Esperanza Aguirre: «Pienso seguir en política, si Dios me da salud, hasta que me muera»
La exdirigente popular presenta este martes en Murcia su último libro: «De ninguna manera me voy a ir del PP, llevo aquí muchos años y desde luego no es una secta»
Esperanza Aguirre y Gil de Biedma (Madrid, 1952), exministra de Educación y Cultura, expresidenta del Senado (1999-2002) y expresidenta de la Comunidad de Madrid ( ... 2003-2012) con el PP, habla en esta entrevista del aborto, del Plan Hidrológico Nacional, de por qué cree que la derecha no ha sabido ilusionar a los españoles, de la «indefinición ideológica» del PP con Rajoy, del «extraño asedio» de Pablo Casado y Teodoro García Egea a Isabel Díaz Ayuso, de la «deriva caudillista» del funcionamiento de nuestros partidos políticos, y, cómo no, del PSOE y Pedro Sánchez. Salió airosa de distintas tramas corruptas que condenaron a miembros de sus gobiernos. Cree que no habrá elecciones generales antes de 2027 y no piensa, ni por asomo, abandonar el PP y marcharse a Vox.
Aguirre presentará este martes en Murcia su último libro, 'Una liberal en política. Por qué lo que funciona es el liberalismo' (Deusto, 2025). Será en el acto de apertura del nuevo curso del Centro de la Mujer de San Antolín (Murcia), a las 17.30 horas, en el salón de actos del edificio García Alix, con entrada libre, organizado por María Dolores Bolarín. Dibuja un panorama de la evolución ideológica de la derecha. Sigue creyendo que «el Partido Popular es un gran partido. Y es un partido en el que caben todos los que creen en la libertad como centro y motor de la vida política y todos los que creen que España es una gran Nación de ciudadanos libres e iguales».
Este domingo Aguirre atendió la llamada de LA VERDAD. Diez de la mañana. «Puntualidad británica», se asombra. Estaba escuchando una entrevista a Alma Lucía Ezcurra, eurodiputada del PP, en uno de sus programas favoritos, 'La trinchera de Llamas' en esRadio.
'Una liberal en política'
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Género. Política. Memorias.
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Editorial. Deusto, 2025.
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Autora. Esperanza Aguirre.
Lo que llevó a Esperanza Aguirre a política es lo mismo por lo que sigue hoy siendo una voz indomable en el partido que preside Alberto Núñez Feijóo: «Sigo creyendo que el Estado debe estar al servicio de los individuos, y nunca al revés. Como sigo creyendo que nunca el Estado puede suplantar las responsabilidades de los ciudadanos. Los ciudadanos, si quieren de verdad ser libres, también tienen que aceptar la carga de responsabilidad que la libertad impone». Ella dio el paso de afiliarse a un partido en 1983, cuando tenía 31 años y llevaba ya más de siete años como técnico de información y turismo en diversos ministerios. Fue a la Unión Liberal: «En realidad, era un minipartido, pues entonces se decía que los liberales cabíamos en un taxi y que el taxi lo pagaba Alianza Popular». Su defensa de la iniciativa individual frente a la omnipresencia del Estado no era aceptada por casi nadie «ya entonces».
Se hizo liberal «por intuición y, también, gracias a Ceaucescu», y a su maestro, Pedro Schwartz: «Digo esto porque tuve la suerte de conocer muy pronto, de primera mano, lo que era el socialismo real en la Rumanía de Ceaucescu, que visité en octubre de 1974, durante el viaje de novios. Estuve tres semanas en casa de mis cuñados, que estaban destinados en Bucarest. Volví absolutamente convencida de que el socialismo, cuando se aplica en profundidad, conduce siempre a la pobreza, a la corrupción, a la desmoralización de los ciudadanos y a la falta de libertad».
–¿En qué sigue creyendo hoy?
–Creo que todos los que creemos en la defensa de la libertad, de la propiedad, de la vida y de la unidad de España tenemos que estar en el Partido Popular. Que unos se quieren ir a Vox, pues bueno. El caso es que también Vox respete esas cuatro cosas, y yo creo que también lo hace. Por eso pienso que es un partido constitucional con el que yo estoy en desacuerdo en algunas otras cosas, pero en las cuatro más importantes, que son esas que he dicho, estoy de acuerdo.
«Todos los que creemos en la defensa de la libertad, de la propiedad, de la vida y de la unidad de España tenemos que estar en el PP»
–A estas alturas de su trayectoria política, ¿ha pensado en algún momento en acabar en Vox?
–¿Yo? De ninguna manera, llevo en el PP muchos años y el PP no es una secta. Yo, por ejemplo, no estoy de acuerdo con que el aborto sea un derecho, pero creo que como no somos una secta y como lo dice una ley, pues bueno, habrá que aceptar que lo dice una ley. Pero yo personalmente creo que el aborto no puede ser nunca un derecho. El aborto es un fracaso total, siempre, en todos los casos.
«La política es mi vida»
–Liberales y conservadores encontraron su sitio en el PP con Aznar, pero en un discurso en Elche, Rajoy invita a los liberales a irse del PP. Dice usted que las repercusiones de aquello «siguen vivas».
–Sí, Rajoy nos echó, pero yo no me fui. Yo creo que aquello lo dijo por mí, quizás sea una pretenciosa, porque no quería que me presentara al congreso de 2008, al que no me pensaba presentar nunca. Dijo que los liberales y conservadores se fueran al Partido Liberal o al Partido Conservador. Y que estaba con Merkel y Sarkozy. Pues bien, para mí Merkel [canciller de Alemania desde 2005 a 2021]ha sido nefasta para toda Europa, y Sarkozy [presidente de la República Francesa entre 2007 y 2012], que empezó muy bien, está condenado por una financiación irregular de su partido.
–Y a punto de entrar en prisión.
–Sí, sí.
–Los liberales no han sido nunca mayoría dentro del PP.
–Es así, pero sí es verdad que en el primer gobierno de Aznar, en el que estábamos en minoría y del que yo tuve el honor de formar parte, Aznar liberalizó, privatizó y siguió una política, para mí, extraordinariamente liberal. Aznar recibió de Fraga un partido con 100 escaños donde estaban solo los conservadores, y logró atraer a muchísimos de UCD, democristianos, liberales y hasta socialdemócratas. Y todos los que estábamos a la derecha del PSOE estuvimos a gusto, cómodos, en el PP. El mismo PP de Aznar, que ha sido de los pocos presidentes, bueno el único, que se comprometió a estar ocho años. Él se fue, en un momento en que nadie pensaba que iba a ocurrir el atentado de los trenes de Atocha, y le pasó el partido a Rajoy exactamente así. Rajoy perdió las elecciones del 2004, y no voy a decir que fue por los atentados, pero algo tuvieron que ver, y perdió las elecciones de 2008, no se fue, y siguió. Pero como Zapatero tuvo una nefasta actuación en la crisis económica de 2008, el PP obtuvo 186 escaños en 2011, el mayor número de votos que hasta ahora ha tenido la derecha en España.
–En 2011 tras siete años de Zapaterismo, el PP gana las elecciones, pero dice usted que se vio en el PP lo grave que es no tener una brújula ideológica clara. Es decir, no saber bien para qué quiere el poder un partido.
–La indefinición ideológica en que se movía el PP hizo que aquella mayoría absoluta no se utilizara para desmontar el entramado de leyes y normas de carácter marcadamente ideológico que los siete años de Zapatero habían creado, desde la Ley de Educación hasta la nefasta de la Memoria Histórica. Por desgracia, Rajoy se dedicó a incumplir desde el primer momento muchos de los compromisos que el PP llevaba en el programa electoral: íbamos a bajar los impuestos y los subimos, íbamos a derogar la ley de Memoria Histórica y no lo hicimos, íbamos a reponer el Plan Hidrológico Nacional y no lo hicimos, íbamos a cambiar la Ley Electoral y no lo hicimos, y como no hizo nada de lo que dijimos que íbamos a hacer, incluso le obligó a Alberto Ruiz Gallardón a retirar la Ley del Aborto, perdimos 5 millones de votos. Y esa es la razón por la que está hoy Pedro Sánchez en la Moncloa. Pero cuando Rajoy se va después de la moción de censura del 2018, el partido que le pasa a Pablo Casado ya no es el único. Ya hay tres partidos: Ciudadanos, PP y Vox. Es decir, se ha dividido el votante de la derecha en tres opciones, y en esa situación nos encontramos. Hoy, creo yo, la mayoría de la gente de Cs está en el PP pero la realidad es que en un partido en que estábamos todos cómodos y unidos (liberales, conservadores, democristianos y hasta socialdemócratas), desgraciadamente estamos hoy en dos: PP y Vox.
Cristóbal Montoro y 'los hombres de negro'
–Pone como ejemplo de ese Rajoy focalizado en la economía las medidas que empezó a tomar el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, «que eran socialismo puro y no tenían ni una gota de liberalismo, empezando por la primera, que fue la de subir los impuestos aún más de lo que exigía ¡Izquierda Unida! y presumir de ello».
–Sí, encima presumió de ello. Para mí lo más grave es que Rajoy estaba muy preocupado porque el déficit iba a ser del 6% y resulta que era mucho más alto, del 10%, y lo único que le importaba era evitar que vinieran a España los «hombres de negro», los de la UE, que iban a poner orden en nuestras cuentas. Eso fue un error monumental. Porque los hombres de negro fueron a Irlanda, a Grecia y a Portugal, y los tres países están mucho mejor de lo que estamos nosotros. Es decir, que Rajoy se dedicó a la economía con buena intención porque pensaba que era lo que tenía que hacer. Pero es que yo creo que derogar la ley de Memoria Histórica no costaba dinero, y cambiar la Ley Electoral tampoco costaba dinero.
–¿Y el Plan Hidrológico?
–El Plan Hidrológico estaba financiado por la Unión Europea, nos hubiera salido gratis y hubiéramos podido hacer la presa de Cheste y haber evitado las desgracias a los vecinos de Valencia y los más de 200 muertos de la dana de hace ahora justo un año.
Plan Hidrológico
–¿El incumplimiento de la promesa de retomar el Plan Hidrológico Nacional no causaba vergüenza en reuniones internas?
–Yo hace tiempo que no estoy, desde que dejé la presidencia de la Comunidad de Madrid, en los órganos nacionales, ni en el comité ejecutivo nacional ni en la junta directiva, y, por lo tanto, no sé lo que se discute. Pero desde mi punto de vista, este programa electoral, este de ahora, porque pueden venir las elecciones inmediatamente, aunque desgraciadamente yo pienso que no llegarán hasta 2027, insisto en que tenemos que hacerlo pensando en que en los cien primeros días tenemos que revertir todas las medidas con las que estemos en desacuerdo. Y el Plan Hidrológico es una. Pensar que hay que destruir presas para que los ríos fluyan naturalmente, y que no hay que construir presas porque Franco construía las presas, es un disparate monumental que cuanto antes hay que solventar.
«El Plan Hidrológico estaba financiado por la UE, hubiera salido gratis»
–La excarcelación del asesino y también secuestrador de Ortega Lara, Bolinaga, fue la gota que colmó el vaso de la indignación de algunos militantes del PP que, con Abascal a la cabeza, dejaron el PP para, en 2014, crear uno nuevo, Vox.
–Y diciendo encima el ministro de Interior, que si no lo excarcelaba él es que iba a prevaricar. Pero hemos sabido, por el libro de Rosa Díez, que Zapatero había pactado eso con ETA. El primer día que llega Rajoy al gobierno se sienta el ministro del Interior con Zapatero, imagina para qué.
–Dice que fue «tramposa» la moción del PSOE contra Rajoy.
–Es que la portavoz del PSOE entonces, que solo tenía 83 diputados y ni siquiera Sánchez era diputado, Margarita Robles, era muy amiga del juez De Prada. Éste metió una morcilla en una sentencia del 'caso Gürtel' de unos municipios, nada que ver con el partido nacional y su financiación, y dijo que el PP había sido partícipe a título lucrativo y que el Tribunal Supremo suprimió tras recurso del PP. Pues esa frase, dice Joaquín Leguina en su libro, que fue Margarita Robles la que le sugirió al juez De Prada que pusiera eso y la que luego sugirió la moción de censura, a la que al principio Sánchez se resistía, y no era ni diputado.
–¿Qué piensa de Pedro Sánchez?
–Parecía que iba a ser un líder socialdemócrata, al estilo de Tony Blair, y decía que nunca jamás tendría a Podemos en su gobierno. Inmediatamente se abrazó a Iglesias, porque decía que no podía dormir ni él ni el 90% de los españoles, y que con Bildu no pactaría jamás nada, y decía que para él lo de los independentistas catalanes no era sedición sino rebelión... pues mira dónde nos ha llevado todo eso. Perdió las elecciones en 2023 y dijo en el balcón de Ferraz «somos más», porque aunque había perdido las elecciones, para él los votantes de Bildu, de ERC y de los comunistas eran votos suyos.
–Cualquier cosa menos que gobierne la derecha en España...
–Eso es un atentado a principios constitucionales como el del pluralismo político. Pedro Sánchez dice que cómo va a convocar elecciones si va a ganar la derecha y la ultraderecha... pues sí, señor, porque el pueblo está contra usted y no puede ni salir a la calle.
Sobre Pablo Casado y Teodoro García Egea
–Frente a Soraya Sáenz de Santamaría, salió elegido Pablo Casado presidente del PP y candidato a La Moncloa y contó inmediatamente con el apoyo y la ilusión de buena parte de la derecha española. Pero en el 2000 usted se da cuenta de que Casado está dispuesto a abandonar la batalla de las ideas: destituye a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz parlamentaria.
–Pablo Casado, después de Rajoy, era un soplo de aire fresco, nombró a Cayetana portavoz del grupo y a Javier Fernández-Lasquetty jefe de su gabinete. Pero los primeros resultados electorales no son buenos. Con lo que había hecho antes de él el PP, se pensaba que el voto al PP no valía para nada después del gobierno de Rajoy y de Soraya. Y entre eso y la influencia del que nombró secretario general, el tal Teo [el ciezano Teodoro García Egea], que había sido campeón de lanzamiento de huesos de oliva... Yo le apoyé al principio, dijo que era ingeniero, que era de origen modesto y que sabía música por su abuela, y a mí eso me gustó, lo que dijo de sí mismo. Pero la influencia de Teo en Casado fue una absoluta desgracia, porque se dedicó a quitar a todos aquellos que tenían apoyo o bien de los afiliados, o bien de los votantes en cada una de las provincias, para poner a gente que se lo dieran todo a ellos por si en un congreso nacional tenían que competir con Ayuso. Ese era su leitmotiv. No querían, de hecho, que celebráramos el congreso de Madrid.
«La influencia de Teo en Casado fue una absoluta desgracia»
–Fue muy contestada por la privatización de servicios públicos. Prometió construir siete hospitales públicos nuevos.
–Eso, que no era nada fácil, lo pude cumplir, dando los terrenos y con concesiones a 30 años, y a los 30 años lo construido y el suelo revierte a la Comunidad de Madrid. Y al final construí 11. Sobre la Ciudad de la Justicia me comprometí a que se hiciera a coste cero del contribuyente. Vino la crisis, se paralizó, y dije que no podía hacerse a coste cero. Y ahora se ha retomado con Ayuso, es el cuarto intento, y espero que tenga éxito.
–¿Ha merecido todo la pena?
–Pienso seguir en política, si Dios me da salud, hasta que muera.
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