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Retratando Blanca de la mano del maestro
Comienza el taller de Pintura al Agua de Pedro Cano con una veintena de pintores
Coger la paleta y el pincel y retratar el entorno del municipio de Blanca es ya una delicia para cualquier pintor. Pero si, además, se ... cuenta como maestro con Pedro Cano (1944), la actividad se convierte en una experiencia irrepetible que no se olvidará fácilmente. Eso es lo que han hecho una veintena de pintores llegados de Italia, México y diferentes ciudades españolas. Los inscritos en el Taller Internacional de Pintura al Agua 2021 compartirán durante toda esta semana sus experiencias pictóricas bajo la estimable supervisión de uno de nuestros pintores más internacionales.
Los participantes se dedicaron ayer a plasmar en sus láminas el entorno del Segura desde la playa del Arenal, donde el color azulado-verdoso de las aguas del río contrasta con las verticales laderas de piedra que rodean la población blanqueña. Desde allí se contempla también el antiguo puente romano y hasta una gran cascada que vierte sus aguas al cauce segureño. No pasan tampoco desapercibidos los grandes eucaliptos que sirven para sombrear un entorno de ensueño.
Hoy la Fundación acogerá una sesión de desnudos en horario de mañana y tarde, mientras que este miércoles, los participantes, acompañados por Pedro Cano y personal de la Fundación, viajarán a Cartagena para visitar el puerto y contemplar de cerca la exposición 'Teatros', de la que es autor el propio pintor de Blanca y en la que ha trazado los teatros griegos y romanos más importantes del Mediterráneo. Los históricos escenarios de Palmira, Petra, Mérida o Cartagena, entre otros, protagonizan una muestra que hasta noviembre puede verse en la vetusta Cartago Nova.
El jueves llegará uno de los momentos más esperados de estas jornadas, puesto que el taller se trasladará al propio corazón de la huerta y del Valle de Ricote. Entre limoneros, frutales y flores, en el paraje de la Cuesta del Zurdo transcurrirá una mañana que se presenta inolvidable para los participantes. Allí, podrán dibujar desde lo más insignificante, pero asimismo importante para la vida, hasta lo más majestuoso. Para Pedro Cano, este es un sitio especial. «Es mi huerto, mi desahogo. Allí tengo limones tres veces al año, ya que es una especie de ciclo continuo de la vida. Es como una bendición, porque la naturaleza me da la oportunidad de observar y pintar un ciclo de vida hasta tres veces al año». «Es fascinante», relata el pintor.
El viernes será un día de interior. Enclavado en lo más alto del pueblo, se encuentra el estudio de Pedro Cano. Un antiquísimo caserón de herencia familiar que restauró y convirtió en un lugar de trabajo y, por supuesto, de recogimiento emocional.
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