«Íbamos de casa en casa y, al trovar, nos daban tortas y comida»
El longevo integrante dela cuadrilla de Aledo cumple mañana 108 años rodeado de familiares, amigos y vecinos
Paco Espadas
Aledo
Miércoles, 12 de febrero 2020, 18:31
Se lo ha pedido a Santa María la Real, a San Agustín y a otra serie de figuras celestiales: «Que me den un añico ... más», reza cada año cerca de su cumpleaños. Juan Tudela, más conocido como Tío Juan Rita, es una de las personas más longevas de la Región de Murcia, y si el santo de turno al que se lo ha pedido lo estima oportuno, este viernes, día de San Valentín, cumplirá la friolera edad de 108 años.
Natural de Aledo, aunque en la actualidad reside en Totana, Tudela ha destacado por su figura, su ingenio y sus letras improvisadas con la cuadrilla de Aledo, la misma en la que ahora le sustituye su 'nieto artístico' Javier Andreo, actual alcalde de Aledo.
Más conocido por su apodo, 'Rita', que por sus apellidos, explica Tudela que el apelativo proviene de «cuando un pastor entra al corral para ahijar a una borrega y observa cómo el animal recién nacido cae al suelo y la madre le lame. Para quitar a la madre y que deje de lamer, se coge el cordero recién nacido de las dos manos de delante, y en ese momento, para que la madre sepa que el pastor se lleva el animal, comienza a decir: 'Rita, rita, rita'. Es una palabra de territorio murciano», asevera Tudela, cuyo apodo heredó de su tatarabuelo.
«Mi padre y mi madre eran de Los Allozos, pedanía de 'Aleo', que no de Aledo, porque en las coplas se dice Aleo», apunta de sus raíces familiares. Su abuelo materno fue 'trovero pascuero' y de esta vena, piensa Tudela, que le viene la afición de trovar. «Con nueve años, los zagales cogíamos latas y calderos, y con un palo hacíamos el ruido de pascua. Íbamos de casa en casa y, al trovar, nos daban tortas y comida. Así fueron mis inicios intentando rimar cuatro versos», recuerda el trovero, el único de su familia que ha seguido esta tradición. De sus tres hijos -uno de ellos ya fallecido- ninguno se ha interesado por el mundo del trovo. No obstante, la historia de Juan Rita va más allá de su pasión musical.
«Con seis años me pusieron a trabajar de pastor con un rebaño de veinte borregas, pero ellas podían conmigo»
Su padre falleció cuando él contaba con poco más de cinco años, dejando tres hijos: «Mi madre no tenía dónde caerse muerta, y la mujer se dedicó a limpiar casas por diferentes parajes, a lavar la ropa de labradores..., todo para que le dieran un cacho de pan o un kilo de harina», relata.
«Con tan solo seis años me pusieron a trabajar de pastor en la Huerta Nueva, con un rebaño de veinte borregas, y al año siguiente me pusieron cincuenta, pero ellas podían conmigo. Yo ero muy pequeño para dominarlas y ahí vino la ruina, porque, de vez en cuando, se perdía alguna, y si faltaba una cabeza, el encargado me hinchaba a palos», recuerda amargamente Rita.
Un puro y una copa
El trovo, sin embargo, le ha dado muchas alegrías: «'Al Javi', mi nieto artístico, le miro como a uno de mis nietos verdaderos. Le conocí una vez que vino de visita a Aledo El Patiñero. Como yo me encontraba enfermo y no tenía rival, llamaron 'al Javi', y allí nos hicimos amigos y contrincantes. Siempre le digo que se pelee en broma con el trovo, pero que si le buscan que le encuentren», explica Rita de su relación con Javier Andreo.
Hasta hace unos años cocinaba, y se hacía, según asegura, sus propios guisos, como un buen cocido o unas patatas fritas caseras, que aprendió a elaborar durante la Guerra Civil, en la que estuvo como cocinero en el bando republicano.
«Dice el señor del sombrero / que la vida crece y mengua, / yo nunca he tenido dinero, / pero siempre fui un caballero»
En el futuro, confiesa, «puede que me recuerden como un ser más tonto que un arado, pero habrá quien diga que como el Tío Juan ha habido pocos», expresa. Entre los pequeños caprichos que todavía se permite, no faltan los puros y el coñac: «No dejo un día sin fumar un puro. Me regalan marcas como Cohiba y Montecristo, aunque dicen que es malo para la salud», relata el trovero de Aledo incluyendo en el lote la copa de brandy, de la que describe: «Tiene que ser grande, de balón y vidrio fino».
En 108 años son muchas las rimas que Rita ha realizado. Esta es una: «Dice el señor del sombrero / que la vida crece y mengua, / yo nunca he tenido dinero, / pero siempre fui un caballero»
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