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Paco Ureña roza el premio en Sevilla en una tarde de entrega absoluta
La presidencia niega al lorquino la oreja del último toro de la tarde, ante el que firmó la mejor faena de la corrida
FRANCISCO OJADOS
Sevilla
Jueves, 5 de mayo 2022, 21:41
Fue tarde de transición en cuanto a público en La Maestranza. No llegó a llenarse, y el juego del encierro de García Jiménez, muy desigual de presentación, fue insulso y con complicaciones.
Así, poco pudo lucir Urdiales con el toro que abrió la corrida, que brindó a Emilio de Justo, salvo algún trincherazo. Fino de cabos fue el cuarto, al que recibió con temple a la verónica el riojano, y por el mismo palo firmó un quite de mucha categoría, por lo despacio que meció la capa. Le vio condiciones Diego, que brindó al público una faena en la que firmó muletazos buenos, pero a la que le faltó argamasa para que su obra resultara compacta, al ir el toro de «Matilla» a menos. Puso fin con un estoconazo.
Sevilla. 11º festejo de abono
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Lugar: Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla.
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Toros: Seis toros de Hermanos García Jiménez
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Diego Urdiales: silencio y ovación con saludos
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Cayetano: ovación con saludos tras petición y silencio
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Paco Ureña: ovación con saludos y gran ovación tras petición de oreja
Muy buena actitud puso Cayetano en el saludo de capa, primero a la verónica y luego en las chicuelinas al paso para llevar al caballo al segundo de la tarde, un toro que quiso embestir pese a perder las manos en alguno de los lances. Tuvo empaque al comienzo de la faena, con un cambio de mano muy bello, y pronto tomó la pañosa con la izquierda para torear al natural, con compostura y cierto temple pero sin ritmo. Protestó el toro cuando quiso apretarse el menor de los Rivera Ordóñez y citó más en corto, antes de cerrar con elegancia una actuación muy correcta que no consiguió arrancar el acompañamiento musical. La estocada fue cobrada a ley, tanto que incluso afloraron pañuelos en los tendidos pidiendo la oreja. Saludó con una fuerte ovación.
El quinto fue un animal largo y algo cuesta arriba. No se empleó en el saludo y llegó sin definir a la muleta. En el último tercio ofreció embestidas potables, pero se rajó pronto. Cayetano, que hizo la faena descalzo, citó de frente y templó los muletazos para acabar en terrenos de tablas, en la querencia del burel. Entró bien a matar, pero esta vez cayó baja la tizona.
Lo más importante de la tarde lo hizo Paco Ureña. El tercero del festejo fue toro montado arriba que salió con pies de chiqueros. Lo lanceó bien en un saludo que tuvo emoción por lo pegajoso del astado. No descolgó el burel tras el paso por el montado. Brindó al compañero al que sustituía esta tarde, a Emilio de Justo, que pasa por la recuperación de una fractura de vértebras, similar a la que sufrió el de Lorca, por la cogida sufrida el pasado octubre en Abarán. Expuso Ureña, que vio pasar muy cerca los pitones de la taleguilla en embestidas que fueron oleadas, soltando la cara y buscando torero. Muy firme el diestro, afianzó las zapatillas en la arena e hizo frente a la incierta embestida, siempre ganando la acción el torero para arrancar el muletazo, hasta que, en uno de los envites, el toro hizo presa, cogiendo al torero de mala forma. Se levantó, volvió a la cara del toro, plantó de nuevo las zapatillas en el albero y surgieron las dos tandas más vibrantes de la faena, con naturales arrebatados. Sonó el aviso antes de que el diestro montara la espada, que usó con destreza. Tardó en caer el bovino, pese al espadazo, y llegó a sonar un segundo aviso. Con pitos se despidió al astado y una ovación reconoció la entrega del torero.
Espléndido se llamó el toro que cerró plaza. Solo tuvo el nombre. Embistió sin orden al capote y se quiso quitar el palo en los puyazos. Sin embargo, Ureña lo brindó al público. Apuesta del torero de Lorca, que fue el único en intuir la poca casta que le sacó al toro a base de entrega, de colocarse muy bien, dar todas las ventajas al castaño, acertar en los tiempos y torear muy por abajo, para rematar con largos pases de pecho. Al final del trasteo hubo improvisación y expresión en una serie con la diestra sin ayuda, para torear con los vuelos, y la espada cayó en lo alto, entrando en rectitud. Se desató la petición de trofeo, que la presidencia no quiso atender. Otras orejas se han dado en esta feria con menos petición y fundamento. Ureña sí se llevó el respeto de la Maestranza en forma de gran ovación, que fue reiterada cuando cruzó el ruedo camino de la puerta de cuadrillas. Con tan poco no se puede estar mejor.