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Desconexión alimentaria: ¿No comen los europeos a diario?

Adela Martínez-Cachá

CEO de BIA3 Consultores / SAU Agroingenieros

Domingo, 18 de febrero 2024, 10:25

Resulta sorprendente cómo, a pesar de saborear cada día los manjares que nos brinda la tierra, los europeos parecemos haber olvidado el vínculo profundo que nos une con aquellos que nos proveen de alimento. Cada bocado que deleitamos, cada comida compartida con nuestros seres queridos, encierra una narrativa única, porque detrás de cada plato, de cada receta y tradición reside el esfuerzo incansable de aquellos cuyas vidas están dedicadas al cultivo de la tierra y los animales. Sin embargo, hoy nos encontramos al borde del abismo, junto con miles de agricultores y ganaderos españoles que enfrentan una crisis sin precedentes.

¿En qué momento la alimentación dejó de ocupar un lugar destacado entre las preocupaciones de los ciudadanos europeos? ¿Cuándo comenzamos a ver a los agricultores y ganaderos como adversarios en lugar de apreciarlos como los artífices de alimentos sanos, seguros y de calidad?

Nos enfrentamos a una competencia desleal, a la avalancha de importaciones que inunda nuestros mercados y a las regulaciones burocráticas que sofocan nuestra capacidad de prosperar. Además, debemos considerar las amenazas que suponen los productos de terceros países. Tan solo el año pasado, Europa registró 613 alertas fitosanitarias de países terceros debido a plagas o enfermedades, lo que subraya la importancia de regular el comercio internacional para proteger nuestra agricultura y ganadería.

La falta de un apoyo gubernamental adecuado agrava aún más nuestra situación, dejándonos a merced de fuerzas que escapan a nuestro control. Algunos estados miembros han optado por aplicar de manera estricta las Directivas Europeas, imponiendo restricciones adicionales que hacen inviable el cultivo de frutas y hortalizas en muchos casos. Esto ha generado distorsiones en los mercados, ya que se establecen más límites dentro de los límites.

Ante este sombrío panorama, nos unimos para reclamar nuestros derechos, para exigir dignidad. Demandamos precios justos para nuestros productos, condiciones equitativas en el mercado, un marco regulatorio que nos permita operar con libertad y un compromiso real por parte del gobierno para respaldar a aquellos que alimentan a la nación.

Nuestras demandas no son caprichos, son necesidades urgentes que deben ser atendidas de inmediato. No solo está en juego la supervivencia de nuestro sector, sino también la seguridad alimentaria del país y de Europa, así como la pervivencia de un modo de vida que ha perdurado durante varias generaciones.

Cada día que transcurre sin acción es un día perdido, un día en el que nos acercamos un poco más al abismo. No podemos permitirnos el lujo de esperar más. La hora de actuar es ahora, antes de que sea demasiado tarde para salvar lo que tanto amamos.

Es crucial que nos distanciemos de las voces políticas populistas que buscan capitalizar esta situación desesperada. No permitamos que intereses mezquinos distorsionen una lucha legítima por una vida digna y sostenible en el campo español.

Estamos aquí, en las calles, no por elección, sino por necesidad. Las movilizaciones que han sacudido el país no son simples protestas; son clamores desesperados de aquellos que luchan por sobrevivir en un sistema que parece estar en su contra.

En medio de esta coyuntura económica y de reivindicación, la feria Fruit Logistica en Berlín ponía de manifiesto una vez más el vigor y la vitalidad del sector hortofrutícola en nuestro país, así como su significativa relevancia en el mercado europeo. Mientras los agricultores y ganaderos alzaban sus voces en las calles, la feria servía como escenario para resaltar la excelencia y la competitividad de nuestros productos agrícolas y ganaderos en el ámbito internacional.

Por otro lado, los precios de nuestros productos se desploman mientras los costos de producción se disparan y nos hallamos atrapados en un ciclo insostenible, donde cada cosecha, cada venta, parece llevarnos un paso más cerca del abismo económico. No se trata simplemente de números en un papel; se trata de nuestras familias, de nuestros sueños, de nuestro porvenir. En conclusión, nuestra lucha no es solo por nosotros mismos, es por el futuro de Europa.

El regreso de la feria trajo consigo la triste noticia del fallecimiento de Antonio Muñoz Armero, creador del 'holding' empresarial AMC Group, uno de los grandes pioneros del sector agrícola español, ya que bajo su liderazgo, esta compañía fue capaz de romper barreras culturales y políticas para que sus productos llegasen a mercados inaccesibles hasta el momento y reconoció en el comercio internacional una herramienta vital para su crecimiento, siendo pionera en la Región en la exportación al extranjero. Su legado perdurará como un faro de inspiración para quienes continúan en la lucha por la dignidad y el reconocimiento del trabajo en el campo.

Somos los guardianes de la tierra, los custodios de la naturaleza, y estamos decididos a defender nuestro derecho a vivir con dignidad para seguir alimentando a Europa.

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