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El Real Madrid reina en Murcia para ganar su sexta Supercopa consecutiva
Campazzo fue el MVP que todo el Palacio quería ante un Unicaja que ofreció una digna batalla pese a las bajas
La Supercopa seguirá siendo blanca un año más. Y van seis seguidas. El Real Madrid volvió a ejercer su dominio en el primer título del ... año, evidenciando el gran estado de forma que le da a estas alturas de la temporada su continuidad, siendo el equipo más completo del torneo tras ganar primero con claridad a su eterno rival, el FC Barcelona, y superar después con algo más de dificultad al Unicaja, otro equipo que, como él, apostó por la continuidad de su anterior plantilla, pero estuvo huérfana de pívots con que paliar el daño que le hicieron Tavares y Poirier, con 23 puntos y 14 rebotes entre ambos.
Sin embargo, si alguien lleva la corona en este reinado blanco en la Supercopa, ese es Facundo Campazzo. Lo fue de las ediciones de 2019 y 2020, justo antes de irse a la NBA, y lo volvió a ser en esta de 2023, en su regreso al Real Madrid. Clamaba por ello el público murciano para un jugador que siempre considerará de los suyos, pero la designación estuvo clara para un jugador que fue el más valorado, con 19 puntos, 5 asistencias y 23 de valoración.
El argentino fue quien tomó el mando del partido en el último cuarto, cuando el Unicaja más orgulloso logró darle la vuelta al partido por segunda vez (69-66, minuto 34) cuando, minutos antes, el equipo de Chus Mateo parecía dejar encaminada su victoria cuando en la segunda parte alcanzó una máxima diferencia (35-49, minuto 23) contra un equipo, el malagueño, que daba sensación de estar justo de gasolina después de una semifinal más complicada y tener un menor fondo de armario que el Real Madrid.
Los blancos, más frescos
Era el gran arma a favor del equipo que defendía título para revalidarlo. Tanto, que Chus Mateo se permitió sacar como titulares al joven Eli John Ndiaye, que no había jugado en la semifinal, y a Mario Hezonja, que abandonó la victoria ante el Barça sin puntos. El croata, además, fue el hombre sobre el que apoyarse en el comienzo. Los tres primeros ataques del Madrid pusieron el balón en sus manos y al poste bajo sobre Kendrick Perry, cayendo el Unicaja en la trampa del cambio defensivo.
Unicaja
Perry (17), Kalinoski (9), Taylor (8), Osetkowski (14) y Thomas (14) -quinteto titular- Ejim (4), Barreiro (1), Díaz (0), Carter (9), Djedovic (3), Diop (0) y Badji (2).
81
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88
Real Madrid
Campazzo (19), Musa (13), Hezonja (17), Ndiaye (2) y Tavares (12) -quinteto titular- Causeur (0), Fernández (0), Abalde, Rodríguez (4), Poirier (11), Llull (5) y Yabusele (5).
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Parciales: 17-21, 14-23 (31-44), 25-17 (56-61) y 25-27 (81-88).
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Árbitros: Antonio Conde, Rafael Serrano y Javier Torres.
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Incidencias: Palacio de los Deportes de Murcia, 7.400 espectadores. Final de la Supercopa Endesa 2023.
Sin embargo, Perry era el hombre de este comienzo, anotando tres triples seguidos ante la marca de un Campazzo que marchaba al banquillo. Los de Mateo no se dejaron alterar por el acierto rival, y siguieron con su idea de sacar provecho de sus ventajas. La búsqueda a Tavares era tan evidente como efectiva, y jugadores como Yabusele o Musa también sacaban partido de su físico cerca del aro. Buenas noticias para un equipo blanco que, poniéndose por delante con un parcial de 0-7, hacía menor el daño de fallar siete de sus nueve primeros tiros libres (17-21, final del primer cuarto).
Toda el Palacio dedicó gritos de «MVP, MVP» en los minutos finales de partido a Campazzo, ídolo del UCAM de 2015 a 2017
Sin Kravish ni Sima, Ibon Navarro se veía obligado a tirar más de lo que le hubiera gustado de un Ilimane Diop torpón en sus acciones, tanto que hasta le daba la oportunidad a Baboucar Badji, de solo 17 años, en una final. Con el Unicaja sufriendo cada vez más por anotar una canasta, la vuelta a pista de un Campazzo con ganas de reivindicarse aceleraba el partido y el título al Real Madrid, que superaba los diez de ventaja con un 2+1 del argentino (pese a que no anotó el adicional) en un momento que Ibon Navarro advertido de técnica (31-44, descanso).
Sin pívots, pero con un plan
«Ibon tiene un plan», cantaba la afición del Unicaja. Y vaya si lo tenía. Con su equipo marchándose al descanso con sus peores sensaciones y el Real Madrid metiendo quinta hacia su sexta Supercopa, el técnico vasco puso remedio a sus carencias.
Si por centímetros no se podía competir ante Tavares, sería por metros. Los que tiene la pista, concretamente. Thomas, y sobre todo Osetkowski, tenían por misión esprintar por calle central al aro rival antes que el gigante caboverdiano. Todo partía, claro, de la defensa. 12-5 de parcial en cuatro minutos (43-49, minuto 24). Poco a poco, y bajo el arropo de una grada que parecía local con mayoría malagueña en las butacas (siempre que Campazzo no estuviese en pista), el Unicaja fue creyendo en sus posibilidades. Tanto, que ese 12-5 se convirtió en un 25-10 y mando verde y morado en el partido (56-54, minuto 29).
Campazzo puede más
Siete puntos blancos sin respuesta subían al marcador como jarro de agua fría caía por la espalda malagueña antes de empezar los diez minutos finales (56-61, final del tercer cuarto). Momento delicado que necesita un líder, papel para el que se ofreció voluntario Osetkowski, que sacaba de quicio a los madridistas en ambos lados de la pista y en todo tipo de acciones.
El Unicaja demostró flexibilidad y recursos en su plan de partido para minimizar sus debilidades en el juego interior, donde Osetkowski se multiplicó
Unos minutos de mantener en el barro al Madrid que volvieron a enganchar a los suyos para hacer de nuevo al Palacio sonar como si se trata del Carpena (69-66, minuto 34).
Fue el momento de decir basta para Campazzo, que tuvo un prodigioso final de partido para arreglar una actuación, hasta entonces, con luces y sombras. Un parcial de 0-11 que tuvo a Vincent Poirier como mejor socio del argentino, ya sí, supuso una variable para el que el plan de Ibon no tenía respuesta (69-77, minuto 35).
Con más fe que posibilidades, el Unicaja siguió haciendo su mejor baloncesto posible, para orgullo de la afición dominante del Palacio, y para dignidad de un torneo, la Supercopa, que en Murcia volvió a demostrar ser algo más que una apertura del curso.
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