Secciones
Servicios
Destacamos
David Sánchez de Castro
Sábado, 3 de mayo 2025, 23:43
Nadie en su sano juicio se hubiera querido cruzar con Fernando Alonso entre la carrera sprint y la clasificación de este sábado en el Gran Premio de Miami. Al asturiano casi se le podía ver el humo saliendo por las orejas después de ver no solo cómo su equipo marraba, con una estrategia perdedora, una posibilidad de oro para resarcirse de un arranque de año para olvidar, sino por verse contra el muro por culpa del insensato Liam Lawson. El neozelandés, que cogió fijación por el bicampeón del mundo español ya desde que aterrizó no sabe ni él cómo en Toro Rosso antes de ser ascendido a Red Bull y después de nuevo devaluado por su supina inutilidad, embistió a Alonso en las últimas vueltas de las 18 sobre las que se disputó una de las sprint más caóticas que se recuerdan bajo este formato.
La lluvia, ese elemento necesario para que esta Fórmula 1 sea no solo digerible sino además sabrosa, propició que nadie pudiese prever lo que iba a pasar en la carrera. De hecho, la salida se tomó con cierto retraso. Lo que podía haber sido una inolvidable victoria -corta, pero victoria- para el adolescente Kimi Antonelli, enseguida se vio que iba a ser cosa de los McLaren. De hecho, en el caótico arranque ya quedó claro que iba a ser una prueba de supervivencia: Leclerc se estrelló en la vuelta de formación. Tras la salida, Carlos Sainz fue uno de los primeros en abandonar, tras irse largo y no poder evitar un toque con el interior de la curva previa al túnel. Delante iba un Alonso que se iba a convertir en el tercer y último abandono de esta sesión.
No fue culpa suya. Después de parar para montar neumáticos medios de seco, como ya habían hecho otros pilotos mucho antes que él, se vio peleando por resistir a Lawson, un piloto al que la Fórmula 1 le queda enorme. El de Toro Rosso se creyó que iba a poder pasar a Alonso y en lugar de hacerlo en buena lid, le acabó embistiendo, desperdiciando sus propias opciones de un buen resultado y ganándose cinco segundos de penalización y otro punto de castigo en la superlicencia, y ya lleva seis en menos de un año como piloto profesional en la élite. Las opciones de Alonso, que por momentos llegó incluso a soñar con el 'mini podio' de esta carrera, se quedaron estrelladas en ese muro. La decepción de Alonso no fue solo por el accidente, sino porque la labor de su equipo no estuvo a la altura: él mismo señaló que no tenían que haber estado luchando con el inconcebible Lawson, sino con Lewis Hamilton, que acabó tercero tras Lando Norris y Oscar Piastri. Después de varias penalizaciones, por medir lo caótico que resultó el sprint, solo un dato: Lance Stroll fue quinto y Pierre Gasly, octavos. Ninguno de los dos estaban en las apuestas.
Pero a Alonso lo que más le enfadó fue el pobre rendimiento ya no solo mecánico que tiene el AMR25, sino lo pobres que son las estrategias que plantean en Aston Martin. Aunque los mecánicos hicieron una labor excelsa para reparar el coche, poco o nada pudieron hacer para salvar un sábado para olvidar y que, con total probabilidad, será otro fin de semana a la basura.
Prueba de ello es que en la clasificación que se disputó unas horas después, el primer equipo que se pudo dedicar a pensar en el domingo fue Aston Martin. En la Q1, aún con el calentón en el cuerpo, tanto Alonso como su compañero Stroll -que con el quinto de la sprint sumó otros cuatro puntos para la general- cayeron eliminados con estrépito, vergüenza y oprobio a las primeras de cambio.
La clasificación tampoco entró dentro de los planes previstos, toda vez que la extrema igualdad vista entre los pilotos dejó, por ejemplo, que los dos Williams se colasen en la Q3. Carlos Sainz, de nuevo, gozó de una oportunidad de oro para marcar territorio frente a Alexander Albon.
Pero el interés estaba por delante. El recién estrenado padre Max Verstappen demostró que iba a ser el gran enemigo de Piastri y Norris, que a su vez luchaban entre sí por la pole. Pero la mínima diferencia entre ellos -solo había tres milésimas entre Norris y Verstappen antes del último intento de la Q3- hacía prever que iba a ser por un suspiro. Y quizá ese extra de motivación fue lo que le dio las apenas 65 y 67 milésimas que le separaron respectivamente de Norris y de Antonelli. El de Mercedes le ha cogido el truco a este circuito y tras la 'minipole' del viernes consumó un gran resultado este sábado. Para Verstappen fue una sesión memorable, porque además es la tercera pole que suma este año y de nuevo deja bastante retratado a un Norris que tendrá que salir al ataque y mirando por el retrovisor a Piastri
La sexta posición de la parrilla, y es muy destacable, fue para Sainz, que está de nuevo en una posición para reivindicarse definitivamente frente a un Albon que se quedó corto.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Cachorro entrega a Roma la procesión de todos los tiempos
ABC de Sevilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.