Emilio del Río: «Nos perdemos en cosas que nunca han sucedido; debemos darnos prisa en vivir»
El podcast 'Locos por los clásicos', que dirige en RNE, ganó el Premio Ondas en 2024 | Antes, en 2019, el Gobierno de España le concedió la Cruz de Alfonso X el Sabio «por los méritos contraídos en los campos de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación»
Habla claro Emilio del Río, que tiene «doble nacionalidad» riojana y madrileña al haber nacido en Logroño en 1963 pero llevar más de media vida ... y parte de la otra en la capital. Y habla tan claro que da gusto porque es profesor de Filología Latina y Oratoria en la Universidad Complutense. También es director general de Bibliotecas y Museos de la Comunidad de Madrid, aunque eso para él es secundario. A Del Río se le conoce más por haber rejuvenecido el mundo clásico en libros y programas de radio tan reconocidos por el público como premiados por diferentes organismos. El podcast 'Locos por los clásicos', que Del Río dirige en RNE, ganó el Premio Ondas en 2024. Antes, en 2019, el Gobierno de España le concedió la Cruz de Alfonso X el Sabio «por los méritos contraídos en los campos de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación». Cuando llamó a su mujer para darle la buena nueva, con todo el subidón, ella estaba en una reunión y solo acertó a decirle que ya era hora de que reconocieran que su hombre «era una cruz», vuelve a reír. «El humor es imprescindible», defiende. Del latín 'humoris', claro. «Eso también nos lo enseñaron los clásicos». Esta y otras lecciones básicas para el bienestar emocional, escritas hace miles de años y repetidas de forma incansable hasta nuestros días pero que algunos se empeñan ahora en descubrir como un nuevo elemento de la tabla periódica, serán expuestas en el «show particular» que Emilio del Río quiere ofrecer este lunes en el Aula de Cultura de LA VERDAD. «No voy a hablar de mi nuevo libro ('Carpe Diem; autoayúdate con los clásicos'. Espasa)», promete, llevando la contraria a Paco Umbral. Será un debate abierto con sus lectores a partir de las 19 horas en la Fundación Cajamucia, y moderado por el jefe de Cultura del periódico, Manuel Madrid. «Vamos a entrenar nuestras emociones para ser felices; vamos a hacer gimnasia emocional. Y, a partir de ahí, el que quiera puede llevarse una guía para ese entrenamiento, que es 'Carpe Diem'», anuncia.
–Directo al grano.
–Sí. No voy a hablar de teorías, ¿eh? Esto será como cuando vas al dermatólogo, que te dice 'vayamos al grano'. Pues igual. Aquí vamos a ir al grano, con ejercicios prácticos para entrenar las emociones.
–Entrenamientos basados en teorías que están escritas desde hace miles de años.
–Sí, pero yo no cuento quién es Séneca ni quién es Marco Aurelio. Pero sí que cuento lo que nos han dicho para ser felices.
–¿Por ejemplo?
–Que hay que afrontar el cambio; que nada en exceso; cómo hay que afrontar la muerte; como asumir la vejez; la importancia de la amistad; la necesidad de la amabilidad, y no por los demás, sino por uno mismo. Cómo construir relaciones duraderas de pareja. La sencillez... Los clásicos nos enseñaron que lo único seguro en la vida es el cambio. Que hay que controlar la ira. Que vivir es combatir. Que hay que combatir contra las adversidades y muchas veces contra uno mismo. Que no hay que resignarse, frente a esa corriente que parece que algunos venden del estoicismo como resignación. Que no podemos depender de las cosas materiales para ser felices, pero eso no quiere decir que tengamos que prescindir de esas cosas materiales. De la misma forma que todos entendemos que hay que hacer ejercicio para estar bien físicamente, que hay que estudiar para aprender, también las emociones se entrenan. Y esto nos lo enseñaron los clásicos.
–Amabilidad, controlar la ira, sencillez... No parece que estemos en un momento en el que todo esto que usted dice se estile mucho.
–Y algunos parece que han descubierto ahora la pólvora cuando nos hablan del cambio. Cuando nos hablan del 'mindfulness'. Si esto ya nos lo enseñaron los clásicos hace 2.000 años. ¿La meditación? Pero si la única obra que se ha conservado de Marco Aurelio se llama 'Meditaciones'. Con eso está todo dicho. ¿Eso quiere decir que hay que dedicarse todo el día a meditar? No. La vida es un equilibrio. En ese equilibrio tenemos que estar con los amigos, trabajar, disfrutar de la vida. Y tener objetivos en la vida, que es otra de las grandes enseñanzas de los clásicos. Tener líneas claras de trabajo, que también parece que se ha descubierto ahora. 'Nulla dies sine linea'. Con todas estas cosas, lograremos ser felices.
Aula de cultura lunes 26 de mayo
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Qué. Emilio del Río es el próximo invitado al Aula de Cultura de LA VERDAD. Será presentado por el jefe de Cultura del periódico, Manuel Madrid.
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Cuándo. Este lunes, 26 de mayo, a partir de las 19.00 horas.
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Dónde. Fundación Cajamurcia (Gran Vía Salzillo, 23 Murcia). Entrada libre hasta completar aforo (240 butacas).
–Esas referencias clásicas parece que se sustituyen ahora por otro tipo de referentes.
–Sí. El libro en realidad es una defensa contra tanto 'coach' motivacional y tanto gurú de la autoayuda. Estos referentes que salen por las redes, que son estoicos de pacotilla, homeópatas del alma. Cada vez que escucho eso de 'coach' motivacional, echo a correr. Todos estos influencers, o al menos muchos de ellos, te plantean frases facilonas de azucarillo de café para problemas complejos. La felicidad no es fácil ni sencilla. No se resuelve con una frase de azucarillo de café.
–¿Cómo vencer la inmediatez en la era de la inmediatez?
–Esto también es un capítulo del libro. Cómo evitar las interrupciones. Sin redes sociales, sin teléfono, los clásicos ya te dicen que en la vida hay que tener objetivos, y hay que trabajar para ello. Y te dicen que, como no te concentres en lo que tienes que hacer, no vas a llegar a ningún sitio, vas a ser muy infeliz.
«Extraordinaria modernidad»
–Clásico y moderno muchas veces se plantean como antónimos.
–¡No! Yo siempre digo que los clásicos son de una extraordinaria modernidad. Los clásicos son clásicos, pero no antiguos. Y nos ofrecen respuestas de una modernidad extraordinaria. Ahí está el libro, que va por la quinta edición en tres meses. Con una gran respuesta por parte de los lectores.
–El latín, las humanidades en general, ¿corren peligro de extinción o gozan de buena salud?
–Hay demanda de Clásicas. Este curso ha subido la demanda de alumnos matriculados en Clásicas. Hay demanda de profesores de Latín y Griego en los institutos. Y esto en un país, qué paradoja, que no estudia Latín y Griego en los institutos, frente a grandes países de nuestro entorno –Reino Unido, Francia, Alemania, Italia– donde se estudia más Latín y Griego que en España en la ESO y el Bachillerato. No puede ser que la cultura clásica sea optativa en la ESO. El Latín debería ser obligatorio en ESO y Bachillerato, y un poco de Griego. Como pasa en Alemania y Reino Unido, cuya lengua y cultura no vienen del latín. No le digo ya Francia e Italia. Estos países que están por delante de nosotros en PIB y en renta per cápita. Por algo están por delante, y entre otras cosas es por esto. Ir a los clásicos nos ayuda no solamente a ser felices, sino también a formar ciudadanos críticos y libres. ¿Hay algo más importante que eso en la Educación? Quizá por eso se ha quitado hace tiempo en España. Ojo, que en esto coinciden los dos grandes partidos. ¿Peligro de extinción? Yo no diría tanto. Me gusta ser siempre positivo. Pero que en España no se estudia, y debería estudiarse, por supuesto. Al menos, ponernos al nivel de nuestro entorno. Además es que hay demanda de esto. Mi podcast de RNE, 'Locos por los clásicos', es el más escuchado de la cadena, y me dieron el Premio Ondas por ello. No lo digo aquí para sacar pecho, sino para reivindicar que hay demanda.
–Otro clásico. El chaval que llega a casa diciendo que quiere estudiar Filología. O alguna otra carrera de Humanidades. Y sus padres le sueltan eso de 'eso no tiene salidas'. ¿Qué le diría?
–Como a todos, que estudie lo que le guste. Y que luego ya encontrará trabajo. Pero bueno, es que dentro de unos años el 90% de los trabajos no van a tener nada que ver con lo que hay ahora, según nos dicen, ¿no? Pero incluso con Clásicas encuentras trabajo. Ya digo que hay demanda. Y hay salidas profesionales.
–'Carpe diem'. El título de su libro ya es toda una declaración de intenciones.
–Exacto. 'Carpe diem' es buscar siempre el lado positivo de la vida. Eso es clave. Hasta en la peor situación hay una lección que aprender. Siempre. Aunque no te des cuenta. 'Carpe diem' es aprovechar el momento, pero también es vivir plenamente la vida.
–¿Y vivir como si no hubiera un mañana?
–No, al contrario. Vivir plenamente el instante, el momento, la vida. Si estás trabajando, si estás con los amigos, si estás disfrutando... Pero los clásicos también nos dicen que 'ningún viento es favorable si no sabe hacia dónde va'. Esto nos lo enseñó Séneca. También hay que preocuparse por el mañana. Lo que no podemos hacer es preocuparnos por lo que no va a suceder, o no sabemos si va a suceder. La mayor parte de las veces nos preocupamos por cosas que nunca han sucedido y quizá nunca van a suceder.
–Pero, ¿es posible que cada vez haya menos personas que sepan lo que significa 'carpe diem'?
–Bueno, lo puso de moda hace muchos años la película 'El club de los poetas muertos'. Y es uno de los tatuajes que más vemos. Pero yo creo que la gente eso lo tiene claro. Al menos esa frase, que es de las más famosas.
–¿Su frase latina favorita?
–Sin duda, esta. La del libro. 'Carpe diem'.
–¿Alguna 'patada' al latín que no pueda tolerar?
–¡No! Siempre que se dice algo en latín me parece bien, aunque no lo digan bien [risas]. Que se hable latín, aunque a veces se hable mal. Si es que hablamos latín todo el día, aunque no nos demos cuenta. Muchas de las palabras que utilizamos en el día a día no han cambiado en los últimos 3.000 años. Año, palabra, amor, humor, antena, radio... Si nos ponemos, no acabamos.
Clásicos 'tuiteros'
–¿Se imagina a Sócrates, Horacio o a Séneca con móvil y redes sociales?
–Ya he dicho en alguna ocasión que muchos de estos sabios tenían pensamiento Twitter. Séneca y Marcial, por ejemplo, escribían con pensamiento Twitter, con frases cortas. Ovidio era más de Instagram. Horacio, por ejemplo, sería más de TikTok. Cambian los formatos, pero los contenidos, la forma de comunicación, no ha cambiado.
–Hablaba antes de la necesidad de estudiar Latín de forma obligatoria en los institutos. Usted es profesor de Filología Latina, y su especialidad es la Oratoria. Pero esto en niveles de Secundaria y Bachillerato también es una rareza, ha caído en el olvido. Y parece que cada vez nos cuesta más hablar en público.
–Sí. Debería ser obligatorio enseñar Oratoria en los institutos. Es una técnica. No es un arte. Es una técnica, y se aprende. Es una cuestión de practicar.
–Su amor por los clásicos, ¿de dónde le viene?
–Como suele pasar en muchas ocasiones, de haber tenido buenos profesores que me hicieron amar el mundo clásico y las humanidades. Y, por otro lado, por las lecturas. Y leyendo pensé que era un mundo útil y, sobre todo, divertido. Porque los clásicos son divertidos. Decidí habitar en este mundo. Los clásicos nos ayudan a entender el mundo moderno, y también a nosotros mismos. Los libros con los que me inicié fueron 'La Odisea', 'La Eneida', Catulo, Ovidio, Demóstenes...
–¿Qué le parece urgente?
–Vivir. Vivir es urgente. Debemos darnos prisa en vivir. El último capítulo del libro, precisamente, es 'Date prisa en vivir'. Me pregunta usted esto y yo a lo tenía escrito. Nos perdemos muchas veces con muchas cosas y nos olvidamos de lo importante que es vivir. Nos perdemos en cosas que nos preocupan y que nunca han sucedido, como le decía, lo cual no quiere decir que hay que ocuparse de las cosas. Pero hay que vivir.
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