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Tres personas con marcarillas pasean por Pekín. Reuters
La epidemia supera el coste económico de otras graves crisis como el SARS o el ébola

La epidemia supera el coste económico de otras graves crisis como el SARS o el ébola

El impacto está siendo más agudo por el frenazo de la producción en China, pero se prevé que vuelva a su cauce en cuanto se contenga

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Domingo, 23 de febrero 2020, 00:16

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El coronavirus ya es la epidemia más letal para la economía mundial de este siglo. Las últimas cifras hablan de más de 2.300 muertos, frente a otras crisis sanitarias recientes como el Síndrome Respiratorio Agudo (SARS) de 2003, que provocó 774 víctimas, la mitad en China. La falta de síntomas en personas contagiadas también provoca un mayor efecto pánico que lleva a muchas empresas a paralizar su producción y a la mayoría de habitantes chinos a no salir casi de casa, por lo que los servicios y el consumo se hunden.

Y todo ello en un país que no es quien era hace 15 años. Ahora China supone el 19% del PIB mundial, por lo que todo lo que le afecte –ha quedado demostrado en 2019 con la guerra comercial con EE UU– implica al resto del planeta. Las estimaciones de la consultora Capital Economics hablan de un coste de más de 280.000 millones de dólares solo en el primer trimestre: el PIB no crecerá por primera vez desde 2009.

Esta abultada cifra multiplica por siete el coste del SARS, que fue de 40.000 millones, aunque es cierto que el tamaño de la economía mundial en 2003 no era el que es hoy. Aún así, ya entonces se recortó un 1,1% el crecimiento de la economía china y un 0,1% la riqueza mundial, en un brote que duró solo ocho meses, explica a este periódico el profesor de EAE Business School, Ramón Gascón.

En cifras, el coste económico de las mayores epidemias es más bajo que el del coronavirus, donde las agencias más cautas estiman un impacto de 62.000 millones de dólares. Una cifra que supera ampliamente los 40.000 del SARS y de la gripe aviar de 2006, los 50.000 millones de la gripe porcina en 2009, los 53.000 del ébola en 2014 o los 10.000 millones del MERS en 2015.

La economista de Lombard Odier, Stéphanie de Torquat, asegura que las consecuencias del SARS fueron «devastadoras pero de corta duración». La OMS anunció en menos de cuatro meses que toda la transmisión humana se había terminado, lo que permitió que el crecimiento económico «volviera completamente a la normalidad». El zika fue diferente porque el impacto fue «mucho más localizado» y sigue existiendo riesgo de contagio en algunas regiones del mundo, por lo que económicamente podría volver a suponer un peligro.

Maquinaria en marcha

Pero ha habido otras catástrofes no sanitarias en los últimos años de gran impacto en la economía. Es el caso del accidente nuclear de Fukushima en 2011, un ejemplo de «terrible desastre con consecuencias a largo plazo». Los costes de destrucción fueron «masivos» y Japón tuvo que cerrar prácticamente todas sus plantas nucleares y comenzar a importar petróleo para seguir generando energía. «Este es un caso en el que se ha perdido crecimiento económico de forma permanente», sostiene.

No se prevé que así sea el coronavirus. Los expertos consultados coinciden en que la producción perdida se irá recuperando en cuanto la crisis se contenga, de modo que el PIB mundial llegue al nivel que habría alcanzado sin brote a mediados de 2021. Gascón, refiriéndose a las cifras dadas por el FMI –calculan un descenso del PIB mundial en 2020 de entre una y dos décimas–, considera que la crisis dejará pérdidas cercanas a ese 0,2% de PIB porque «está durando mucho en contenerse y se ha paralizado casi toda la producción en China».

Aún así, cree que igual que China paró las fábricas y el suministro «de la noche a la mañana», pondrá la máquina a funcionar muy rápido: «cuando deciden algo, lo hacen», explica Gascón. Por su parte, De Torquat asegura que si se contiene en el segundo trimestre, el crecimiento se recuperará «en forma de V», se dará un «rebote pronunciado» que hará crecer también la economía mundial.

En esta línea, el FMI insistió ayer en que cree que la enfermedad le costará una décima de crecimiento a la economía mundial, pero admitió también que están mirando «escenarios más graves en los que la expansión del virus continúa por más tiempo y más globalmente y con consecuencias más prolongadas».

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