Vox sale noqueado del primer asalto

Para que Vox pueda hacer realidad ambas advertencias, tendría que votar necesariamente junto con el PSOE y Podemos, y si se llegara a ese extremo no parece que dicha estrategia sea bien entendida por el electorado de Vox. Aunque se lo puede poner difícil a López Miras, el partido de Abascal tiene una situación compleja en la Región: los resultados electorales, aunque buenos, le confieren una posición de fuerza relativa, salvo que se eche el monte votando con la izquierda.

Los de Vox salieron en cierto modo noqueados de su primer pulso de esta legislatura con los populares. Hasta poco antes de que comenzara el Pleno constituyente se estuvo negociando la presidencia del Parlamento. Vox lanzó un todo o nada e insistió en que tenía que ser para Alberto Garre. El PP se cerró en banda y lo consideró una petición desproporcionada que no se correspondía con los resultados de las urnas. Los de Abascal argumentaron que, con menos escaños, Ciudadanos estuvo en la Mesa en las anteriores legislaturas, y los populares replicaron que la situación era distinta, ya que el partido liberal podía darle el gobierno al PSOE. No se planteó otro puesto para Garre, según fuentes del PP. Al parecer era la presidencia o nada.

Con tales discrepancias arrancó el Pleno, en el que Alberto Garre tuvo su momento de gloria presidiendo la Cámara durante hora y media como diputado de mayor edad, aunque dejó entrever su falta de soltura para manejar la nave legislativa. En cualquier caso, el expresidente de la Comunidad disfrutó como un niño con zapatos nuevos en su 'rentrée' política.

Lo sucedido no presagia nada bueno para ambos; no es el comienzo de una hermosa amistad. El reparto de cargos en los órganos de la Asamblea era el primer test y los populares han sido inflexibles, confiados en que Vox hará mucho ruido pero sin que llegue la sangre al río. Ya se verá hasta dónde consentirán Santiago Abascal y Espinosa de los Monteros, teniendo a la vuelta de la esquina las elecciones generales, que es lo que realmente les interesa. Vox tiene el 23-J una prueba de fuego en la Región de Murcia: revalidar o no su victoria de 2019. Se juega mucho si bloquea, impide o amenaza el nombramiento de Miras. En este contexto, no hay que olvidar que la Región sufrió una anterior legislatura tan fantasmagórica y desastrosa como para que se vea abocada ahora a una repetición electoral.

El enfado mostrado por Antelo –ojo, apoyado por Abascal– responde a una especie de orgullo herido por sentirse ninguneados por un PP que al menos necesitaría su abstención. Fue un poco lamentable observar cómo se proponía el nombre de Garre en varias votaciones con el apoyo en solitario de su grupo. De la misma forma que Vox está legitimado para hacer valer sus votos, tampoco puede pretender tener la llave de la Mesa de la Asamblea, aunque sea un órgano con menos peso 'ejecutivo' que la Junta de Portavoces. Queda partido, pero los de Vox se sintieron algo humillados en el primer asalto. El PP tendrá que manejar la situación y tal vez hacer algún guiño o concesión, aunque en estos momentos López Miras y su equipo no están para ceder en nada, como se ha podido comprobar. Se aferran a su palo mayor: han sacado más votos que toda la izquierda, y dejan la pelota en el tejado de Vox.

El partido de Abascal puede hacer valer su 18% de votos, ya que tiene otras formas de influir en el Gobierno regional a través del aparato legislativo, con la producción de leyes y el Presupuesto anual de la Comunidad Autónoma, lo cual deparará una legislatura muy movida en el caso de que se conforme el Gobierno autonómico. (Si fuera así, ya existen apuestas en la izquierda a que puede haber elecciones anticipadas en dos años.)

La obsesión de Vox, sin embargo, es entrar en el Gobierno regional como sea, e invoca el pacto alcanzado en la Comunidad Valenciana. Un acuerdo exprés de un PP valenciano necesitado de apoyos, y que ha dejado descolocados a muchos. A la vista de las urnas, Valencia y Murcia no son lo mismo, pero la más que generosa estrategia de Carlos Mazón hacia Vox, le puede complicar la vida a López Miras. Partimos de la base de que existe un tablero de juego nacional que manejan las cúpulas de ambos partidos, y que puede haber teatro y escaramuzas, pero hay políticas y personajes cada vez menos previsible. Vox pasa de la satisfacción valenciana a la decepción murciana. Y ahí estamos. Antelo dijo que tomaba nota para los siguientes pasos.

En el flanco del PSOE, a José Vélez se le percibe encantado con esta pelea entre PP y Vox, de la que piensa sacar provecho. Llevará la voz de la izquierda ante un Podemos alicaído. A Vélez se le vio ayer suelto y chispeante como próximo portavoz.

A la vez que se celebraba el Pleno se conocieron las listas del PP al Congreso y el Senado. López Miras prescinde de dos consejeros clave, como los de Hacienda y Agricultura y Agua, Luis Alberto Marín y Antonio Luengo. Habrá un vuelco en su próximo gabinete, suponiendo que sea investido. Los demás consejeros están en capilla, a la espera de ser confirmados o relevados. Los ex de Ciudadanos, como Valle Miguélez, se encuentran a disposición de lo que precise la Región de Murcia.

No se entiende que PP y PSOE pongan en las listas a Madrid a diputados regionales que ayer tomaron posesión, sabiendo que este año tocaba generales.