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El UCAM más orgulloso rompe su mala racha al son de Eddie
Los universitarios dicen adiós a sus ocho tropiezos consecutivos con su quinta victoria, sostenida en una gran defensa, mejora del juego colectivo y un Eddie autor de 27 puntos
emilio sánchez-bolea
Murcia
Sábado, 11 de enero 2020, 21:43
El UCAM vuelve a sonreír. Le ha costado de salir del socavón al que había caído, uno de ocho tropiezos consecutivos que le ... tiene coqueteando con el descenso, pero este sábado ha vuelto a asomar la cabeza. Con un Palacio entregado a su equipo, los de Sito Alonso han pasado con nota el examen para el que se han preparado toda la semana. La reacción ha llegado con cambios que se antojaban más que necesarios para reconducir el rumbo: mayor rigor y dureza en defensa, implicación de más jugadores en ataque, y la vuelta a hacer lo que mejor saben algunos jugadores. El mejor ejemplo, un Rojas de ocho rebotes que fue un continuo incordio para los jugadores del Unicaja.
UCAM Murcia
Luz (3), Booker (17), Rojas (8), Eddie (27) y Tumba (4) -quinteto titular- Radoncic (2), Larentzakis (9), Lecomte (5), Cate (2), Durán, Hunt (2) y Sakota (3).
82
-
74
Unicaja Málaga
Fernández (10), Brizuela (17), Toupane (6), Thompson (10) y Gerun (4) -quinteto titular- Díaz (0), Adams (0), Elegar (4), Waczynski (12), Ejim (6), Guerrero y Suárez (5).
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Parciales 23-16, 16-23 (39-39), 17-12 (56-51) y 26-23 (82-74).
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Árbitros Fernando Calatrava, Jordi Aliaga y Roberto Lucas.
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Incidencias Palacio de los Deportes de Murcia, 5.014 espectadores. 17ª jornada de la Liga Endesa.
Y, cómo no, Jarell Eddie. El superlativo tirador americano se fue hasta los siete triples nuevamente por encima del 50% de acierto. Un jugador que recibe y tira en modo automático. Pero que también mete aquellos de los que un entrenador no puede más que aceptar con resignación, sin defensa posible. Y lo mejor de Eddie es que no es solo el mejor tirador, es también mucho más que eso. Sabe leer espacios, no vacila a la hora de ir al contacto y defiende con inteligencia. Terminó el partido con dos robos y un tapón: las tres acciones, en el último minuto del partido.
Pero, aunque la defensa lleve en ocasiones nombres propios, el UCAM supo trasladar de manera colectiva el trabajo de vídeo de la semana al terreno de juego. Los siete aciertos en 27 intentos desde el triple del Unicaja hablan de una defensa que forzó tiros al límite del reloj por la negación a otros intentos de canasta. Fue uno de los puntos negros de Badalona. Y sin dientes y uñas en el aro propio es muy difícil que un modesto pueda competir.
No habrá nuevo récord de derrotas seguidas en la actual etapa en la Liga Endesa: la racha negativa se corta en ocho
Cada mal ataque de Unicaja era una dosis extra de energía a un equipo que contó en la primera parte con uno de los peores Booker de la temporada -uno de seis en tiros-, pero lograba coger ventajas con un Lecomte mejor que el de las últimas semanas y, sobre todo, con el estímulo griego. El triple de Sakota para cerrar el primer cuarto (23-16) fue una canasta muy celebrada en el banquillo, que, unido a las acciones defensivas de Larentzakis celebradas con el puño en alto y gritos sordos, eran una dosis de optimismo a una plantilla necesitada de creer en algo. De creer en dos jugadores que llegaron para subir el nivel. Su partido siguió sin estar muy allá, pero su buena entrada animaba a un equipo con otro lenguaje corporal. Uno que la grada celebraba, especialmente con los triples del nuevo ídolo, Jarell Eddie (30-22, minuto 16).
Jarell Eddie anotó siete triples para irse hasta los 27 puntos, siendo decisivo en el tramo final tanto en ataque como en defensa, con dos robos y un tapón en el último minuto
Eso sí, el elevado número de revoluciones al que jugaba el UCAM, con su gente de su lado, no dejaba ser todo lo cerebral que pedía el momento, cayendo en errores de los que cuestan broncas como la penúltima a Cate, deficitario en la defensa del bloqueo y continuación para la canasta con que Gerun empataba el partido en el simbólico momento de marchar al descanso (39-39).
Booker aparece
Este sábado no hubo solo de guitarra de Askia Booker en el Palacio. El UCAM alcanzó una mayor amplitud de miras en su ataque, pero además el astro californiano no tenía el aro de su lado. Hasta la segunda parte. De el partido marchar empate al descanso, a entrar con ventajas de tres o cuatro posesiones para el UCAM en el último cuarto. Entre tanto, doce puntos en doce minutos de Booker, muchos ante una gran defensa de Brizuela, con quien protagonizó un bonito duelo, mucho menos amable que el de Rojas con Waczysnki o Suárez. Eso sí, el trabajo de intendencia del capitán volvió a dar réditos a su equipo, tanto en el rebote como en una defensa que dejó a los de Casimiro en solo doce puntos en el tercer periodo. (56-51)
Eddie incendia el Palacio
No depender de Askia Booker significaba no necesitar de su expresa presencia en el partido para lograr una victoria para la que los de Sito partían con ventaja a seis minutos del final (60-55). En ese momento, y cuando el juego pareció reducirse a la entrega del balón a Booker por defecto -algo que suele ocurrir después de varias buenas canastas del jugador-, Sito tiró de personalidad: el 31 se tomaba un respiro.
Sin el jugador de más talento individual sobre la pista, era condición impepinable para la generación de ventajas el juego sin balón. Cortes, bloqueos indirectos, rigor en el seguimiento de los sistemas. Orden que hace sentir útil en ataque a un jugador sin necesidad de lanzar. Para eso, ya estaba Jarell Eddie. Cada acción del estadounidense generaba una explosión de sentimientos que justifican la compra de una entrada: alegría, histeria, sorpresa. Continuas descargas de adrenalina hasta, con su sexto triple del partido, poner una máxima diferencia de diez puntos a dos minutos del final. Antes, un mate a una mano saltando a dos pies, otro triple, y una afortunada canasta de Larentzakis, también de tres puntos y al límite de la bocina, hacían rugir al Palacio como en sus mejores tardes.
Después de una mala primera parte, Booker anotó doce puntos en los primeros doce minutos de la segunda parte para hacer que el UCAM entrar con ventaja al final
La victoria se podía tocar con las dos manos, pero ante un equipo del nivel del Unicaja los partidos nunca duran menos de cuarenta minutos. Por mucho que esté lejos de su mejor nivel. En cualquier momento puede emerger alguno de sus muchos jugadores de talento, pero si es en la agonía de un final, ese alguien tiene nombre: Darío Brizuela. En un 'clinic' de técnica individual ofensiva, el último en llegar a la disciplina malagueña nueve puntos en los últimos tres minutos del partido.
Booker no pasaría más tiempo en el banquillo. Devuelto a pista en el último minuto y medio, su primer triple llegaría para poner ocho de ventaja 1:09 de la conclusión (78-70), aunque no se respiró hondo hasta que quedaban 34 segundos. Fue en ese momento cuando, después de un providencial robo entre Radoncic y Eddie, un pillo Brizuela hizo falta a Tumba, dando la impresión de que con la intención de que así no fueran Booker o Eddie al tiro libre, pero la revisión de la falta la elevó a la categoría de antideportiva.
El pívot solo anotó uno, pero en la posesión extra llegó el séptimo triple de Eddie para decirle a su afición que sí, que hoy la victoria se quedaba en casa. Sin haber dejado de celebrar sus tres puntos, le dio tiempo aún a taponar a Jaime Fernández en lo que ya era la fiesta de celebración de que el UCAM estaba de vuelta. Había que ganar por lo civil o lo criminal, y los de Sito lo hicieron a través de un baloncesto de alto nivel que habla muy bien de su trabajo previo semanal.
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