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La estilista cartagenera que triunfa con los mil y un secretos del caftán
Najima Akkar crea su propia línea de vestidos tradicionales marroquíes para bodas y fiestas con una amplia gama de telas, bordados y pedrerías
yousra takaroumt
Jueves, 9 de febrero 2023, 11:30
Del Imperio otomano a la Región de Murcia, pasando por Marruecos, ha llegado el caftán. Este atuendo tradicional caracterizado por sus bordados con hilos de ... oro y pedrería brillante es el que lucen las mujeres marroquíes residentes en la Región de Murcia en sus bodas y acontecimientos especiales. Para conocer mejor esta prenda legendaria, LA VERDAD acudió a la estilista Najima Akkar, conocida en redes sociales por el nombre de su marca: Ziana Afrah Al Hanae.
Akkar, natural de Oujda (norte de Marruecos), llegó a España en 2006 y trajo con ella una profesión heredada de sus padres, que se dedicaban a lo que llaman en árabe 'tanagaft' y significa encargarse de todo lo que necesita una novia marroquí en los distintos días que dura la boda. El principal elemento de esta celebración es el caftán.
La estilista ha creado su propia marca de trajes tradicionales marroquíes desde Cartagena, para que estén presentes en las celebraciones de los más de cien mil marroquíes que residen en la Región de Murcia. Estos cuentan con varios salones de fiestas con decoración oriental en Torre Pacheco, Cartagena, Murcia y Cieza. Así que siguiendo las tendencias en relación a telas, colores, bordados, pedrería, encajes y cortes, Akkar diseña los vestidos y los manda a confeccionar en Marruecos. «Un trabajo grupal a las dos orillas del Mediterráneo», señala satisfecha.
Una decena de novias murcianas de origen árabe confían cada mes en Najima Akkar para lucir espectaculares en sus bodas. El caftán tiene su propia moda, a la vez que, en ocasiones, se deja influenciar de las corrientes internacionales en aspectos como el color. El naranja fue tendencia en la primavera-verano de 2022, si bien no es habitual ver estas túnicas con colores tan llamativos.
Reina Letizia
Para 2023 el color es el llamado 'blanco real', por ser el tono que no falta en las bodas de la familia real de Marruecos, independientemente de lo que se estile en todo el país. «Se ha recuperado un poco la moda de los 80, con las mangas anchas y un velo transparente blanco», señala Akkar. «Con nuevos diseños pero con la esencia de siempre», determina la estilista. Esta tendencia nos recuerda el caftán blanco que lució la reina Letizia en su visita a Marruecos en 2019, sobre el cual varios medios señalaron que tenía «aires nupciales».
¿Cómo es el caftán? Es una túnica larga, principalmente con mangas completas y un cuello abierto, dejando espacio para lucir un collar grande y a conjunto. Mayoritariamente presenta un corte 'evasé' con una falda ancha y marcando la cintura, pero también puede tener un corte estrecho, imperio, liso o de princesa, este último en especial en los vestidos para novias. Se puede encontrar de casi cualquier tela; la mayoría están hechos de seda, algodón, muselina, mobra, tlija, terciopelo y tul, aunque esto también cambia cada año según la moda.
Dos de sus elementos fundamentales son 'laakayad' y 'sfifa', que dividen el vestido en el centro de forma vertical y simétrica. 'Laakayad' son unos nudos de hilo que, a veces, sirven como botones, están hechos a mano por personas especializadas y pueden ser de distintos materiales siendo muy común el hilo de oro, de plata o seda. A los laterales de 'laakayad' se encuentra 'sfifa', una especie de pasamanería o tapacosturas, también realizada de forma artesanal y de hilos de seda y otros materiales, incluso algunas llevan pedrería o lentejuelas.
Una vez elegidas las telas, cortes y los componentes primordiales, llegan los bordados. «Elijo los estampados, las piedras, incluso las técnicas e hilos con los que hay que encajar cada pieza», revela esta estilista cartagenera. El bordado marroquí tiene una larga tradición y valor en la artesanía del país vecino. «Hay demasiados tipos», anota. Los más famosos son el 'Fassy' [de la emblemática ciudad de Fez] y el 'Rbati' [de la capital, Rabat]. El 'Fassy' es un bordado de hilos contados (se dibuja anteriormente sobre una tela de caneva), un punto a doble cara que se caracteriza por la definición tan clara de sus dibujos con hilos muy finos. Suelen representar motivos geométricos.
En Fez y Meknes también se encuentra una técnica llamada la 'chbika', un encaje de aguja con nudos, estirando, entresacando y agrupando hilos para crear «encajes preciosos», describe. El 'Rbati' está inspirado en la naturaleza –hojas de árboles y flores– y es el más empleado en los vestidos de novias. A lo largo de la geografía del país podemos encontrar los bordados de 'Randa', 'Sellane' o 'Darss'. «Las mujeres marroquíes son las que se encargan de esta parte, se suelen especializar en alguna de las técnicas en concreto y van perfeccionando con la introducción de piedras, perlas, lentejuelas y otros componentes, además de los hilos», explica. Por todo el trabajo manual que conlleva, cada caftán puede tardar hasta tres o cuatro meses en estar completo. Y por esa misma razón, «cada uno es una pieza única», insiste.
Existen numerosos estilos de caftán, una de sus variedades es Takchita. Está compuesta por dos o más caftanes que se superponen uno encima del otro dando lugar a un traje voluminoso y con una cola muy larga. En ese caso, el primer caftán suele ser bastante sencillo, con pocos bordados, y en ocasiones, sin mangas para facilitar el movimiento. La segunda pieza suele ser la más visible y la más pesada por los encajes y pedrería. En el caso de una tercera capa, sería de una tela fina y transparente, dando un toque majestuoso. «Cuanto más bonito y más grande es el caftán, más lujo simboliza», señala Ziana Afrah Al Hanae.
Los modelos y diseños de caftanes también dependen de las ciudades. Al norte, en Tánger y Tetuán, se encuentra 'Chedda Chamalia'; es de los pocos vestidos que implica que la cabeza de la mujer esté cubierta con un mantel tradicional que usaban históricamente las mujeres de estas ciudades costeras y por llevar una corona muy grande y especial. Se caracteriza por la cascada de perlas y oro que cubren todo el pecho de la novia, hasta la cintura. En Fez está el vestido Joher; en Rabat, la Touqida; en Oujda, el Karakou, parecido a uno de los vestidos tradicionales de Argelia por la cercanía de esta ciudad a la frontera. Hay muchos más.
Sultanato benimerín
El término caftán se empleó para nombrar varias vestimentas desde la época otomana hasta nuestros días y eso dificulta concretar su origen. Durante el Imperio Otomano (1299-1923) se llamaba caftán a los trajes de los sultanes, de los que hay una amplia exposición en el Museo de Topkapı en Estambul (Turquía). Este imperio nunca llegó a tener control sobre Marruecos, por eso se considera que el caftán marroquí es «autóctono y único» gracias a la ingeniería artesanal marroquí que lo convirtió en prenda femenina. En Marruecos se estima que surgió en la época del Sultanato benimerín (1244-1465) y fue un traje para hombres durante la Dinastía saadí (1549 a 1659).
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