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Una mujer con mascarilla, en un centro comercial en Hong Kong. EFE
El coronavirus se ceba con la economía e infecta a las empresas españolas en China

El coronavirus se ceba con la economía e infecta a las empresas españolas en China

Fábricas paradas, tiendas cerradas y trabajadores en casa por una epidemia que sacude el tejido empresarial chino

ZIGOR ALDAMA

SHANGHÁI

Domingo, 23 de febrero 2020, 00:14

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«La empresa necesita llevar de Shanghái a Barcelona unas piezas de automoción que entran en la maleta y están buscando a alguien que pueda ir allí. Pagan vuelo de ida y vuelta. Hay que ir mañana, pero se puede elegir la fecha de vuelta». Este mensaje, publicado en un grupo de WeChat de trabajadores vascos afincados en China, refleja lo desesperada que es la situación de algunas empresas afectadas por el parón que ha provocado la epidemia del coronavirus Covid-19. A pesar de que muchas fábricas pueden retomar ya su actividad, la falta de personal y las restricciones de movimiento suponen un quebradero de cabeza.

Las empresas españolas implantadas en China no escapan de estas consecuencias. Grandes y pequeñas, e independientemente del sector al que pertenecen, casi todas están sufriendo un severo batacazo. Según la encuesta publicada el jueves por la Cámara de Comercio de España en Hong Kong, un 92% de sus asociados reconocen un impacto negativo por el coronavirus. Un 69% ha visto reducido su volumen de negocio, el 41% ha cancelado viajes de negocios, un 73% ha pedido a sus empleados que trabajen desde casa, y la mitad prevé que reclutar talento será más complicado a corto plazo.

«China tiene que asegurar que la economía seguirá ahí cuando gane la batalla al virus»

«Tenemos que estar agradecidos a China por la capacidad que está demostrando para contener la epidemia. Pero el Gobierno también debe asegurarse de que la economía seguirá ahí cuando le gane la batalla». Así expresa Carlo Diego D'andrea, vicepresidente de la Cámara de Comercio europea en China, la preocupación por las enormes restricciones. «No sé si tiene mucho sentido que Pekín imponga una cuarentena a todo el que entra en la ciudad, independientemente de dónde venga», sostiene. Critica que no se ha publicado una normativa clara al respecto. «En algunos casos, esa cuarentena se dicta por los comités de barrio o por los responsables de cada edificio», precisa.

Además, vaticina que las pymes serán la más afectadas. «Están pagando el alquiler y a sus empleados, pero no pueden levantar la persiana. Y no parece que vayan a tener el mismo acceso a las ayudas porque el Gobierno piensa en las grandes empresas estatales», critica el directivo italiano, que también prevé una huida de la inversión europea en China. «El país continúa perdiendo atractivo y las empresas buscan mercados más seguros, sobre todo en el Sudeste asiático», apostilla.

La Cámara está realizando estos días encuestas entre las empresas europeas y considera que todavía es demasiado pronto para vaticinar el impacto en sus cuentas. Pero D'andrea avanza que será considerable: «Por un lado, el Gobierno anuncia que se debe retomar la actividad económica pero, por otro, hace imposible que los trabajadores se reincorporen. Y hay familias que no pueden ir a trabajar porque la niñera que cuida de sus hijos está atrapada en algún lugar del país y las clases no empezarán hasta marzo».

El sector que más preocupa es el de la automoción. Wuhan, epicentro de la infección, es uno de sus centros neurálgicos y el transporte por carretera es «una pesadilla». D'andrea recuerda que en 2003 se criticó a China porque no puso en marcha medidas suficientes para detener el SARS a tiempo, pero advierte de que sobreactuar puede tener consecuencias igualmente desastrosas.

En la China continental, el efecto negativo de la epidemia es aún mayor. Buen ejemplo de ello es Celia Bernardo, una diseñadora asturiana que hace casi una década fundó la marca de moda Celia B. Tenía previsto un viaje a Shanghái para estos días, pero ha terminado anulándolo por miedo a que la pongan en cuarentena o que no pueda salir del país, algo cada vez más habitual por las cancelaciones de vuelos y las restricciones impuestas por otros países a la entrada de quienes hayan visitado China.

«La epidemia me está afectando en todos los frentes. Por un lado, y a pesar de que ya avancé mucho trabajo antes del Año Nuevo Chino, tengo más de cincuenta pedidos que no puedo entregar y he empezado a ofrecer descuentos para evitar que los cancelen. Además, tengo producción que debería estar lista para marzo y abril y que dudo que pueda salir adelante», explica a este diario. A Bernardo también le preocupa el momento en el que la actividad se retome, porque las fábricas no darán abasto con la producción, y pymes como la suya serán relegadas.

«Todo esto es la puntilla. Porque se suma al efecto de los aranceles de la guerra comercial, que lastran mis ventas en Estados Unidos. Cada vez China es menos competitiva. Por eso, estoy buscando ya bases manufactureras alternativas en Indonesia», avanza. Y no es la única. La diversificación de la producción se extiende a grandes multinacionales que desean reducir su dependencia de China. «La mayoría han buscado de urgencia proveedores en otros países del Sudeste Asiático. Los fabricantes chinos salen perdiendo», explica Irene Salguero, responsable de Ventas en China del grupo catalán de curtido Fontanellas y Martí.

'Stock' sin salida

No obstante, el gigante asiático sigue siendo el principal eslabón en la cadena de suministros global, y el cierre de fábricas provocará un efecto dominó en todo el mundo. Lo explica Antxon San Miguel, director de operaciones de Tucai. Su empresa, que depende del sector de la construcción, ha superado las estrictas auditorías del Gobierno para confirmar que se cumplen las nuevas normas de seguridad e higiene, y logró reanudar su actividad en Ningbo el lunes. Pero al 40%, con solo 98 de sus 350 empleados.

«El problema es que no podemos exportar el 'stock' del almacén porque el transporte está paralizado. Cuando se vuelva a poner en marcha será tarde y nos pedirán que utilicemos la vía aérea, y no podemos asumir esos costes». San Miguel concuerda con Goldman Sachs en la previsión de que la economía China dé un salto en cuanto acabe la crisis sanitaria, pero entonces será el mundo el que comience a sentir su impacto. «El golpe vendrá cuando los 'stocks' en el resto del mundo escaseen», predice.

Pedro Segovia recibió el jueves el primer camión en las instalaciones de la fábrica de RTS en Jinhua y vaticina que este fabricante de componentes de automoción tendrá dificultades para trabajar cuando el país recobre por completo la normalidad. «Ahora estamos con un 70% de la plantilla, y seguro que el 10% o el 15% no vuelve», afirma. «Va a ser muy difícil contratar nuevo personal en esta situación», se lamenta. Para mitigar el problema, provincias como Zhejiang y Guangdong han aprobado medidas para atraer migrantes rurales: de transporte gratuito a pagos en metálico.

El sector servicios está capeando el temporal pidiendo a los empleados que trabajen desde casa, pero muchas empresas temen un desplome del consumo. «Las ventas se han desplomado este mes y se verán gravemente afectadas los próximos», augura Salguero. De la misma opinión es Alberto Bermejo, responsable en China de Carolina Wine Brands. «Todos los viajes y eventos se han cancelado hasta abril, incluidas grandes ferias de vino como la de Chengdu. Además, hay miedo a ir a bares y restaurantes, por lo que el consumo ha caído en picado», explica.

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