó una oferta del Recreativo, que estaba en Primera División. Tenía un precontrato con ellos, de irme con ellos al acabar la temporada. Lo firmé mucho antes de ascender con el Cartagena. En ese momento estábamos en Segunda B y me llamó el Recre para jugar en Primera.
Luego fíjate lo que es el fútbol: bajó el Recreativo a Segunda y ascendió el Cartagena. Le dije a mi representante: '¿No podemos hacer nada para seguir, que estoy a gusto, lo que hemos conseguido, soy feliz y tengo a mis amigos?' Cosas de fútbol, no puedes hacer nada. Cosas también del representante, que es quien te guía. Tú estás en Segunda B, te llaman de Primera... Lo importante es que fui profesional hasta el último día y lo di todo para ayudar al Efesé.
–Pudo volver en 2020, cuando estaba en el Sporting. Pero su salario era muy alto.
–En mi último año en el Sporting sí que hubo interés, pero no pude salir porque tenía contrato. Luego, cuando ya acabó esa temporada, sí que hablé con Sívori para ver si existía alguna posibilidad de volver, pero finalmente no hubo opción. La verdad es que me hubiera gustado volver al Cartagena, lo intentamos y existieron conversaciones, también, por mediación de mi representante. Finalmente no se dio y me hubiera encantado. Esa es la espina que me queda: pasaron los años y no pude volver a un sitio donde fui muy feliz.
«La verdad es que duele. Hay buen equipo y los números no lo reflejan»
–Ese ascenso en Alcoy llegó tras 21 años. Y ahora el equipo es colista con 9 puntos de 51 posibles.
–La verdad que duele. Sobre todo, porque el Cartagena tiene buen equipo y los números no lo reflejan. El fútbol es caprichoso y también son ya varios los partidos que se escapan en los últimos minutos, como en Tenerife. En una dinámica negativa te viene todo en contra. Son muchos puntos para salir del descenso, pero hay ejemplos en la categoría y si cogen una buena racha saldrá todo; que si te empatan en el 91, tú luego reacciones y ganes en el 95. Hay que darle confianza al equipo, animarles y saber que el vestuario no va a tirar piedras sobre su propio tejado. Nunca nadie quiere hacerlo mal ni quiere sufrir un bajonazo en su carrera. Hay que hacerse fuertes en el Cartagonova y empezar a sumar de tres.
–¿A qué quiere dedicarse?
–Quiero seguir ligado al fútbol. Me estoy sacando el carné de entrenador y mantengo la rutina en el gimnasio. Además, también estoy cursando unos estudios de analista, que abre muchas puertas en el fútbol y lo recomiendo. Analizo y veo mucho fútbol, con ganas de seguir en este mundo que es mi pasión.
–¿Con quién va mañana?
–Es difícil. El Sporting va de dulce y es segundo; y el Cartagena, que está necesitado. Son distintos objetivos. Ojalá pudieran ganar los dos. Si uno de los dos estuviera tranquilo y en mitad de tabla, te diría que prefiero que gane el otro y se consolide arriba. Pero es que los dos necesitan sumar. El punto tal vez sería más bueno para el Sporting. El Cartagena lleva tres jornadas sin perder y toca sumar y alargar esa racha que le acerque al objetivo.
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