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Aarón, hijo mayor de Mari Carmen Romero, junto a su madre, durante un entrenamiento. Cedida
Boxeo

Mari Carmen Romero, a por otro difícil reto con un apoyo especial

La boxeadora de Puerto Lumbreras se enfrenta el sábado a Stephanie Silva por el título mundial de WBC Silver ante la mirada de sus padres y su hijo

Jueves, 19 de junio 2025, 00:42

Tiene los guantes más que preparados. Las ganas de volver al ring, por las nubes. Y la ilusión por ganar y abrocharse otro cinturón en su cintura como único fin. La boxeadora Mari Carmen Romero (Puerto Lumbreras, 39 años) peleará este sábado en el Palatorrino de Roma ante la italiana Stephanie Silva por el título mundial de WBC Silver en el peso súper mosca. La lumbrerense busca otro logro en una cita eliminatoria de cara al Mundial a la que llega con la motivación por todo lo alto.

Maribicho viaja hoy a la capital de Italia con unas dolorosas agujetas por una preparación al detalle pero que no le quitan la sonrisa del rostro. Aterriza con un único fin: silenciar al público local, tumbar a la número tres del ranking mundial y sumar el título Silver a un palmarés ya de por sí brillante. «Llego con las mejores sensaciones posibles. La preparación ha ido perfecta y mi entrenador [y marido] me ha dicho que me ve en un gran momento», confiesa la tres veces campeona de Europa.

Sin descanso

El camino hasta Roma no ha sido sencillo. El trabajo arrancó hace muchos meses con entrenamientos de seis horas diarias, tanto por la mañana como por la tarde, solo un día de descanso y numerosos viajes a Madrid, Elche y otros rincones del país para poner a punto los puños, la mente y, en definitiva, toda la máquina, que debe estar a la perfección para no fallar en el día clave. «Hemos llevado a cabo los entrenamientos en casa, siempre cerca de mis hijos y mi familia, de la que cada vez me cuesta más separarme. Los sparrings lo hemos hecho fuera de Murcia para disputar combates de nivel que me ayudaran a llegar en la mejor forma posible. Y creo que así es, voy con muchas ganas y una ilusión tremenda», admite.

Maribicho debe perder casi dos kilos de aquí a mañana, cuando se sube a la báscula, que no puede marcar más de 52

Lo que más le está costando a la lumbrerense es el peso. Le tiene algo de pánico a la báscula, que aparece en sus sueños o, mejor dicho, en sus pesadillas, cada noche al acostarse y relajar el cuerpo. Mari Carmen Romero tiene que pesar mañana viernes, cuando es la prueba definitiva, 52 kilos. Ni un solo gramo más. A 24 horas de la primera cita importante, a la boxeadora le quedan por perder casi dos kilos. La tensión la palpa en el ambiente. «Solo quiero mirar el peso y que ponga 51,800. El resto ya lo pelearé yo en el ring», dice acompañada de una risa nerviosa.

Está pasando hambre. Su alimentación desde hace semanas la controla con lupa un dietista que, aunque parezca difícil, no se ha convertido en su enemigo. Sus menús se basan en verdura y muchos huevos cocidos y gazpacho «que es lo bueno que tenemos aquí y puedo tomarlo sin preocupación». Hoy embarca en un avión que aterrizará en Roma, una ciudad cuya gastronomía cautiva a cualquiera pero que, de momento, deberá esperar hasta que se acabe el combate. Si la báscula da luz verde y Romero está por debajo de los 52 kilos, habrá lucha en el ring. Y si el peso entra dentro de lo estipulado, llegará el momento de echarle gasolina al cuerpo. «No contemplo no llegar a la cifra. En los últimos días como entre poco y nada y bebo muy poca agua. Desde que me baje de la báscula hasta que empiece la batalla hay 24 horas en las que puedo sumar entre tres y cuatro kilos. Voy con electrolitos, me hidrataré muy bien y me alimentaré de la mejor forma para subirme al cuadrilátero con todas las fuerzas posibles», señaló la luchadora de Puerto Lumbreras a LA VERDAD.

Cuerda para rato

En Italia tendrá al público en contra. Su rival, Stephanie Silva, es de allí y contará con casi todo el calor de los allí presentes. Y sí, casi, porque Mari Carmen Romero contará con varios ases bajo la manga, uno de ellos muy especial. «Se viene mi hijo mayor, Aarón (17 años), que ha cogido la vena luchadora y está entrenando conmigo. Va a competir en un combate amateur en Italia y va a vivir la experiencia por primera vez. Va a ser muy bonito», indica una madre orgullosa de ver cómo un hijo disciplinado sigue sus pasos.

«Tengo el cuerpo mejor que hace 30 años porque me he cuidado mucho: ¿cómo lo voy a dejar ahora?», confiesa

Además de un pequeño boxeador que quiere continuar con el legado de la triple campeona de Europa que tiene en casa, no faltarán los padres de Maribicho y sus mejores amigos, que últimamente no se despegan de ella cuando llega la hora de golpear un cruzado o dar un crochet. «No faltan a ninguna cita. Cada vez me queda menos y queremos disfrutarlo todos juntos», reconoce la lumbrerense, que considera la edad tan solo un número y no quiere ni oír hablar de la retirada. «Tengo el cuerpo mejor que hace 30 años porque me he cuidado mucho. No he bebido, no he fumado y vivo por y para el deporte. Me siento más fuerte: ¿cómo lo voy a dejar ahora?», subraya.

Ha llegado el momento de regresar al ring, volver a enfundarse los guantes y de coleccionar otro título. Siente la emoción del primer día y el amor por el boxeo no descansa aunque pasen los años. En Italia buscará golpear con toda la fuerza, hacer más daño, demostrar que es una de las mejores del planeta. «Voy a ser yo misma, a pensar en positivo. Tengo que ser la última en quedar de pie en el centro del cuadrilatero. Voy a hacerlo», promete.

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