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El escritor Benjamín Prado. j. m. garcía

Benjamín Prado: «El 90% de las personas son buenas»

El autor de 'Los treinta apellidos' participa hoy, en la Fundación Pedro Cano de Blanca, en el ciclo 'Río de letras'

Martes, 19 de junio 2018, 03:11

Le hace caso a su maestro, que ya no puede 'regañarle' pero cuya imagen de marinero en tierra, pletórico de luz y ganas de vivir, le acompaña siempre. «Niño, tómate muy en serio tu obra y muy en broma a ti mismo», le decía el universal poeta Rafael Alberti al también poeta, y narrador, Benjamín Prado (Madrid, 1961). El autor de 'Los treinta apellidos' (Alfaguara) se dice a sí mismo: «Recuerda que no hay nada que no pueda ocurrir cualquier día». Amigo de escritores, contadores de cuentos, músicos, bohemios, ancianos sabios, compañeros de camino, enemigos de la barbarie y amantes de amar, Prado aconseja a la gente que quiere: «No te conformes nunca con alguien que no piense que tú eres una llama más antigua que el fuego, que tú eres su razón para vivir». Una cosa tiene clara: «Respeto lo que hace la gente para ganarse la vida, porque en este mundo cada vez es más difícil poder pagar la hipoteca, el colegio de tus hijos y la comida diaria, pero es doloroso renunciar a tus principios para mantenerte a flote, te empiezas a caer mal. Confío en poder mantenerme a flote pudiendo mantener mis principios». Hoy, a las 20.30 horas, en la Fundación Pedro Cano de Blanca, participa en el ciclo 'Río de letras', que organiza el Ayuntamiento de la villa. Viene a esta cita encantado: «Yo en tierras murcianas me siento siempre muy bien».

  • Quién Benjamín Prado.

  • Qué Participa en el ciclo literario 'Río de letras'.

  • Dónde y cuándo. Fundación Pedro Cano, en Blanca. Hoy, a las 20.30 horas.

-¿Cómo le gustaría que el público saliese, hoy en Blanca, del encuentro que usted protagonizará?

-Mi maestro Alberti, que alardeaba de que siempre hacía más de 135 recitales de poesía al año, camino de un acto siempre decía: «Hay que conseguir que la gente lo pase bien». Eso es lo que yo me propongo, que la gente lo pase bien. En esta vida, pocos lujos hay tan sofisticados como el de ser escuchado; en este mundo nadie escucha a nadie cuando habla el otro, sino que ya se está pensando en lo que vamos a decir nosotros después. El ser escuchado es algo que no dejo de considerar nunca un lujo. Y se lo agradezco mucho a la gente que viene a estar conmigo un rato para hablar de cosas que nos importan: la literatura, los viajes, la música, los amigos, la risa...

«Siguen existiendo muchas empresas que continúan explotado a la gente»

-¿Qué se propuso cuando escribió 'Los treinta apellidos', la nueva novela de la saga que protagoniza el profesor de Literatura y detective Juan Urbano?

-Me gustaría que cada uno de los diez volúmenes de los que se compondrá la saga ronde un género literario. 'Ajuste de cuentas', por ejemplo, es una novela negra de manual. Con 'Los treinta apellidos' me tocó hacer lo que, desde el principio, más me apetecía de todo, si bien quise esperar a estar bien preparado: escribir una novela de aventuras. En este caso, una novela de piratas, de negreros, que explica cómo muchas de las grandes fortunas españolas empezaron de una manera nada ejemplar; por ejemplo, con el tráfico de esclavos. Hablo de la historia real de una familia catalano-gallega, los Espriu-Quiroga. En el caso de los Espriu, el lector se encontrará con un pirata llamado Joan Marysteni, que entre otras cosas se cargó la cultura de la etnia rapanuí. Apareció con su barco por la Isla de Pascua, se llevó a casi todos los hombres de allí y acabó con los sacerdotes que estaban en el lugar, bien porque los mató o porque murieron en las bodegas del barco o en las plantaciones a las que se los llevaron. Y ellos eran los que tenían el secreto de la lengua rapanuí, y por eso hoy en día nos seguimos preguntando qué demonios son esos ídolos estupendos [los misteriosos moais] que están en esa isla.

«Hemos tenido mala suerte, nos ha gobernado gente que no nos merece»

-¿Y en el caso de los Quiroga?

-Por parte de los Quiroga, conoceremos a un personaje llamado Urbano Feijóo, a quien se le ocurrió la idea, cuando la cosa se empezó a poner complicada en Cuba y tuvieron lugar las rebeliones de los esclavos negros, de repoblar los ingenios azucareros con gallegos. Fletó varios barcos repletos de gallegos, a los que engañó diciéndoles que iban allí en calidad de colonos, cuando en realidad iban en calidad de esclavos. Murieron como chinches.

Explica Benjamín Prado que su nueva obra «no es una novela ni contra el dinero ni contra los ricos, lo cual sería una estupidez porque hay mucha gente que utiliza el dinero de forma honesta para crear riqueza y puestos de trabajo».

-¿Qué denuncia con ella?

-La verdad: que hoy en día siguen existiendo muchas empresas, españolas y no españolas, que continúan practicando formas de neocolonialismo y explotando a la gente. Y a mí, eso me sigue indignando muchísimo.

-¿Qué persigue con sus obras literarias?

-Hacer felices a otros, lo cual quiere decir contribuir a su inteligencia, a su conciencia, a su cultura y a su diversión. Todas esas cosas me las han dado a mí los libros que más amo y que van conmigo a todas partes, o físicamente o en mi cabeza, pero que conmigo van.

-¿Esperanzado con el cambio de Gobierno?

-Desde luego, porque España había caído en un estado de pesimismo notable. España es un país muy alegre, lleno de humor, de iniciativas y de personas trabajadoras que necesitan ilusión para seguir adelante, y tanta tristeza y tanta corrupción nos ha perjudicado mucho. Y hablando del mundo del dinero, que antes le citaba, había quienes nos vendían que la llegada al Gobierno de un partido sin una mayoría suficiente de escaños iba a ser una noticia pésima para los mercados; y no, porque lo primero que hicieron los mercados fue ponerse contentos. También, lo primero que hizo la banquera jefa Ana Patricia Botín fue publicar un tuit entusiasta sobre el nombramiento de la nueva ministra de Economía [Nadia Calviño ]. Y si estamos bendecidos por Ana Patricia ya nada puede ir mal [risas].

No lo duda Prado: «Hemos tenido mala suerte, en el sentido de que nos ha gobernado gente que no nos merece. Soy muy optimista con respecto a nosotros mismos, sí, porque insisto en que España es un país extraordinario, donde se trabaja mucho y bien y donde abunda el talento. Y otra cosa: pienso que un país que recibe a 80 millones de turistas al año no debería tener problemas, y si los tiene es porque algo no se está haciendo bien».

Lo mejor y lo peor

-¿Qué?

-Quizá es cierto que lo mejor que tenemos es también lo que peor tratamos. España tiene dos petróleos, que son el turismo y la cultura, y no sé si alguno de los dos recibe por nuestra parte el tratamiento que se merece. Los españoles tenemos a Cervantes, a Quevedo, a Góngora...; contamos con unos clásicos maravillosos en los que podemos encontrar todas las respuestas, y sin embargo no creo que seamos muy conscientes de esa riqueza cultural.

-¿Y sus placeres?

-Con los años, uno va sumando pérdidas, defunciones, ausencias y distanciamientos, así es que la ausencia de dolor es uno de los mayores placeres que existen. Y, después, el placer se puede encontrar en tantos sitios: en las personas, en los libros, en los alimentos, en los viajes... Yo procuro disfrutar de cada paisaje, de cada comida, de cada conversación, de cada viaje, de cada lectura. Qué placer: abrir los ojos y encontrarte con cosas que te gustan.

-¿Qué no entiende usted de ninguna manera?

-La falta de empatía, no entiendo a esa gente que no es capaz de conmoverse ante los problemas de los demás; y, bueno, ya ni le cuento lo difícil que me resulta comprender cómo también hay gente que es capaz de causarlos, lo cual es todavía peor.

-¿Por qué afirmación suya pondría la mano en el fuego?

-El 90% de las personas son buenas.

-¿Es usted miedoso?

-No soy miedoso, lo que soy es cobarde.

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Benjamín Prado: «El 90% de las personas son buenas»