Perico García, el utillero viral que recibió mensajes de odio: «El Molinense es parte de mi vida, es lo que me hace feliz»
El humilde trabajador del club de Tercera se muestra agradecido por la enorme reacción de afecto: «Te hace olvidar todo lo malo»
Antonio Zomeño
Miércoles, 6 de agosto 2025, 21:31
Cuando la Unión Molinense anunció la renovación de Pedro García, conocido por todos como Perico, nadie en el club imaginó lo que sucedería horas ... después. Lo que parecía una publicación rutinaria sobre la continuidad del utillero, ha terminado por convertirse en un fenómeno viral que ha traspasado las fronteras de la Región. En cuestión de horas, la fotografía de Perico, enfundado en su eterna gorra de camuflaje por la que escapa una media melena, tras su perilla teñida en canas, acumulaba decenas de miles de interacciones, llegando a generar más de diez millones de visualizaciones en redes sociales.
La explosión viral vino acompañada, tristemente, de varios comentarios ofensivos sobre el aspecto poco convencional del utillero, escudados en el anonimato impune de las redes. «La gente te ve con el pelo largo, tatuajes o piercings y ya te ponen un cartel. Este tipo de cosas no te tienen que afectar. Si te afecta lo que la gente diga de ti, te estás metiendo en su laberinto», asegura Perico García vía telefónica. Los comentarios despectivos, algunos cargados de odio y prejuicios, fueron acallados por una poderosa reacción popular llegada desde toda la geografía española, una avalancha de mensajes de cariño a un miembro indispensable en la estructura del club.
El reflejo de la dedicación
«Todavía no me lo termino de creer. Los comentarios de mis compañeros, que decían que tengo que estar ahí de por vida, son increíbles», cuenta un emocionado Perico, un hombre humilde que se muestra encantado con todos los mensajes de cariño. «Me quedo con lo bueno que están diciendo. Estos mensajes te hacen olvidar todo lo malo que alguien pueda decir de ti». Es el reflejo del cariño que el utillero se ha ganado en el Sánchez Cánovas, tanto por su dedicación profesional como por su forma única de ser. Un aprecio que esculpe a diario desde hace más de una década.
«Llegamos a Molina de Segura hace más de treinta años, desde Blanes [Girona], tras fallecer mi padre. Teníamos familia aquí y nos mudamos para buscar trabajo», recuerda Perico, quien se siente plenamente murciano tras vivir en la localidad desde los once años. Su vida cotidiana transcurre entre las tareas domésticas y la meticulosa preparación del material deportivo en la Unión Molinense, club con el que mantiene un vínculo que trasciende cualquier relación laboral. «El Molinense es parte de mi vida. Es lo que me hace feliz», asegura.
El utillero representa uno de esos engranajes esenciales para el funcionamiento de cualquier club, ese trabajo silencioso a la sombra de los focos, más allá de la línea de cal, sin el que todo sería mucho más difícil. En su caso, desempeña sus labores desde la vocación, con una dedicación que raya lo obsesivo: «Si falta un balón, no paro hasta encontrarlo. Soy muy cabezón», reconoce con humor. En el Molinense es habitual terminar los entrenamientos con más balones de los que empiezan; regresa con el suyo y otros marcados por los equipos vecinos. Además, no es raro verle merodeando por el Sánchez Cánovas a primera hora de la mañana, en busca de ese balón extraviado en la oscuridad de la noche que no le ha dejado dormir.
En ocasiones, su dedicación se alía con su hiperactividad laboral y genera situaciones cómicas, como cuando desmonta ejercicios completos que no tocan para desesperación cariñosa de Juanvi López, técnico del primer equipo. «Perico es excelente como persona. Tiene un corazón enorme y está siempre pendiente de ayudar. Siempre suma, pase lo que pase. Sería una pérdida enorme para el Molinense que algún día no estuviera», cuenta Juanvi, que recuerda con cariño cuando en unas vacaciones le regaló al utillero una camiseta del Girona, club de su ciudad natal. «Estuvo semanas dándome las gracias cada día. Me decía que todavía no la había estrenado porque no quería que se manchara», narra el técnico entre risas.
Tras más de una década de dedicación, Perico ha visto pasar por el verde del Sánchez Cánovas a cientos de jugadores, aunque destaca un vínculo especial por encima de todos: «Es un gran jugador, pero es todavía mejor persona. Es como si fuéramos hermanos». Se refiere a Gabri López, guardameta con el que ha compartido los dos últimos años en el Molinense. «Su apariencia llama la atención, pero solo hace falta conocerlo para ver que es una gran persona. Mucho mejor que gente con un aspecto más 'normal'. Es un tío de diez, aunque cuando pierde un balón es mejor no hablarle, pilla unos cabreos… Si falta uno, esa noche no duerme», bromea Gabri, que resalta especialmente el humor de Perico: «Siempre tenía preparado algún chiste para animar al grupo. A día de hoy, aunque ya no estoy allí, seguimos hablando varias veces por semana».
Más que un utillero
Cuando uno visita el Sánchez Cánovas, es inevitable fijarse en Perico; con su gorra militar calada a la cabeza, en un trote constante, con la mirada fija en el partido mientras hace esto o aquello. Todo en realidad, porque Perico es mucho más que un utillero. «Es la persona más antigua del club y todos confiamos en él. Sabe más cosas del vestuario que yo, porque los jugadores le cuentan a él lo que no le dicen a nadie más», explica el técnico Juanvi López. «Pedro es el primero al que saludas y el último del que te despides. No para desde que llega hasta que se va, es un verdadero todoterreno». Entre sus labores, destaca su amor hacia los animales, con el cuidado habitual de los gatos que viven por las inmediaciones del campo.
La figura de Perico ha traspasado los límites locales, saltando a la palestra mediática de una forma insospechada y poniendo al Molinense en el mapa nacional, pero esto no cambia el foco de su dedicación. «Cuando un día me marche, sinceramente me gustaría que me recuerden haciendo bien mi trabajo, mejorando como utillero y, sobre todo, ascendiendo. Mi sueño es ascender con el equipo al que quiero». Un amor recíproco por un club con el que se siente en deuda. Un amor ciego, que no entiende de prejuicios; una deuda saldadacon dedicación diaria. Como despedía el último comunicado del Unión Molinense: 'Habéis hecho viral a la persona correcta'.
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