Davis y el UCAM no entienden de imposibles ante el Baskonia

Sabía el UCAM que, con su plantilla en plenitud de condiciones, nadie podría exigirle vencer al Baskonia. Y el Baskonia que, a poco de voluntad que pusiera, su indudable superioridad en talento y físico le haría tener mucho ganado. Con estos condicionantes, quizás el planteamiento de Sito fuera hacerle la envolvente a los de Ivanovic, hacerles creer que hoy no había partido en juego y por eso el ritmo de inicio de partido fuese más propio de una pachanga, con poco contacto, dejando algunos tiros liberados -descaradamente a Diop, un pívot con fiable tiro de tres desde la frontal- para un 7-14 mediado el primer cuarto, de los que hacen confiarse a unos y otros de lo que va a ocurrir en el partido. Poco después, y conforme avanzaron las rotaciones, el UCAM fue subiendo paulatinamente su intensidad, pisando definitivamente a fondo con la vuelta a pista de Jordan Davis, el jugador que mejor combina entrega y capacidad entre los hombres de Sito en los últimos meses.

Logrando cerrar las vías de anotación del Baskonia, que insistía mucho en un interior donde quería imponer su tamaño, las piernas de Taylor y, sobre todo, Davis, que capitalizaba la mayoría de los ataques universitarios, terminarían por darle al partido un ritmo con mayor velocidad de juego y cierto caos que beneficiaba a quien menos tenía que perder, que era también quien más jugadores rápidos tenía en pista. Esta nueva versión del UCAM cogió por sorpresa a un Baskonia que no sabía contestar, llevando de cabeza a un Ivanovic muy enfadado con los suyos (32-33, minuto 18).

El UCAM había llegado al partido y Davis era quien señalaba el camino con acciones de auténtico atleta, y anotando el 3+1 que materializaba la remontada (38-36, minuto 19) en una recta final de segundo cuarto que dejaba un espectacular parcial de 12-4 en los últimos en los últimos dos minutos para marchar al descanso por delante (44-40).

Habiendo dejado claro, ahora sí, que estaba aquí para ganar, el UCAM tenía veinte minutos por delante para jugar de tú a tú a un Baskonia ya advertido, pero que veía cómo eran los de Sito quienes seguían más entonados hasta que una canasta de Taylor ponía su máxima ventaja (52-44, minuto 23). Llegaría entonces un tiempo muerto de Ivanovic con aire de ultimátum para sus hombres, que reaccionaron aumentando el nivel de contacto defensivo y, en ataque, siempre que fuera posible, buscar balón interior a sus aleros, notablemente superiores a Rojas, Davis y compañía.

Eran ahora los vitorianos quienes tomaban el mando ante un UCAM empequeñecido por momentos, pero al que dos canastas de Taylor, de muy buena segunda parte, permitían entrar psicológicamente al último cuarto del partido con sus opciones intactas (62-63).

Pero la realidad era que los de Ivanovic eran ahora quienes decidían a qué se jugaba. Seguían sacando provecho de los balones interiores a Peters y Giedraitis, y Henry, que jugaba con una evidente cojera mientras Vildoza asistía a la segunda parte vestido de calle desde el banquillo, se convertía en la pesadilla habitual que es en defensa. El partido iba tomando tintes baskonistas, pues el marcador se ponía 66-75 a cuatro minutos de un final al que el UCAM llegaba con ciertos nervios, con Rojas cometiendo su quinta falta, seguida de técnica, y, en general, con un aumento de protestas.

Jordan Davis es un jugador con una actitud siempre inconforme, que nunca se rinde y que no acepta sentirse inferior al rival de enfrente. Una actitud que le convirtió en líder cuando Ivanovic se estaba metiendo el partido en el bolsillo, y que a base de reclamar balón para llegar hasta abajo con sus potentes piernas, atacando siempre al maltrecho Henry, permitió al UCAM creer. Tanto, que ocho de los nueve puntos sin respuesta con que el UCAM se puso por delante con su última canasta, a 40 segundos del final (80-78). Polonara fallaría el ataque para ganar, pero el balón despedido fuera favorecería a los vitorianos que, tras tiempo muerto y jugada de pizarra, encontraban a Giedraitis en ventaja para empatar.

Davis, con 29 puntos, erraría el tiro ganador para que el UCAM se fuese a su segunda prórroga seguida en el Palacio. Esta vez querría golpear primero, con la orden de atacar constantemente a Henry, ahora por Taylor, que anotaba cuatro penetraciones seguidas de similar factura, pero siempre contestadas en el aro contrario (86-86, 1:40 para el final).

Tras compartir ahora errores ambos equipos, quien diera dos veces seguidas lo tendría hecho. Tras dos tiros libres de Bellas, el UCAM defendía bien y, en la siguiente, el bloqueo y continuación entre Taylor y Lima ponía cuatro puntos de ventaja a sesenta segundos de la conclusión (90-86). Con el tiempo ahora a su favor, el UCAM no dejaría escapar su victoria de mayor orgullo de toda la temporada.