Una enseñanza transversal que mira hacia un futuro STEM

Adaptarse a un contexto social de cambios constantes y a gran velocidad no solo es un reto para las empresas. El mundo está en plena transformación, y en ese proceso prácticamente todos los sectores de la sociedad se ven afectados, viéndose empujados a ofrecer soluciones que puedan mirar hacia el futuro a pesar de la gran incertidumbre.

Ante esto, la educación tiene las herramientas para poder adelantarse a las necesidades del mañana, ya que en sus manos están los profesionales que liderarán las empresas y formarán parte de este mercado laboral incierto. Para adaptar sus programas y poder ofrecer un proyecto sólido, sostenible en el tiempo y actualizado a las necesidades, el análisis de las tendencias es fundamental. Y estas tendencias no dejan de multiplicarse.

La palabra que en los últimos años está adquiriendo cada vez más peso es STEM, un tipo de educación que definen sus propias siglas: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Tal y como lo define la Fundación Internacional para la Enseñanza de las Ciencias (ISTF), la educación STEM promueve la integración y el desarrollo de las materias científico-técnicas en un único marco interdisciplinar. De este modo, plantea un enfoque didáctico que tiene como objetivo garantizar la transversalidad durante el proceso de enseñanza y aprendizaje, con disciplinas que están consideradas como imprescindibles para que los individuos puedan desarrollarse en el contexto local y global actual.

Su planteamiento pedagógico, que pone cada vez más énfasis en las habilidades vitales, fomenta la creatividad, el pensamiento crítico y la colaboración y trabajo en equipo, favoreciendo que estos alumnos tengan un perfil flexible, resolutivo y motivado. De este modo se potencia la inteligencia intelectual, para que los estudiantes puedan transferir sus aprendizajes a nuevas situaciones y contextos relevantes, implementando las herramientas y el conocimiento aprendido en clase a su vida.

El planteamiento de metodologías activas desarrolla en el estudiante las habilidades necesarias para implementar todo ese conocimiento en el día a día, y buscan contribuir con la reflexión acerca de lo aprendido mediante este proceso interactivo y multidireccional.

En este sentido, desde la Fundación apuestan por el 'Modelo de las 5E', una propuesta para estructurar las unidades didácticas en las materias científico-tecnológicas, que fue desarrollado en 1987 por el Biological Sciences Curriculum Study (BSCS). Su funcionamiento consiste en generar interés a partir de un contexto relevante para movilizar los conocimientos previos, a partir de lo cual se construyen nuevas ideas mediante resolución de problemas. Tras esto, se obtienen evidencias del aprendizaje en términos de compresión y capacidad de transferencia a nuevas situaciones, aplicando estos conocimientos adquiridos a la resolución de nuevos problemas en nuevos contextos, formalizando estos procedimientos con la puesta en práctica.

De este modo, también enseña cómo aplicar el método científico a un contexto de la vida cotidiana para que las soluciones se puedan plasmar en el mundo real. Según la ISTF, los estudiantes graduados en carreras STEM conforman los perfiles más buscados en las empresas por su compatibilidad con la evolución tecnológica de la sociedad.

Según Forbes, las habilidades interpersonales conforman otra de las tendencias en el ámbito de la enseñanza, aunque sean más difíciles de medir que las competencias anteriormente citadas. Se trata de capacidades humanas que no pueden ser reproducidas por las máquinas en un futuro próximo, un hecho importante ante el creciente auge de la inteligencia artificial y su papel para asumir responsabilidades técnicas y rutinarias. Serían, así, la comunicación, el trabajo en equipo, el pensamiento creativo, la resolución de problemas interpersonales, la gestión de las relaciones y la resolución de conflictos. Eso hace que se incluyan como parte de la educación técnica, siendo valoradas por aquellos que se encargan de la captación de talento.

También cambia el modelo de aprendizaje. Tirando no muchas décadas hacia atrás, la enseñanza se asociaba al pupitre y al aula, en una mera absorción de conocimientos. Con el paso del tiempo, el aprendizaje multicanal, con diferentes herramientas y con un enfoque multisensorial, busca despertar habilidades que no solo se centran en lo académico, sino que lo integran en acciones más dinámicas y deslocalizadas que favorecen la integración de los conocimientos. En este aspecto, las Tecnologías de la Información (TIC) han contribuido a que los alumnos puedan adquirir nuevos términos y enseñanzas con una metodología más visual que en muchas ocasiones se realiza en un entorno de juego, para que la parte formativa y lúdica vayan de la mano. El aspecto visual, auditivo y sensorial se unen así en una enseñanza de futuro que busca, además, no dejar a nadie atrás, personalizando el programa para que todos los alumnos, independientemente de su ritmo, puedan conseguir sus objetivos.

Los centros escolares se han convertido en mucho más que un espacio donde poder estudiar. La filosofía en estos tiempos se basa en una serie de valores que pretenden conectar con el alumnado más allá de la mera docencia. La meta es crear un entorno seguro, caracterizado por la empatía y el servicio a los estudiantes, haciendo que no solo los propios alumnos se sientan comprendidos y cómodos en su proceso educativo, sino que las propias familias tengan la tranquilidad y la confianza de saber que la atención y el bienestar de sus hijos están garantizados.

Terapias psicopedagógicas, departamentos de Orientación o charlas de iniciación en la gestión emocional son algunas de las propuestas que incorporan estos centros, trabajando el aspecto más personal de estos alumnos, ya que se entiende que su futuro profesional también estará condicionado por su estado personal. Sirven así de guías a la hora de encajar todos los aspectos que necesitan entender para desarrollarse, personal y profesionalmente.

No solo se trata de un añadido, sino que esta filosofía se incorpora en la propia docencia, haciendo que sus profesores ofrezcan un trato personalizado, atendiendo a las necesidades de cada alumno, detectando posibles necesidades afectivas o de desarrollo, y sirviendo de apoyo durante la etapa formativa.

Entran en juego aquí las inteligencias múltiples, ya que el sector de la educación ha entendido que los alumnos tienen distintas habilidades a la hora de retener la información, y que son capaces de despuntar en ciertas áreas que se adaptan más a su tipo de inteligencia, contribuyendo en este entendimiento a reforzar las áreas que tienen menos desarrolladas para conseguir un aprendizaje completo, poniendo nuevas herramientas que puedan resultarle más atractivas a su disposición.

La estimulación en aspectos como el deporte o las artes se plasman en las actividades extraescolares, que pretenden potenciar aún más el talento y que sirvan de aprendizaje lúdico para el alumnado.

El enfoque Método Montessori es uno de los más seguidos por los centros educativos en los últimos años, ya que se centra en la autonomía y la independencia de los niños, alentándoles a explorar y aprender a su propio ritmo en un entorno adaptado y con materiales específicos.

Otra de las tendencias a nivel pedagógico es la educación al aire libre, fomentando el contacto con la naturaleza, o el aprendizaje basado en proyectos. De un modo u otro, se pretenden abordar los nuevos desafíos preparando a los estudiantes en este aprendizaje y desarrollo desde sus primeros años de vida hasta que tienen que decidir el rumbo de su trayectoria académica y profesional.

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