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Los rayos de sol se cuelan en el santuario de La Nariz durante el solsticio de invierno; arriba, fragmento cerámico con la 'diosa de Salchite'. J. A. O.

La cueva sagrada desvela su magia

La protección del santuario rupestre de La Nariz, en Moratalla, salda una deuda con un yacimiento clave para comprender la religiosidad de la cultura ibérica

Lunes, 19 de abril 2021, 02:07

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Una vez al año los rayos de sol se cuelan dentro del abrigo que acoge el santuario rupestre ibérico de La Nariz (Campo de San ... Juan, Moratalla) para iluminar las piletas que, modeladas por la mano del hombre, recogen el agua que aflora de la piedra en el interior de la cavidad. La roca de la entrada también fue ligeramente tallada para permitir que ese fenómeno solo ocurriera durante el ocaso del solsticio de invierno. Quienes modificaron esa apertura creían que aquel era un espacio sagrado, y hasta allí acudían en una especie de romería, pese al complicado ascenso al enclave, a una altitud de 1.300 metros, para celebrar comidas comunales, ofrendas y libaciones. Más de 5.000 restos de cerámica, fracturada de manera intencionada, dan cuenta de esos rituales, como comprobó el arqueólogo José Ángel Ocharan, uno de los principales estudiosos de La Nariz.

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