Soen: «La música tiene que volver a ser importante»
El quinteto sueco, una de las sorpresas de la última edición del festival Rock Imperium de Cartagena, regresa a la Región, esta vez a la capital, encabezando una gira propia
Con frecuencia se suele ensalzar la fidelidad del público rockero hacia sus grupos favoritos, una relación más fuerte que algunos matrimonios, pero no se habla ... tanto sobre lo duro y lento que puede llegar a ser el ascenso a la fama dentro del mundillo. La carrera de Soen, como tantas otras, es la historia de una cocción lenta, basada en la perseverancia, la honestidad creativa y el trabajo duro. Aunque el quinteto sueco comenzó a despuntar con 'Lotus' (2019), casi una década después de que viera la luz su primera canción, no fue hasta 'Imperial' (2021) cuando explotó su popularidad. La extensa gira de presentación de ese trabajo recaló este verano en el festival Rock Imperium de Cartagena, donde Soen brilló como una de las más gratas sorpresas de la edición y logró mantener el interés del público tras los espléndidos conciertos de Europe y Deep Purple.
Lejos de acomodarse, la banda acaba de lanzar 'Memorial', su sexto trabajo, un disco de consolidación que no solo mantiene, sino que eleva el listón de calidad sentado por 'Imperial'. Antes de defenderlo en directo este domingo en la sala Garaje Beat Club de Murcia, una cita que se presenta con todas las entradas agotadas, LA VERDAD tuvo la oportunidad de charlar con su fundador, Martín López, antes del concierto que ofreció en Copenhague hace unas semanas. Nacido en Suecia pero criado en Uruguay, de donde proviene su familia, su dominio del castellano facilita enormemente la conversación, así como su carácter afable y cercano.
El concierto
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Qué. Concierto de Soen, Molybaron y Terra
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Dónde. Sala Garaje Beat Club, Murcia
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Cuándo. Domingo 8 de octubre, a las 19.00
El veterano baterista, que pasó por las filas de Amon Amarth y militó en Opeth durante su etapa más incontestable, pierde la noción del tiempo cuando habla sobre música, la pasión de su vida. Prueba de ello es que durante más de media hora de entrevista se olvidó de beber de la botella de agua que había colocado a su lado para aclararse la garganta. Mientras tanto, la caprichosa meteorología de la capital danesa convirtió una tarde de sol radiante en una melancólica estampa de cielo encapotado, mucho más apropiada para las reflexivas canciones de Soen que sonarían esa noche.
-'Memorial' se presenta con una portada de lo más enigmática. Aparece una pareja con máscaras de gas conectadas a un mismo corazón, ¿se trata de una referencia a la pandemia de covid?
-Sí, pero no tanto a la pandemia como al hecho de que salimos de la pandemia y entramos en una guerra… Bueno, en una invasión. Y eso hace que se nos 'mueva el piso' a los que vivimos en Europa, porque no estamos acostumbrados a tener guerras cerca, con la posibilidad de que puedan usarse armas nucleares. Esa idea entró fuertemente en el disco nuevo. Y de ahí la imagen, que es un poco desesperanzadora. Es una forma de ver cómo sería el futuro, con ese corazón tratando de conservar las cosas importantes que tenemos, las relaciones entre humanos, fuera de la tecnología y lo digital.
-Precisamente en Soen deben de sentir la guerra cerca, puesto que su bajista, Oleksii Kobel, es ucraniano...
-Sí, lo trajimos a Suecia dos o tres días antes de la invasión. Se salvó apenitas...
-'Memorial' me parece un disco bastante pesimista, sobre todo a nivel lírico.
-Puede ser, porque todo lo que tenemos alrededor es cada vez más oscuro y apocalíptico, y eso se muestra en nuestras letras. Tendemos a escribir sobre cosas reales y de lo que nos preocupa del día a día. No somos una banda que se ponga a enfatizar la poesía barata o las historias de dragones y princesas. Siempre nos pareció más honesto hablar sobre los temas que verdaderamente valen la pena, que nos ponen nerviosos de verdad, como las injusticias. El estado del mundo nos llevó a producir un disco más oscuro y agresivo.
-Resulta llamativa la conciencia social de Soen porque en general la escena metalera tiende a evitar los temas comprometidos, ¿está de acuerdo?
-Eso es algo que no termino de entender, con tantos grupos de metal y tanta gente inteligente… Cuando estás de gira o en festivales conoces a un montón de bandas, con las que te pones a hablar y ves que son personas que tienen las mismas ideas, los mismos miedos y las mismas ganas de encontrar soluciones para poder vivir mejor. Pero después, cuando se sientan delante del papel a escribir las letras, se olvidan de eso. Y no sé por qué. No sé si es más difícil porque si escribes sobre cosas que incomodan o que puedan ser tomadas como políticas pueden ponerte contra la pared y hacerte preguntas difíciles o encasillarte como una banda política.
-¿Hay miedo a incomodar?
-No sé qué pasa, pero es bastante triste. Yo me crié escuchando música y para mí era muy importante leer las letras de Pink Floyd y tratar de traducirlas al español para entender su visión y sentir que estaban hablando de mí. Por ejemplo, 'Another Brick in the Wall', a mí, que sufrí en un colegio católico, me daba fuerza. A los jóvenes que hoy crecen escuchando metal no les estamos dando eso. Les hablamos del diablo, que ya no asusta, de astronomía o de mí mismo. El tan clásico «yo estoy así», «a mí me pasó esto», todas esas relaciones amorosas que nunca ocurrieron… Se crían escuchando lo que las multinacionales les dictan a través de sus canales sociales o a esos payasos que dicen cosas extremadamente extremas. La música tiene que volver a ser importante. Las letras tienen que volver a ser importantes y los músicos tienen que dejar de tener miedo a hablar de cosas lógicas. El 1% del planeta es multimillonario mientras un 13% se está muriendo de hambre… Nadie va a estar en contra de denunciar eso, salvo que esté mal de la cabeza o sea un privilegiado.
-'Memorial' es como una montaña rusa, con momentos muy melódicos y otros muy pesados.
-El balance es muy importante. Siempre que escribo discos trato de que la música no te atomice, que no sea solamente una hora de potencia total. Después de 20 minutos la fuerza desaparece. Intento poner ahí todo lo que te hace ser humano: las cosas lindas, las cosas feas, ser agresivo, ser soñador… Y de ese modo crear algo a lo que puedas recurrir en todas las ocasiones. Si estás contento, triste o enojado, siempre habrá alguna canción ahí para el momento apropiado.
-Esa diversidad queda patente en 'Hollowed', donde colabora la cantante italiana Elisa Toffoli.
-Fue una de las primeras que escribí para el disco. Intentamos que Joel la cantara de mil maneras diferentes y nos dimos cuenta de que había algo ahí con potencial para ser una tremenda canción, pero no explotaba. Y de pronto se nos ocurrió hacerla como un dueto. Contactamos con Elisa, que es una cantante fantástica, vino, grabó su voz y de ahí en adelante ya vimos la forma de hacerla. Es una canción muy diferente para nosotros, una balada de los 80, pero también tiene un toque muy 'pinkfloydero'.
-'Vitals' es otra canción que destaca por su emotividad y donde se aprecia el crecimiento vocal de Joel.
-Sí, esa también es muy diferente. En ese caso fue escribir una letra y dejar que él le diera vida. Con las canciones más 'heavies' tienes que tener un poquito más de esquema para que todo funcione. Pero en este tipo de canciones es cuando Joel brilla. Le dices «bueno, acá está el micrófono, acá está la letra, dale».
-Hasta ahora Soen ha afrontado muchos cambios de formación, pero con los miembros actuales se aprecia una sinergia especialmente buena.
-Sí, tenemos una muy buena relación. Es una de las cosas más importantes, ya que a este nivel pasas más tiempo con tus músicos que con tu familia. No solo tocas con ellos, sino que también tienes que contar con ellos como si fueran tu mejor amigo, tu psicólogo, tu madre, tu padre… Tienen que estar todos ahí para lo que necesites, porque estás alejado de tu familia y en un entorno sujeto a bastante presión. Todas las noches tienes que cumplir con tu concierto, aunque estés enfermo, embajonado o quieras ver el partido del Atlético de Madrid. No se trata solo de la banda, hay un montón de gente trabajando, todos tienen sus familias y cuentan con esto para poder pagar el alquiler. Es un tren que no frena, lo cual hace que a veces te sientas atropellado. Y ahí es muy importante saber que tus compañeros son tus amigos, gente que verdaderamente te respeta y te quiere, no solo porque tocas bien tu instrumento, sino como persona. Eso también hace que al sentarnos a escribir música tengamos las mismas metas y visiones sobre qué hacer sentir al oyente. Estamos muy conectados en esa parte, sobre todo ahora.
-¿Cómo es trabajar con Cody Lee Ford, que vive en Canadá? Desde que se incorporó como guitarrista se aprecia una mayor experimentación, con cierta influencia de Pink Floyd.
-Aunque es canadiense, ahora pasa la mayor parte el tiempo en Suecia, con nosotros. Es una fantástica persona y muy buen guitarrista. Para mí es mucho más fácil componer sabiendo que la parte del solo va a elevar la canción. Aparte de eso, es un tipo que tiene un toque muy emocional.
-Aunque Soen es un grupo sueco, sus miembros tienen un abanico amplio de orígenes geográficos. ¿Cree que esa diversidad amplía de alguna manera su manera de ver el mundo?
-Sí, verdaderamente. Sobre todo en cuanto a letras, siento que es una obligación para mí escribir sobre la injusticia porque vengo de un país de Sudamérica donde la injusticia se siente de verdad, al igual que nuestro bajista, que es ucraniano. No le puedes pedir a un noruego que nació con cucharita de plata que escriba temas que hablen sobre la pobreza. Al tener gente de tantos países diferentes, que ha crecido de diferentes maneras, tiendes a entender mejor las diferentes culturas. La pobreza no es el único problema. En Sudamérica hay cosas que no tienes en Europa, y en Europa hay cosas que no tienes en Sudamérica.
-Ahí están los índices de depresión y suicidios de Noruega…
-Sí, y en Suecia. Es cierto que en Sudamérica hay muchas injusticias, pero las familias están muy unidas y la gente tiene unos vínculos personales sólidos. Por supuesto, la amistad en Suecia también es importante, pero allí es otra cosa. Cuando creces viendo lo que hacen tus padres para poner comida en la mesa se crean unos lazos muy fuertes.
-También hay problemas más universales.
-Tanto en Suecia como en Sudamérica veo la debacle intelectual que ha traído internet. Lamentablemente, el instrumento que nos iba a salvar, que nos iba a dar todas las respuestas en un segundo, terminó crucificándonos, haciendo que nos preocupemos más por si Isabel Pantoja comió panqueques que por saber si vamos por buen camino para salvar a la humanidad.
-Eso también se aprecia con la llegada de Spotify. Los jóvenes tienen a su disposición toda la música del mundo, pero parece que al final casi todos escuchan lo mismo.
-Sí, la basura más barata… Lo que pasa es que todo lo que vale la pena te lleva cierto tiempo de entendimiento. Con un buen libro o una buena película a veces las primeras páginas o los primeros minutos son un aburrimiento y te quieres matar. Cuando creciste vos o yo, no tenías tres millones de películas, solo tenías una, la que estabas viendo. Entonces veías los primeros 20 minutos, te metías en la trama, empezabas a entender, a conocer a los personajes… Ahora eso ya no existe. Con la música es igual. Si a los 20 segundos no vino el estribillo, te echan a un lado. Antes no podías. Tenías un disco nuevo cada tres meses y lo escuchabas enterito, aunque no te gustase. Y de ese modo también descubrías o aprendías algo.
-Aunque no es fácil etiquetar la música de Soen, se suele catalogar como rock progresivo, ¿la banda se siente identificada como tal?
-Nuestros padres escuchaban Pink Floyd o Genesis y nosotros salimos de ahí. Pero de pronto nos cruzamos con el metal y ahí cambió el mundo. Yo siempre fui metalero, pero Pink Floyd es mi banda favorita. Nosotros hacemos lo que nos plazca, que es tener partes progresivas en nuestra música. Pero siento que el 'prog' que tocamos nosotros es como la gente que viene a nuestros conciertos, metaleros a los que les gustan las partes suaves, las partes complicadas y todo lo demás. Si hay que poner una etiqueta, le ponemos progresivo, está bien, me siento en casa. Pero en la gran foto, donde estamos todos, venimos del metal.
-Hay una nueva generación de bandas progresivas muy distintas entre sí, como Haken, Vola o The Ocean, que comparten algunas raíces pero han desarrollado estilos propios, ¿Soen también forma parte de esa corriente?
-Antes del 98 todo eran bandas de metal. Es después cuando le ponemos el elemento progresivo. Todos nosotros salimos después de Dream Theater. Pero también hay muchas bandas 'prog' que van tirando hacia el pop. Nosotros no, a mí el pop nunca me atrajo.
-Su primera visita a la Región fue hace unos meses, en el Rock Imperium de Cartagena, ¿cómo fue?
-Buenísimo, buenísimo. Me encantó el festival. Y tocamos después de Europe. ¡Yo crecí con Europe! Era complicado porque salimos tarde, pero la gente se quedó. Un montón de gente. Y la organización fue muy buena. España siempre es algo especial para nosotros. Sobre todo para mí, porque es un poco como volver a mi cultura. En Uruguay hablamos un poquito diferente y jugamos un poco mejor al fútbol, pero ir a España y poder hablar mi idioma es como una vuelta a casa.
-Normalmente las giras internacionales suelen incluir solo dos o tres fechas en España, pero Soen ha programado cinco. Es una apuesta bastante fuerte.
-Fue la banda la que lo pidió. Hemos tocado en diferentes lugares del país y siempre lo pasamos muy bien. El público español, sea mucho o poco, es fantástico. Y también el entorno. Cuando vives viajando y tocando, parte de la paga es poder conocer y recorrer lugares que te gustan. También aprender de otras culturas. Y España, por supuesto, es una de las culturas que más nos atraen.
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