Excavando en las minas del franquismo
Dos catedráticos de la Universidad de Murcia dirigen a un amplio grupo de especialistas que indaga las claves de una actividad de especial trascendencia entre 1939 y 1975 en territorios como la Región de Murcia
Medio centenar de investigadores de distintas universidades españolas se han puesto a excavar en distintas fuentes para sacar a la luz un preciado mineral ... histórico que faltaba en la superficie: la crónica minera durante el franquismo. El trabajo presta especial atención a regiones como Asturias, Andalucía y Murcia, «donde la minería tuvo un peso estratégico y dejó profundas transformaciones económicas, sociales y medioambientales», explica el catedrático de la Universidad de Murcia (UMU) Ángel Pascual Martínez Soto, uno de los investigadores principales de este proyecto coordinado. El trabajo, precisa el también catedrático de historia de la UMU Miguel Pérez de Perceval Verde, «aborda cómo el régimen franquista organizó, explotó y reguló este sector clave en su modelo productivo».
A pesar de que la minería «ha sido una actividad de primera magnitud en la España contemporánea», gracias a la que el país llegó a ocupar «un lugar privilegiado en la extracción de diversos minerales (plomo, mercurio, cobre, hierro, zinc, wolframio...)», su trascendencia «no se ha correspondido con un análisis en profundidad de su evolución e impacto socioeconómico». De ahí que el conjunto de especialistas implicados echase manos de sus botas de seguridad investigadora, de los cascos de científico y de los taladros de conocimiento para horadar vetas de saber con la misión de sacar a la luz un material histórico de primera magnitud.
Los expertos Martínez Soto y Pérez de Perceval Verde codirigen desde la UMU a este «equipo amplio y diverso, formado por más de cincuenta investigadoras e investigadores de distintas universidades de todo el país» con el objetivo último de «comprender el papel de la minería en la configuración del desarrollo económico autoritario y su legado económico, social y medioambiental en los territorios donde operó», abunda Martínez Soto. «Desde el principio, tuvimos claro que el estudio de la minería franquista requería una mirada colectiva, interdisciplinar y territorialmente descentralizada», añade su compañero.
La minería dejó profundas transformaciones económicas, sociales y medioambientales en regiones como Asturias, Andalucía y Murcia
Pérez de Perceval precisa que este proyecto es en realidad la continuación de un trabajo coordinado de investigación sobre la minería contemporánea, que ya inició en 2011 un grupo de investigadores de distintas universidades españolas en disciplinas tan diversas como Historia Económica, Derecho, Ingeniería Minera, Geología, Arquitectura, Sociología, Geografía y hasta en Medicina y Nutrición, entre otras.
Con este equipo tan variado, argumenta el experto, «se intentan abarcar los elementos más relevantes de la evolución de la actividad minera», y cita como ejemplos el desarrollo productivo y empresarial, la inversión nacional y extranjera, la específica mano de obra, el desarrollo de los núcleos mineros y las externalidades ambientales.
Pese a haber sido «una actividad de primera magnitud en la España contemporánea», aún no se había estudiado en profundidad
Tras analizar la minería del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX en España, la fase actual del estudio se centra en la evolución de esta actividad del sector secundario en el periodo franquista, comprendido entre 1939 y 1975, e incluidos sus antecedentes. El amplio campo que abarca y el alto número de personas implicadas llevó a los investigadores a perforar el yacimiento de saber que tenían por delante a través de tres galerías, en forma de subproyectos coordinados encargados de las diferentes facetas de la investigación: «Producción y empresas, organización laboral, movimientos migratorios y núcleos mineros, siniestralidad, contaminación y efectos ambientales».
Reconstrucción tras la guerra
El periodo franquista compone, en este ámbito, «un campo de estudio con múltiples dimensiones aún poco exploradas de manera sistemática», en palabras del catedrático Martínez Soto. La investigación, en este contexto, atiende al «papel de este sector en la reconstrucción económica tras la Guerra Civil, su vinculación con los procesos de autarquía, represión política y organización laboral, y su contribución a la industrialización y al desarrollo energético del país». Todo ello, prosigue, «lo convierte en un objeto de análisis de gran interés». El mismo que el propio régimen tuvo sobre la actividad minera, afirma Pérez de Perceval, quien recuerda que la primera sociedad que creó el Instituto Nacional de Industria, cuando fue fundado en 1941, a comienzos del periodo franquista, fue la Empresa Nacional Adaro de Investigaciones Mineras.
El trabajo aborda cómo organizó, explotó y reguló el régimen franquista «este sector clave en su modelo productivo», explica el catedrático Pérez de Perceval
«La trascendencia de esta etapa es enorme en todos los aspectos», revela Martínez Soto, que pone como ejemplo la promulgación en 1973, dentro de este periodo, de la ley minera todavía vigente.
El propósito último del trabajo encabezado por los expertos del grupo de investigación de Historia Económica de la UMU es «arrojar luz sobre las condiciones de trabajo, las relaciones entre el capital y el trabajo, la evolución tecnológica, las políticas de planificación económica minera», entre otros, junto a elementos como «la trascendencia en este periodo de una minería nacional, con una importante participación de los bancos en las iniciativas extractivas».
En el estudio, intervienen especialistas en Historia económica, Ingeniería Minera, Derecho, Geología, Arquitectura, Sociología, Geografía y hasta en Medicina y Nutrición
Los directores de la investigación inciden en «el importante papel de la intervención estatal, donde sobre todo destaca la creación de la empresa estatal Hunosa», encargada de absorber y controlar «uno de los sectores más relevantes de la época: la minería del carbón». También fue importante la extracción de plomo, «que, en la Región de Murcia, conoció un renacimiento en el que destacó, primero, el apellido Celdrán y, posteriormente, la Sociedad Minera Metalúrgica Peñarroya España, con todos sus elementos positivos y negativos», recuerda el catedrático Pérez de Perceval.
La vinculación del sector con el proceso de represión política y la organización laboral durante la dictadura conforma uno de los parámetros estudiados
El patrimonio industrial legado por la actividad minera es un elemento al que los investigadores también aluden. Su aprovechamiento, resume Martínez Soto, «supone un reto, una necesidad y una gran oportunidad para diferentes cuencas».
En grandes líneas, el proyecto «responde a la necesidad de reconstruir, con rigor académico y fuentes documentales sólidas, un capítulo fundamental de la historia económica, social y política del siglo XX español», suscriben sus directores. «Este esfuerzo no solo busca contribuir al avance del conocimiento científico, sino también a una memoria más completa y plural de las transformaciones sufridas por los territorios mineros» a nivel estatal. Es el tesoro del conocimiento que se fue pergeñando, en esta ocasión, casi literalmente bajo tierra.
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Las huellas de la minería son aún visibles en La Unión, Mazarrón, Águilas y Lorca
La investigación sobre la historia minera «resulta especialmente pertinente en una autonomía como la Región de Murcia, donde esta actividad tiene un pasado de gran envergadura y un fuerte arraigo territorial», explica el catedrático del grupo de investigación de Historia Económica Ángel Pascual Martínez. Los resultados del trabajo que han emprendido para indagar en este pasado «no deben quedar confinados al ámbito universitario, sino que han de contribuir activamente a la recuperación, interpretación y valorización del patrimonio industrial minero», afirma. Este enfoque sobre la información que van obteniendo en el estudio, que Martínez codirige con el también catedrático del mismo grupo Miguel Pérez de Perceval, «cobra pleno sentido en municipios como La Unión, Cartagena, Mazarrón, Águilas o Lorca, donde las huellas del pasado minero son aún visibles en el paisaje, la arquitectura y la memoria local».
Pérez de Perceval insiste en que una investigación rigurosa sobre las formas de explotación, la organización del trabajo, la tecnología utilizada o las condiciones de vida en las zonas mineras puede ofrecer herramientas útiles para enriquecer los discursos museográficos, diseñar itinerarios culturales y reforzar la identidad territorial de estas zonas estudiadas.
«La puesta en valor de este patrimonio como base para un turismo cultural minero, articulado en torno a museos, centros de interpretación, recorridos por antiguos yacimientos o espacios industriales rehabilitados, representa una oportunidad de desarrollo sostenible para muchas de estas localidades».
Además, añade Martínez, «permite construir un relato histórico más completo, conectado con el contexto nacional y europeo, que sitúe Murcia en el mapa de los territorios que apuestan por una valorización crítica y cultural de su pasado industrial».
En este marco de transferencia del conocimiento, el grupo de Martínez y Pérez de Perceval organizó hace un año unas jornadas sobre patrimonio industrial minero en La Unión, junto con el Ayuntamiento de la ciudad y el Instituto de Turismo de la Región de Murcia, en el que participaron representantes de las concejalías de Turismo de los principales municipios mineros de la Región, entre los que figuran Cartagena, Mazarrón, Águilas y Lorca, junto con expertos nacionales en la gestión y valorización del patrimonio minero.
Turismo cultural e industrial
El propósito de esta iniciativa era fortalecer la relación entre la universidad y el territorio y abrir líneas de trabajo conjuntas sobre turismo cultural minero. «Además, el grupo ha producido una exposición itinerante sobre la historia de la minería en España durante los siglos XIX y XX, inaugurada en la Universidad de Murcia y que posteriormente viajó a La Unión y Mazarrón y, actualmente, se encuentra expuesta en la Universidad de Almería, reforzando así el compromiso con la difusión pública del conocimiento histórico».
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