Los centros innovan para preparar a sus alumnos de cara al futuro
Apuestan por espacios polivalentes y metodologías en las que priman los escolares
EFQ.
MURCIA
Domingo, 21 de febrero 2021, 11:42
La enseñanza de los más pequeños es uno de los aspectos que más preocupa a las familias, que dedican grandes esfuerzos y horas a buscar aquellos centros que mejor preparen a sus hijos para el mañana. Conscientes de ello, los colegios dedican gran cantidad de recursos en mantenerse actualizados y en encontrar, a través de la innovación, las mejores técnicas y métodos que preparen a sus alumnos con eficacia para un futuro que se prevé alentador en áreas como la tecnología, la ciencia o las humanidades.
Uno de los primeros aspectos que los centros han cambiado para adaptarse a los nuevos tiempos han sido las aulas. Los clásicos espacios dotados de pizarra y mesas en fila han quedado obsoletos en un ámbito educativo en el que el profesor ha dejado de ser el 'jefe' de la clase para convertir en un guía de sus alumnos, a los que encamina hacia un aprendizaje en el que los más pequeños son los que ponen los tiempos y los límites. Así, las aulas han pasado de espacios inamovibles, con mesas orientadas hacia el profesor y la pizarra a entornos abiertos, versátiles y polivalentes capaces de adaptarse a las materias que se estén impartiendo y que se enfocan en los trabajos en grupo y el fomento de la cooperación y la creatividad.
Por otro lado, si el interior de las aulas ha sufrido una verdadera revolución, la parte exterior de los centros no ha quedado exenta de esta transformación. En este sentido, se ha apostado por incentivar los espacios verdes, aumentar las áreas de recreo y fomentar las actividades fuera del aula como modo de enseñar a sus alumnos a través del juego y la práctica 'in situ'. Esta iniciativa que ya habían puesto en marcha muchos colegios es todavía más necesaria en la actualidad, donde la pandemia obliga a ventilar las aulas de forma frecuente para evitar los contagios, lo que motiva aún más las clases en entornos verdes y amplios.
Se apuesta por actividades como la robótica para incentivar las vocaciones científicas
Materias STEM
La tecnología de la que hoy disponemos es con frecuencia fruto de empresas en las que se apuesta por trabajadores con talento, creativos, ágiles e innovadores que cuentan con formación adecuada para llevar sus ideas a buen puerto. La existencia de adultos con gran capacidad para innovar es el resultado de una formación en la que se incentiva en los alumnos estas cualidades a través de lo que se conoce como materias STEM, acrónimo de Science, Technology, Engineering y Mathematics, ámbitos que fomentan en los alumnos las vocaciones científicas y el espíritu emprendedor.
En este sentido, conscientes de la importancia que estas áreas han adquirido en el mundo laboral, los centros han añadido estas áreas en su currículum académico de forma integrada en lugar de como áreas de conocimiento separadas, a través de ejemplos y casos prácticos que buscan incentivar en los alumnos el gusanillo por crear. Ejemplo de ello es la incorporación de actividades como robótica a través de iniciativas como 'El Cable Amarillo, un programa educativo desarrollado por la Comunidad Autónoma cuyo objetivo es acercar este ámbito a los alumnos de una manera amena y divertida. En el marco de este proyecto, un total de 122 centros de la Región han recibido 1.298 kits de robótica, un material que se complementa, además, con la formación del profesorado para su utilización y con el curso gratuito 'Introducción a la robótica' a través de la plataforma 'online' Formacarm.
El programa pretende que los centros educativos utilicen la robótica como una herramienta transversal en el estudio de otras asignaturas, con el fin de fomentar el pensamiento computacional entre el alumnado de Educación Infantil, Primaria y Secundaria.
Los profesores intentan inculcar valores como el trabajo en equipo, la autonomía, la solidaridad y la empatía
Autonomía en el aprendizaje
La adquisición de conocimientos no es lo único importante en la vida de un niño. El colegio es el segundo lugar donde pasan más tiempo, por lo que además de aprender también es aquí donde adquieren valores y rutinas que son a veces mucho más necesarios que las propias materias. Durante los años que pasan entre esas cuatro paredes, los profesores se convierten en una especie de orientadores que deben incentivar en sus alumnos no solo los conocimientos, sino la autonomía en el aprendizaje y el trabajo cooperativo, entre otras cosas. Estas capacidades los preparan así para un futuro, tanto en la universidad como en un puesto de trabajo, en el que no contarán con un profesor y deberán, por tanto, ser autónomos en la adquisición de aquellos conocimientos que vayan surgiendo en el área en el que acaben especializándose.
Por otro lado, junto a la adquisición de capacidades, la enseñanza también se centra en el ámbito más personal de los niños. Los centros escolares se esfuerzan por incentivar en sus alumnos valores más sociales como la empatía, la solidaridad y la ayuda mutua, un trabajo que con frecuencia es posible gracias a una relación cercana entre padres y cuerpo docente. Así, la sinergia entre ambos pone en marcha numerosas iniciativas en las que luchan por formar a estos niños y adolescentes para ser personas fuertes, independientes y preparadas para todo aquello que les espera.