Eli 'Paperboy' Reed, bendita fiebre
El de Massachusetts ofreció uno de sus habituales directos bien surtidos de energía, inspiración y comunicación directa
No hay antídoto o vacuna capaz de frenarla, ni maldita necesidad. La del soul es la única fiebre que se recibe con agrado. Una subida ... de la temperatura siempre bienvenida, aunque no tan sencilla de transmitir si no se lleva realmente dentro. A Eli 'Paperboy' Reed le corre el virus por sus venas desde muy joven y además lo ha trabajado a conciencia, así que da igual si la canción es más rhythm'n'blues o si coquetea con el pop, si tiene un aliento funk o se lamenta con forma de 'torch song'. Su actitud le delata: es afinar la guitarra y abrir la boca y el soul empieza a fluir hasta anegar la estancia. Que nadie nos salve, así estamos bien. Bendita fiebre.
Hay muchas maneras de entender el soul, un estilo especialmente permeable, desde el jazz al rock, pero el sentimiento es uno. Si no existe ese punto febril del que les hablo, hay más de gato que de liebre. Y a un gatito se le acaricia y se sube una foto suya a facebook, pero no se lo trague, ¡por Dios! Con Paperboy no hay problema. Lo hemos visto varias veces y con diferentes formatos, incluso en trío, pero siempre cumple. En esta ocasión se hizo acompañar incluso por una (reducida) sección de metales, saxo y trompeta, aunque su sonido resultó ciertamente poderoso y cercano al rock. Más potencia, menos matiz. Está bien, en cualquier caso.
Otro punto fuerte, también habitual y óptimo para el género, es su facilidad de comunicación con el público. Un público bien dispuesto que respondió siempre a sus requerimientos. Eli se deja llevar por la inspiración del momento y hace partícipe a la audiencia. Un 'yeah' por aquí, un 'alright' por allá, estamos todos juntos en esto. Incluso se marcó unas frases en buen español y, ¡albricias!, después de tantos años por fin escuché a un guiri decir Murcia correctamente (no Marsia ni Mursía, no debe ser tan complicado). La buena onda imperó durante todo el concierto. Un directo que cerró en el bis con su mayor hito, 'Come and get it!' y con un agradecido 'Take my love with you'. Antes del añadido había despedido los minutos oficiales con 'Burn me up', uno de los singles de su último álbum, del que también interpretó la titular, estupenda '99 Cent Dreams', y que después estuvo firmando a la salida.
Tocado de simpatía, dinamismo y con uno de esos corbatines de lazo al cuello, el de Massachusetts ofreció un repertorio que recorrió su cada vez más extensa discografía y en el que tampoco faltaron la trepidante 'Well, alright now' -de su álbum menos apreciado pero aun con piezas notables, 'Nights like this'-, la rockandrollera 'Holiday', la balada 'I'll roll with you' o la vocalmente apoyada por el público 'Said she would'. Todo ello interpretado con su entusiasmo y pasión característica, con una voz bien modulada, que parte de una tradición clara pero que él ha sabido hacer propia y reconocible, con abundancia de esos grititos marca de la casa. Está bien, no lo llamen arte, llámenlo entretenimiento. Ambos son igualmente necesarios en este mundo sin pausa.
A la salida, rostros sonrientes y sensación de haber hecho una buena inversión. Y ganas de compartir una cerveza con los amigos aunque fuera miércoles. Eli 'Paperboy' Reed nunca falla. No va a obtener nominación para los Grammy, ni será portada de la revista más 'cool'. Pero pocos pueden presumir de ofrecer un show tan ameno, cálido y divertido. Rebosante de esas claves que hacen que, por una vez, la fiebre mole.
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