Miguel Alcantud: «Sigo siendo un privilegiado y solo por eso debo echar una mano a los demás»

«A lo largo de mi vida he hecho mucho teatro, cine y televisión. Soy un contador de historias, y necesito contarlas. Cuando nos confinaron, no sabíamos cuándo iba a acabar aquello y me puse a escribir», dice Alcantud, cineasta y director de escena –'Diamantes de sangre', 'Anastezsi', 'El Cid', 'Águila roja'– del impulso que le llevó a crear 'Incertidumbre' (Suma de Letras), nombre de su primera obra literaria. «Tenía la necesidad de contar historias y decidí aprender este nuevo dialecto, más que lenguaje. No me he sentido raro, al contrario, me he encontrado muy cómodo. Simplemente he tenido que cambiar el chip a la hora de afrontar la historia y de cómo narrarla», añade el también impulsor del formato Microteatro por dinero, nacido en Madrid en 2009 como alternativa a los grandes escenarios –propone la representación de obras de corta duración ante público muy reducido– y que ya cuenta con delegaciones en varios países, entre ellos Argentina, donde está previsto, afirma Alcantud, la próxima apertura de una nueva sede.

–¿Qué narra en su novela?

–Hablo de la familia, del pasado que todos tenemos; somos lo que somos por lo que hemos tenido antes. Pero también habla del futuro, de cómo este nos condiciona, y de cómo nos condicionan los hechos actuales cuando somos capaces de conocer los pasos que vamos a dar.

–¿Usted, de lo que es hoy, qué le debe a su familia?

–Los padres marcan, y como a todo el mundo, a mí también mi me han marcado. Yo he tenido la enorme suerte de poder acceder a la cultura y a muchas otras cosas que me han hecho tener esa curiosidad por seguir consiguiendo metas. Eso me viene de familia. Por el trabajo de mi padre nunca hemos estado mucho tiempo en un mismo lugar. Por un lado, esto hace que pierdas raíces, pero por otro, ganas mucha amplitud de mente que te hace ver la vida de una manera totalmente distinta.

–¿Cómo?, en su caso.

–Llevo mucho tiempo planteándome, obviamente por mi falta de creencia, que la vida es dura hasta que te mueres. Vivo bastante el presente, intentando hacer y construir, e intentando disfrutar de lo que tengo, sea más o menos, o nada, pero intentando disfrutar de todos esos momentos para rearmarme y seguir formándome.

–¿Mantiente el impulso de hacer cosas por los demás?

–Sí. Sigo colaborando con distintas ONGs. De hecho, hace poco estuve en un centro de chavales en riesgo de exclusión, ayudándoles a contar sus propias historias, enseñándoles cómo podían enfocarlas por medio del teatro o con guiones. Sigo haciendo cosas porque sigo siendo un privilegiado por haber nacido en España, en el primer mundo, en un lugar civilizado y en una familia con comodidades sin ser clase alta. Solo por eso es mi deber, mi obligación y mi responsabilidad echar una mano a la gente que no ha tenido tanto privilegio como yo.

–¿Esta pandemia le ha hecho cambiar el modo de mirar la vida?

–A mí no me ha cambiado tanto. Soy una persona introvertida, bastante familiar y muy casera. Obviamente han cambiado muchas cosas del exterior, pero sigo teniendo la misma visión de mí mismo que tenía antes.

–¿Qué le interesa del cine de hoy?

–Todo. Soy un adicto al cine: intento ver todas la películas que puedo e intento ir a salas de cine, que creo que es donde se tiene que ver el cine. Las plataformas están muy bien porque te permiten acceder a muchos contenidos, pero quizá ese es el motivo por el que se está perdiendo la liturgia de ir al cine y sentir cosas con otras muchas personas; de ver películas en pantalla grande y en un ambiente oscuro sin distracciones, sin móvil.

–¿Escribió su novela pensando en una posible adaptación cinematográfica?

–'Incertidumbre' es una novela muy visual. Mi manera de narrar y de escribir es así, y aunque el nacimiento que tuvo fue como novela y quiero disfrutar de su vida como tal, me pica el gusanillo de intentar trasladarla a imágenes. Estoy intentando moverla para convertirla, algún día, en una película.

–¿Qué ha sido o está siendo una grata sorpresa en torno a esta obra?

–Todo lo que rodea a la escritura literaria era un mundo que no conocía y del que he aprendido mucho junto a toda la gente de Penguin Random House y Suma de Letras. La literatura no es un género tan inmediato como el cine y la televisión. Estaba acostumbrado a hacer algo y saber a los dos días cuál era la respuesta del público. Aquí, lanzas el libro, casi te olvidas de él y a los seis meses es cuando ya sabes cómo está yendo.

–¿Se ha enganchado?

–Sí. Es terrible, ya estoy escribiendo mi segunda novela [ríe].