El Jimbee pierde una oportunidad histórica

El penalti ejecutado por Lemine puso fin a más de dos horas de final. El Betis y el Jimbee llegaron a la lotería de los penaltis después de cuarenta minutos de juego, seis de prórroga y una montaña rusa de emociones con un 0-2 muy favorable a los cartageneros, la remontada bética tras el descanso y hasta cuatro remates al palo del Jimbee, uno sobre la bocina de Darío Gil, para evitar los lanzamientos. Ahí estuvieron más finos los locales: combinaron los cambios de portero para despistar, Waltinho ejecutó mal su momento y guardameta suplente del Jimbee, Chispi, nunca estuvo cerca de intuir algún disparo de los andaluces. Tal vez Duda debió rotar con Chemi, pero eso ya es algo que nunca sabremos.

El Jimbee tuvo la final bastante bajo control cuando Pablo Ramírez y Motta establecieron el 0-2 en los primeros diez minutos. Hubo ocasiones de sobra para hacer el tercero y sentenciar al Betis, que hace solo una semana descendió a Segunda División. En cambio, un polémico penalti poco antes del descanso, con revisión incluida del VIR, dio alas a los verdiblancos. Uno de los árbitros dijo claramente no ver nada, pero un comentario de su compañero al oído le hizo cambiar de opinión en cuestión de segundos.

El Betis estuvo muy acertado en todas las jugadas de estrategia, siempre sorprendiendo en la pizarra con un excelso Piqueras, autor de un doblete, una asistencia y de uno de los cuatro lanzamientos de penalti. El Jimbee forzó la prórroga por medicación de Darío Gil a dos minutos del final y gracias al portero-jugador. En ese tiempo extra el excharcutero soltó un latigazo al larguero que pudo evitar la tanda. Todo para el Jimbee desde el inicio de la segunda parte y hasta el final fue remar para morir en la orilla.