Cien canciones para 20 años de música

Agolpados como hormigas y sin restricciones sanitarias, los asistentes contenían el aliento expectantes ante un concierto que colgó hace semanas el cartel de 'sold out'. Una cita de sobra esperada por los seguidores del ganador mundial de la Red Bull Batalla de Gallos 2006 y que abrió su actuación haciendo un homenaje a su disco 'En alma y hueso' (Boa Music, 2014) con el tema 'Controversia'. Un canto a los sueños, a la copia barata y la creatividad. Marca de la casa Rayden. «No lleno salas, lleno personas que llenan salas», recordó.

Y es que, contra pronóstico y desagrado de todos aquellos que señalan que Rayden ha abandonado su esencia, él no ha cambiado. Ha madurado y evolucionado hacia una gama de sonoridades donde su banda otorga una mayor dimensión a la música pero sigue siendo igual de crítico, solo hay que escuchar 'Dios odio' de su último álbum 'Homónimo' (Warner Music, 2021) y disfrutar nuevamente 'Gargantúa' y 'No hago rap'. Porque Rayden sigue cantando franco y directo, sin mordazas, sin fronteras y sin encorsetamientos. Libre y genuino.

Entre versos, risas y bromas, el show de Rayden se extendía y desplegaba hasta habitar cada recoveco de la Sala REM con canciones como 'Xtravaganzza', 'Pólvora mojada', 'Mi yo de ayer', 'Itaboy!', 'Habla bajito', 'Finisterre' y 'Pan, circo, ajo y agua'. Y junto a él, Mediyama. El hombre de los mil registros que lleva acompañando al madrileño prácticamente desde sus inicios en el mundo de la música. «La mejor voz de España», según él.

El repertorio estaba compuesto por temas de su pasado y presente como uno de los favoritos del público: 'Calle de la Llorería'. La canción que presentó en el Benidorm Fest para intentar convertirse en el representante español de Eurovisión, con la que, finalmente, acabó en cuarta posición y le granjeó, por primera vez, un puesto en el top 50 de Spotify. Un instante de catarsis donde no existían diferencias generacionales, ni culturales, ni de ningún tipo. Un instante de comprensión colectiva donde las voces al unísono de los asistentes se colocaban al nivel de la de Rayden.

Ya en el ecuador de una actuación de tintes apoteósicos aunque, por desgracia, con algunos fallitos de sonido incluidos, Rayden interpretó 'Don Creiqué', 'Meteorito', 'Comunicado oficial', 'No tengas miedo' y 'El mejor de tus errores', sin dejar de agradecer en ningún momento a sus fans la lealtad recibida durante todos estos años y, de paso, sorprenderlos con la colaboración de la cantante murciana Ruth Lorenzo en el tema que comparten: 'El mismo puñal'. Química y talento en estado puro.

Sumergidos en un estado de catarsis colectiva, Rayden volaba del rap sin presiones a la poesía humana y viceversa. Letras abrasivas y, en otras ocasiones, curativas. Pechos abiertos en canal de los que brotan diversidad de sentimientos. Sí, emociones que empapan cada una de las letras de 'Solo los amantes sobreviven', 'Ubuntu', 'Imperdible', 'Haciéndonos los muertos', 'Haz de luz', 'La mujer cactus y el hombre globo' y el broche definitivo de un concierto más necesario que contemplativo: 'Matemática de la carne'. ¿Y qué cabe en una canción, Rayden? Todo, pero eso tú ya lo sabes.